》Capítulo 1

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En la calle ves a chicas con ropa cara y sociables, a la emo con su distintivo color negro que probablemente fuma, a la chica con lentes que pretende ser invisible, la chica obesa que resulta ser más hermosa de lo que creía y luego estoy yo.

¿Quién soy yo?. Ni siquiera tengo idea. Quiero decir, mi personalidad no es definida, depende de la situación e incluso a veces pienso que soy bipolar. Lo único que llama la atención de mí son las constantes pelucas blancas que uso— no me gusta mi cabello—. Mi manera de vestir no es duradera y mucho menos belleza. ¿Belleza?, ¿qué belleza hayas en una chica que perdió tres años de su vida trabajando en el único McDonald's del pueblo?. Sí, es una historia algo trágica y graciosa.

Ese ya muy popular lugar de comida era, como el de la mayoría de las niños, mi favorito. Jugaba todas las tardes en la piscina de pelotas y dije: ¡Vaya!. Como me gustaría trabajar aquí de grande, comeré hamburguesas todo el tiempo y veré al payaso. Pues, después que crecí fue cuando caí en cuenta de que ya no veía las cosas como antes. Las personas no son muy amables con los que le atienden, me toca cerrar el local todas las noches, no pagan bien y mucho menos me regalan hamburguesas.

Y aveces siento que las estatuas de ese estúpido payaso se mueven en las noches. No miento, con este don que me tocó tener, varias veces me he llevado sustos.

— Chica yo sólo pedí un menú infantil no que me contaras tu vida. Espera, ¿de verdad se mueven las estatuas? —  me sacó de mi trance existencial la última clienta de la noche.

— Sé que no lo pidió. Pero, ¿qué me recomienda hacer?.

Ella alzó las cejas y soltó un: — ¿Quieres la verdad?. Pienso que estás frustrada cuando apenas tienes unos.. ¿qué?, ¿diesiocho?. Imagina tener mi edad, con arrugas. No te quedes estancada. ¡Y por favor!, dame lo que te pedí.

La miré por unos segundos, pensando en lo que acababa de decir. Sí. No era la primera vez en que le contaba toda mi vida depresiva a un extraño. Y ésta señora de ojos azules debe pensar que estoy loca o que sólo soy una chica suicida que busca atención. No es ninguna de la dos. Sólo soy alguien que habla mucho.

Rodé los ojos y una sonrisa sin mostrar mis dientes cruzó por mis labios. Sujeté con mi mano izquierda la bolsa con el pedido y se lo entregué. Ella murmuró un gracias y puedo estar segura de que lo hizo con incomodidad, y dio la vuelta para salir del pequeño local. Suspiré cansada. Esto de estar cerrando el McDonald's por las noches me está cansando, cuando quiero irme temprano a mi casa estoy obligada a quedarme hasta que venga el último cliente.

Cerré la caja registradora y di la vuelta para buscar mi bolso, dejé el delantal con el logo en su lugar y salí lo más rápido de ahí. Después de cerrar todo con llave y apagar las luces, un fuerte frío pegó en mi rostro de lleno. Como si se aproximara una ventisca. A diferencia de las tardes, la nieve caía rápidamente casi a la misma rapidez que las gotas de lluvia. Cuando bajé los escalones, los copos comenzaron a caer en mi cabello sintético gracias a la peluca hasta que uno llegó a mi nariz.

Mi teléfono vibró dos veces. No me preocupé por responder, sé que es mi madre.

En silencio, seguí el camino de piedras que casualmente me llevaba a mi casa después de cruzar la plaza. Por suerte, el pueblo no estaba solo. Y le quitaba lo tétrico al eco silencioso de los árboles moverse gracias al viento. Levanté la vista hacia al frente, chocando mis ojos con la hermosa vista de las colinas y cordilleras que se veían a los lejos estar tapadas con nieve.

— Aveces me gustaría saber lo que hay en el mundo exterior, además de la nieve. Debe ser lindo... — me dije a mí misma —. Viajar, comer, soñar... vivir. No estar en un lugar en donde todos te creen una loca anticristo.

De la nada, un viento muy diferente al anterior hizo que me diera un escalofrío. Lo más extraño, fue el cosquilleo en mi vientre. Miré a los lados en busca de algún espíritu, esa sensación era muy conocida. Pero ésta vez, era distinta, sentía una presencia fuerte.

El mismo viento volvió y sentí un susurro en mi oído:— Te encontré.

Era una voz suave, serena, con nada de prisa me atrevería a decir.

Sacudí mi cabeza y apresuré el paso. Puede que suene cobarde y egoísta. Pero la mayoría de estas, digámosle; personas no vivas, vienen a mí para pedirme ayuda a cruzar hacia la luz. Con algo que hayan dejado pendiente o porque simplemente quieren que les diga algo a sus seres queridos. Y lo he hecho, pero estoy tan acostumbrada que llegan a fatigarme. Pero lo que me extraña es, que no he visto a ningún muerto en todo el día. Es como si se hubiesen desaparecido o algo así y la verdad me aterra perder mi don, de ser así, entonces ya no tendré nada especial.

Cuando llegué a casa — o mejor dicho cabaña —, fui al refrigerador y busqué algo qué comer mientras llegaba mamá. El mensaje que me había enviado era para avisarme que bebería chocolate caliente con sus amigas. Me senté en el sofá del living y leí un libro. La chimenea sonaba haciendo un estilo de música de fondo que me gustaba.

Poco después, tocaron el timbre. Literalmente tiré el vaso de jugo hacia a algún lado ya que se supone el jugo es para el desayuno. Me levanté y abrí la puerta esperando el rostro de mi madre.

Pero no. No era ella.

En su lugar, había un chico o hombre. No estoy muy segura de cuántos años tenía. Su rostro era pálido y liso. Tuve que alzar la vista debido a su exagerada altura. Los copos de nieve estaban estancados en los mechones de su cabello rubio y unos órbes verdes expresivos me miraban. Ese chico era como la combinación de Leonardo Dicaprio y Brad Pitt en sus tiempos de gloria.

— ¿Hola...? — dejé la palabra en el aire. Su atractivo técnicamente me dejó muda, presiento que no es de por aquí. El pueblo es pequeño y jamás había visto un rostro así, de haberlo hecho nunca lo hubiese olvidado.

Él sonrió de lado dijo:— Te encontré. Sabía que lo haría. ¿Me permites hablar contigo?.

Su voz. Esa voz ya la había escuchado en alguna parte. Claro. Era el mismo tono calmado que oí junto con el viento.

— Tú... ¡¿Estás siguiéndome?!.

— No. No — se apresuró a decir negando repetidamente —. Te aseguro que mis intenciones no son esas. Debes tener algo especial, para que Él me envíe sólo a tu dirección.

No entendía nada de lo que este tipo hablaba. Parecía de otra época. Su manera de hablar era tan... caballerosa al igual que su forma de gesticular. La maldad era lo menos que se cruzaba en sus facciones. Como si alzarle la voz a alguien era un delito. Hasta que lo miré detenidamente, vestía ropa abrigada, ahí todo iba normal. Pero cuando llegué a su rostro lo supe. Nadie en este mundo terrenal tendría aquella facciones.

— ¿Eres un fantasma?. ¿Tú tienes que ver en que no he visto cosas en toda esta tarde? — lo señalé culposa. No debí darle una buena impresión.

Él desvió sus verdes y casi transparentes ojos de mí hacia algún punto detrás de mi hombre. Esto cada vez es más extraño, no tengo idea de quién es. Y si es una persona no viva, tiene un peso muy poderoso.

— Es algo parecido. Puede ser complicado de explicar aquí. ¿Me dejas pasar?.

Lo miré por unos segundos detenidamente debatiéndome entre sí o no. Es un fantasma, no creo que se robe algo.

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¡Aquí les dejo el primer capítulo!. Espero que les guste y que puedan compartirlo con alguien que le guata este tipo de temáticas.

Gracias♡♡

Ángel©[Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora