Capítulo 9

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El resto de clases transcurrieron muy lentamente para Sarah. No se podía quitar de la cabeza lo que pasó en Lengua. Estuvieron cogidos de la mano toda la hora y cuando sonó el timbre que indicaba la quinta hora, Aston se despidió con un beso cálido en la frente, el primero que le daba él de muchos que llegarían con el tiempo.

Aunque respondió bien todas las preguntas que le hacían en Matemáticas y Química, su mente empezaba a fantasear con ese chico. El chico de ojos de mar que no se podía quitar de la cabeza. El mismo chico al  que le había contado su pasado marcado por las bromas y su soledad.

En ese mismo instituto, en otra clase, ese mismo momento...

- Señor Aston, le estoy haciendo una pregunta. - dijo la grave voz del profesor de Historia, el señor Patker.

- ¿Q-qué? - dijo con un sobresalto Aston. El resto de la clase rió - Perdone, profesor. ¿Me puede repetir?

- Está claro que no está atento a la clase, señor Jonhson - el profesor Parker llamaba por su apellido cuabdo estaba molesto. Era como un toque de atención - A ver, usted señor William, ¿puede responder o está en la luna como el señor Jonhson?

William contestó bien, así que el profesor dejó tranquilo a Aston. Vía libre para seguir pensando en ella. Le encanta, de eso está seguro. Que delicadas tiene las manos. Y sus ojos, esos profundos ojos azules que le encandilan. No se cansa de mirarlos. Por él, estaría toda la vida observándola, estudiando cada momvimiento por si se ha perdido algún detalle. Pero por el momento,solo se podía contentar con pensar en ella. Ya no le tocaban más horas hoy con Sarah, así que se despediría de ella a la salida. "Creo que no voy a pegar ojo en toda la noche", piensa. No estaba equivocado.

Suena el timbre, recoge sus cosas rápido y se va corriendo a la salida para decirle adiós. Buff, se le va a hacer la tarde eterna. Cree que va a salir por ahí para despejarse después de comer. De pronto, la ve a lo lejos. Es como si todo se quedara en segundo plano y solo importara ella. Dios, que guapa es. Pasaron horas hasta que llegara a él, o eso creía.

-Hola Aston - dijo Sarah. - ¿Coges el autobús?

- Emm no, voy caminando. Vivo tres calles más abajo, en la Green Dale Street.

-Perfecto. Yo vivo en la calle que cruza en Green Dale así que vamos juntos. Si quieres, claro - añadió Sarah, ruborizada, otra vez. Siempre se ponía nerviosa cuando hablaba con él, porque creía que en cualquier momento podría decir alguna estupidez.

- ¿Bromeas? ¡Claro que me gustaría pasear contigo! ¡Qué bien que vivas cerca! - respondió mucho más alegre de lo que estaba.

Y juntos, emprendieron el camino de regreso a su casa. Era corto, pero se les iba a quedar guardado en su memoria para siempre.

Eres preciosa, ¿te lo habían dicho antes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora