Capítulo 7

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—Insiste en su historia —dijo Hijikata entrando a la sala donde Kondou y Sougo esperaban que terminara el interrogatorio del vicecomandante—. Insiste en que se encontró con él recientemente y no sabe nada de los propósitos de la familia Hinatori. También dice que no tiene propósitos propios.

—No puedes creerle —gruñó Sougo—. Es hermana de Katsura, y me estuvo engatusando para luego terminar solicitando matrimonio contigo. Algo debe haber.

—A propósito de su hermano, sigue preguntando por él —dijo el endemoniado comandante—. ¿Debería decirle la verdad?

—Por supuesto que no —respondió el capitán Okita—. Es mejor que piense que está muerto. No podemos decirle que ese idiota, aun estando grave, logró escapar. Seguro que si lo sabe a salvo la perdemos sin que suelte la sopa.

—Yo creo que ella no miente —habló de pronto el comandante del Shinsengumi.

—¿Por qué lo piensas? —cuestionó Hijikata y Sougo creyó que su comandante era en serio idiota.

—La familia Hinatori desapareció dejándole atrás, además, no parece mentir. Si fuese el caso no estaría sufriendo por pensar a su hermano muerto, solo hubiera fingido que sí lo entregó y continuado con el plan de ese hombre —informó Kondou—. Además, los rumores sobre el cabeza de la familia Hinatori no son muy agradables.

El azabache asintió. Conocía esos rumores y, algo en la mirada y el llanto de esa chica, le empujaba a creer en ella también.

Pero Sougo no le creía, para él estaba claro que ella solo quería infiltrarse entre ellos de alguna manera, primero lo había utilizado a él, y luego falló intentando con Hijikata.

» Igual hay que mantenerla en custodia por un tiempo —terminó de hablar el gorila—, puede que Katsura venga a por ella. Será una buena oportunidad.


* *


—¿Planeas morir de inanición? —cuestionó Hijikata viendo el plato de comida del día sin ser probado siquiera, situación que se había repetido desde dos días atrás que se había frustrado el compromiso y ella había sido arrestada—. Si no comes no tendrás fuerza para lo que sigue.

—No necesito fuerzas para morir —declaró una chica tan mareada que incluso su propia voz la escuchaba entre ecos.

—No sabes cuándo sucederá eso —alegó el azabache—, la burocracia es cosa tardada. En serio creo que morirás de hambre antes de que tu juicio comience.

—Pues deberías matarme ahora —dijo Katsumi—, igual ya no queda nadie esperando a por mí. Oye, Hijikata san, ¿podrías matarme, por favor?

—Lo lamento —se disculpó el hombre—, no soy alguien condescendiente, en realidad. Si cometiste algún crimen deberás pagarlo como la ley mande. No haré justicia por mi propia mano jamás. Eso no es lo que hace un policía.

—¿Y, si no es lo que hace un policía, por qué Sougo trató de matarme y mató a mi hermano? —cuestionó la chica sintiendo que no duraría mucho consciente.

—Cierto, déjame corregir. Eso no es algo que hace un buen policía... Sougo es de los malos —declaró Hijikata Toushiro.

Katsumi sonrió usando lo último que quedaba de su energía para abrir los ojos, fallando en el intento. 


Continúa...

TENEMOS TRES PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora