Capítulo 10

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Aston y Sarah acababan de salir del instituto, de camino a casa. Esta vez, la que miraba al otro era Sarah. Pero no estudiaba cada movimiento del chico. Ella se quedaba mirando a sus ojos, sin poder apartar sus ojos con los ojos como el mar. Tampoco se podía apartar del pensamiento ese chico. Estaba un poco intranquila porque intuía que pasaría algo en el corto camino hasta su casa. Pero no sabe el qué.

Aston creía intuír que pasaría algo. Pero en este caso, sabe que va a suceder, porque lo va a hacer él. Quiere besarla. Aunque, solo se conocen de hoy. Parece que han pasado años y la conoce de toda la vida, pero esa no es la realidad. Aunque han tenido una hora perfecta, sin hablar, solo cogidos de la mano, pero no se puede engañar así mismo. Además, podría perder la confianza que se ha ganado. No, no la va a besar. No hoy. En cambio, si le va a coger la mano. Y darle su número de teléfono para poder hablar con ella. Eso sí cree que puede hacerlo sin perder confianza y lo va a hacer.

Ella seguía pensando, queriendo averiguar que pasará. Ya solo quedan dos calles más abajo, un kilómetro más o menos. De repente, nota un contacto en su mano derecha y se gira. Es Aston, que le ha cogido la mano, y le sonrié. La verdad es que le gusta que le coja la mano, así que no protesta ni intenta apartala y le sonríe con su sonrisa más bonita.

Aston se ha quedado paralizado sin poder decir nada. Qué hermosa es. Tanto que parece que deslumbra a la vista. Sin embargo, sigue mirándola, aunque esta vez no aparta la vista de sus ojos. Sencillamente, no puede. Teme que si mira hacia otro sitio de su pequeño cuerpo podrá perderse algo más hermoso, aunque eso le parece imposible.

- Eres preciosa. ¿Te lo habían dicho antes? - le dijo, después de armase de valor.

- ¿Q-qué? - respondió atónita.

- Eres preciosa. Si quieres lo grito para que me oigas. - no esperó respuesta - ¡SARAH JAMES, ERES PRECIOSA!

-Ca-calla q-que la gente te oye -dijo, cada vez más roja. Ese chico lo conoce de hoy y ya le ha cogido de la mano y le ha dicho preciosa, ¿pero qué le pasa? Y lo que más le molesta a Sarah es que le gusta que Aston lo haga y no le puede decir nada al chico de ojos de mar para evitarlo. Tampoco puede evitar ruborizarse, aunque eso ya le venía de lejos.

- Que me oigan, no me importa. Lo que me importa es que tú lo oigas y te lo creas - respondió Aston. Joder, siempre tenía algo que decirle para que se quedara sin palabras.

- Yo no soy g-guapa...- empezó a decir Sarah.

- Lo eres, y tienes que empezar a valorarte a ti misma - la interrumpe con una sonrisa. Otra de sus sonrisas perfectas.

Así siguieron caminando, en silencio pero cogidos de la mano, hasta que llegaron al cruce que separaba sus caminos.

- ¿Puedo llamarte? - preguntó en voz baja Aston.

- Claro, toma apunta mi número - y Sarah le dio su número, antes de separarse no sin antes mirarlo y sonreírle.

Aston empezó a caminar en la otra dirección, parándose y observarla mientras se alejaba. Al final no ha ido tan mal. Es más, ha ido perfecto. El mejor día de su vida gracias a esa chica. Le gusta. Le gusta sus ojos. Le gusta su pelo. Le gusta cuando se ruboriza. Es preciosa y no se arrepiente de habérselo dicho. Después de comer irá al Starbucks de Golden Street y la llamará. Aunque desearía llamarla ya para oír su dulce voz. Pero se tendrá que contener si no quiere parecer un acosador o un psicópata. Sí, definitivamente se le va a hacer la tarde eterna.

Eres preciosa, ¿te lo habían dicho antes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora