Capítulo 4

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El día pasó y, entre dolorosas miradas furtivas, dos hermanos que se habían extrañado demasiado fingieron que eran tan solo una señorita de familia y su mucama.

Volvieron a la casa y Katsumi no logró escapar para encontrarse con Sougo. Ezurako la vigilaba, a pesar de parecer que dormía con los ojos abiertos de horrorosa manera.

"Debo decirte algo importante" escribió y envió en un mensaje luego de fallar en que Sougo le tomara la llamada, pero tampoco obtuvo una respuesta.

Se fue a la cama desilusionada. En menos de un día habían pasado muchísimas cosas que la alteraron y pretendía calmar con un abrazo de su amado, pero de su amado ni sus luces, así que se sentía en serio desilusionada.

Así fue el viernes, el sábado no fue distinto y mucho menos el domingo. Sougo no se reportaba, ni siquiera respondía a los mensajes ni llamadas de la chica.

El lunes que Ezurako tomó el día libre, Katsumi pudo escapar de nuevo de la casa y caminó por demasiadas calles deseando encontrarse con el chico de cabellos castaños y ojos tenebrosos, pero no dio con él, solo se topó a una anciana que vendía adivinaciones.

Katsumi no creía en ese tipo de cosas, pero le apenó la vieja y le compartió un poco de su tiempo y comida.

—Gracias por todo, linda niña —dijo la mujer cuando se despedían—, eres una buena persona, rezaré siempre porque tú y tu descendencia estén siempre con salud y abundancia.

—¿Descendencia? —preguntó la chica intrigada.

—Estás embarazada.

—¿Qué? ¡No!

—Por supuesto que lo estás —aseguró la anciana—, no puedes engañar a esta vieja, puedo leer en tu rostro que esperas el hijo del hombre que amas.

—No puede ser —musitó Katsumi—, de verdad que no puede ser. ¿Cómo lo cambio?

Esa pregunta, que surgió de la nada en el aparente nerviosismo de la chica, hizo que la mujer riera a plenitud.

—No quieres deshacerlo —aseguró la mujer—. Tienes en tu ceno la clave de tu felicidad, solo tienes que afrontar tus tres problemas actuales.

—¿Cuáles tres problemas? —preguntó la confundida chica.

—Estoy segura de que sabes cuáles son esos tres problemas —mencionó la anciana—, esfuérzate en salir bien librada de ellos, entonces la felicidad será toda tuya.


* *


—Tres problemas, tres problemas... —la única cosa en la cabeza de la chica azabache que cruzaba calles y avenidas como si hubiese perdido la cordura, o el espíritu.

—¿Qué es lo que murmuras? —preguntó una voz conocida que le espantó cuando cruzaba un solitario parque.

Estaba bastante oscuro, y no se veía nadie en el lugar, así que de pronto Katsumi pensó en un fantasma, luego descubrió que era ese chico que no le respondía las llamadas.

—¡Tenemos tres problemas! —respondió la chica a pesar de que no tenía claro cuál era el tercer problema que debían enfrentar.

Los otros dos seguramente eran el compromiso de ella con Hijikata y el embarazo.

—¿En serio? Hasta donde sé, yo solo tengo un problema, y ese es que la chica que amo eligió a otro hombre para casarse. 


Continúa...

TENEMOS TRES PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora