En ese momento suena el timbre que anuncia que finaliza el descanso. Menos mal, piensa Sarah. No sabía cuánto más podía aguantar mirando a los ojos del chico que no se puede quitar de la cabeza. Ahora le toca Ciencias, asignatura que tampoco se le daba nada mal. Entró a clase y se puso en un lateral, su sitio preferido. Nada más llegar se dio cuenta de que esta clase va por parejas. Katherine y Paula se habían colocado justo detrás de ella como en Historia. Estaba empezando a rezar para que no llegara nadie cuando...
- ¿Me puedo sentar contigo? - otra vez él. No se lo quitaba de la cabeza y por si fuera poco, la sigue a todas partes. Pero aunque le maldijera, en el fondo se alegrara de que se lo hubiera pedido.
- Emm... cla-claro, como quieras - respondió finalmente, después de una pausa.
Y mejillas encendidas. Se maldijo a si misma por ser tan tímida y empezó a sacar la libreta y el estuche, para que Aston no se diera cuenta de lo ruborizada que estaba. Pum. Se le cayó el estuche y los bolígrafos consigo. Se agachó para cogerlo y su mano tropezó con otra más larga. Alzó los ojos y estos también tropezaron con otros, por enésima vez en lo que llevaba de día. Aston le sonrió y cogió los bolis que se había caído también mientras Sarah se levantaba. Tiene que estar batiendo un récord de lo rojas que tiene las mejillas.
Aston guardó los bolis en el estuche y se giró para mirarla, con una sonrisa perfecta. Ella también le miró y la embargó, de nuevo, esa sensación de tranquilidad que solo le había con él. La cabeza le va a explotar, esta hecha un lío. No sabe lo que siente por el chico con ojos de mar. Aunque pronto descubrirá qué es.
- Sarah, ¿te puedo decir una cosa? - preguntó. Aunque no esperó respuesta.- Me gusta estar contigo. Me siento bien a tu lado, aunque no puedo explicar por qué. Me caíste bien en cuánto te vi y me encantas desde nuestra conversación después del baño. Se que solo nos conocemos desde hace pocas horas, pero se lo que siento. Quiero que confíes en mi, que yo he pasado por lo mismo que tú, y yo nunca te haría daño. Además, no encuentro razones porque eres interesante, inteligente, divertida y preciosa.
-Y-yo no se qué decir... Nunca me habían dicho tan bonito - le respondió Sarah, con las lágrimas en los ojos. - Yo confío en ti, Aston. A pesar de que me han hecho mucho daño, te creo. Solo te conozco desde la tercera hora pero ya veo en ti un amigo. Lo supe desde que te miré a los ojos. - estaba emocionada al terminar y se le estaba entrecortando la voz.
Aston la hizo inclinarse hacia él y le dio un abrazo, el más cálido que le habían dado desde hace 6 años. Eso la hizo sollozar y ya estaba llorando cuando la soltó.
- No llores, por favor. - la consoló, limpiando una lágrima de su mejilla - Ahora tranquila, ¿vale? El profesor va a llegar ahora mismo. - le dijo sonriendo.
Aprovechó y le cogió la delicada mano de la chica. Estaba fría. Aún así la apretó más, mirándola. Ella ya había dejado de llorar y estaba cabizbaja.
- Hey, ¿qué pasa? - le preguntó, preocupado.
-Nada... solo que no me habían dado un abrazo así desde lo de... mi madre - susurró.
- Tranquila, si quieres te doy otro - respondió guiñando un ojo.
En ese momento entra el profesor Smith, un hombre bajito ya mayor y calvo, dando comienzo a la clase.
Aston y Sarah seguían agarrados de la mano atendiendo a explicaciones, mientras se miraban de reojo a cada minuto. Ella estaba un poco nerviosa pero muy feliz después de la última conversación. Él no se la quitaba de la cabeza, aunque estaba pletórico. ¿Esto es lo que la gente llama, un flechazo?
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Eres preciosa, ¿te lo habían dicho antes?
RomanceTrata de una chica nueva en un instituto. Ella es un tímida y no confía en nadie porque en el otro instituto sufrió acoso porque era lista. En el nuevo, el George Bush School, conoce a un chico, Aston Jonhson, que le va a facilitar llegar de nueva...