Capítulo 1

187 16 0
                                    

Volvió a buscarle con la mirada, y se encontró con unos ojos marrón rojizo mirándole fijo. No pudo evitar sonreír, como tampoco pudo evitar sonrojarse. Tenían más de media hora en ese juego de miradas que terminaba en risitas por parte de ella y algún gesto sexy por parte de él.

Se encontraban en una sesión extraordinaria para tratar algunas idioteces políticas, sociales y para fortalecer sus relaciones laborales; no entre ellos, sino entre las personas a las que ellos escoltaban.

El shinsengumi iba protegiendo al Shogun, ella acompañaba a uno de la decena de personas de alto rango y mucho dinero que negociaban con otros fuertes políticos.

—¿Aprendiste algo? —preguntó el hombre que se detenía a medio pasillo cuando salían.

Ella, siguiendo con la mirada al joven con quien había coqueteado toda la reunión a la que no había puesto la más mínima atención, asintió informando que debía ir al baño y se retiró a paso veloz siguiendo los pasos de uno que perdió de vista cuando el dobló una esquina.

La chica caminó con rapidez por infinidad de pasillos hasta la salida, donde suspiró al no ver a nadie.

—Que acosadora —dijo una voz nasal y burlona detrás de la chica, provocándole sobresaltarse de tal manera que su cuerpo respingó visiblemente.

—Yo no... yo... no... ¿Qué? —preguntó ella ahogada, y tan rápido como su lengua daba.

Sougo sonrió acercándose mucho a la chica, rodeándole con una mano la cintura, provocando que ella se olvidara de como respirar al momento de cerrar los ojos.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó el capitán del primer escuadrón del shinsengumi al separarse de ella.

La pelinegra abrió sus bellos ojos oscuros para ver el burlesco rostro del chico que, no sabía cuándo, le había sacado el celular de la cinta que llevaba amarrada a la cintura.

Y, aunque tal vez debió enojarse por tan grosera reacción, solo se alegró de poder ver tan de cerca semejante bello rostro.

—Esperaba que me robaras un beso —dijo intentando ocultar su emoción por que el otro estuviera intercambiando números con ella—, no que me robaras el celular.

Dicho esto, segura de que ya tenía la información de contacto del otro, le sacó el celular de las manos al chico de uniforme.

—¿Cómo se lee esto? —preguntó Sougo girando solo un poco su propio celular.

Por instinto, ella se acercó a la pantalla, quedando bastante cerca del chico que también acercó el rostro a la pantalla de su móvil.

—Es Katsumi —informó ella girando a encontrarse con los ojos del otro a un par de centímetros de los de ella—. Soy Katsumi Ko... Hinatori. Katsumi Hinatori.

—¿La pausa fue porque mientes? —cuestionó Sougo alejándose un poco.

Solo le habría creído que se trabó en su nombre si a alguien en el mundo entero le pasara eso.

—Cambié de apellido —explicó la chica—. La familia Hinatori me adoptó cuando mi abuelo falleció, antes de eso éramos solo él y yo; mi hermano podría, o no, andar por ahí.

—¿A qué te refieres con eso?

—Peleó en guerra contra los amanto recién llegaron ellos a la tierra. No sabemos qué pasó con él después de eso, o si es que hubo algo para él después, pues nunca volvió a casa. Podría estar muerto.

Sougo no dijo nada. Sabía del dolor de perder a la familia, le había pasado, y la expresión de la chica, junto a sus tranquilas y temblorosas palabras, le daba la sensación de que estaba pisando terreno minado, y no quería terminar explotando.

» Como sea —continuó Katsumi espantando su propia melancolía—, no intento ocultarte nada, es en serio que cambié de apellido hace nada, así que no me acostumbré aún.

—Voy a aceptarlo solo porque eres bonita —dijo Sougo en un tono casi grueso de voz.

Katsumi sonrió y, al ver al hombre que había acompañado al lugar, se despidió con una reverencia, presionando suavemente contra sí el celular que sostenía con ambas manos.

—El shinsengumi, ¿eh?—balbuceó el hombre viendo ir hacia él a la chica y al sujeto uniformado, que parecía haber estado hablando con ella, ir en sentido contrario a ellos. 



Continúa...

TENEMOS TRES PROBLEMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora