》Capítulo 9

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Castiel.

Que me llame así aún se siente extraño, pero a la vez, se siente tan bien. Esto de ser humano me ha confundido de una manera que ya no sé ni lo que siento exactamente. Cuando hablo con Daella y dice no ser suficiente para el mundo, me enoja y entierne, porque no es consiente del gran potencial que tiene.

Y, viéndola aquí, dormida en mis piernas; me hace recalcar una y otra vez si de verdad quiero ir a buscar a Rachel. Es mi misión, pero, ¿una vez que tenga a Rachel a mi lado no volveré a ver a Daella nunca más?. La mera idea me da escalofríos, no me imagino una eternidad sin reír con esas cosas extrañas que dice y no entiendo. Se ha convertido en mi amiga, una muy especial.

Abro mis ojos con sorpresa, ¿acaso estoy dudando de cumplir lo que vine a hacer?. Borré de mi mente tales pensamientos, es mejor sacar eso de mi cabeza o luego las consecuencias podrían ser catastróficas.

El autobús se detuvo, haciendo que mis oídos extrañaran la manera en que las ruedas sonaban al chocar con el asfalto. No entiendo por qué se detuvo, no creo que ya estemos en Cold Hill. Estiro mi brazo con sumo cuidado de no despertar a Daella, y quito la tela que tapa la ventana. Estamos en una especie de parada, es de noche, por lo que lo único que veo son muchas casas pequeñas pegadas y con números en las puertas.

El gran letrero dice "Motel". ¿Motel?, ¿qué es un Motel?.

Viré hacia los lados y las personas comienzan a levantarse con bolsos en mano. Descendí la vista hacia el cabello blanco como la nieve de ella y con mi dedo di unos toques en su mejilla, para que despertara aunque no quisiera hacerlo. Sus labios se fruncieron y sus ojos oscuros como la mismísima noche se abrieron de a poco. Se quitó de mis piernas, y llevó sus nudillos a sus párpados para restregarlos.

— ¿Por qué paramos...? — arrastraba su voz, cansada.

— El señor que conduce dijo que bajáramos al... — llevé mi vista a la ventana para leer de nuevo la palabra— Motel. ¿Qué es un Motel, Daella?.

Ella me miró y suspiró. Por el cambio de actitud supuse que comprendía lo que le acaba de decir. Sin respuesta alguna, me indicó que salieramos. Miré todas sus acciones mientras tomaba los bolsos de la rejilla de arriba, se encontraba callada. Y si algo he aprendido de esa chica es que cuando despierta está de extraño humlr. Siempre creo que está molesta por algo malo que hice; pero ya varias veces me ha explicado que no es culpa de nadie, aún así; no puedo evitar pensar que es mi culpa.

Le arrebaté de las manos uno de los bolsos y me miró molesta, sin decir nada. Rodó los ojos y caminó conmigo a cuestas hasta los pequeños escalones para bajar de ahí. Cuando estuvimos afuera, el aire ligero y frío me golpeó el rostro. Dándome una sensación de que estábamos más cerca de lo que creíamos de nuestro destino. Un entusiasmo irracional me recorrió.

— Un Motel es... un tipo de casa que compras por una noche, en caso de no tener en dónde dormir. Admito que la idea me asusta, ya que hay malas historias de los Moteles pero bueno...— fue explicándome sin dejar de caminar con rapidez, a cada tres pasos que ella iba yo daba uno sólo. Reí por eso y me miró de reojo —. ¿De que ríes, eh?.

— Eres pequeña, me siento muy alto cuando estoy a tu lado.

Pude notar un astibo de sonrisa muy pequeño que quiso ocultar mirando al frente, y el hacerla sonreír cuando su plan es estar molesta, me hace sentir bien conmigo mismo. Me gusta hacer sonreír a Daella. No obstante   de que la manera en que su ceño se frunce es cautivador; prefiero mil veces su sonrisa. Es... más que cautivadora, es linda.

Al cruzar el asfalto, llegamos al techo, en donde una señora se encontraba sentada en una silla; mientras que en sus piernas descansaba un tipo de carpeta vieja. Al vernos, acomodó sus lentes y sonrió de manera extraña.

Ángel©[Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora