》Capítulo 12

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Las luces estaban apagadas, la única luz que se notaba era el de la televisión que ofrecía el autobús. Había una en cada dos asientos, al igual que, nos daban unas almohadas para el cuello para hacer la estancia más agradable. Podría vivir en un autobús así.

La película era una de comedia, sinceramente, no es mi género favorito pese a que la mayoría resultan no ser tan buenas. Pero ésta de verdad que me causaba risa. A mi lado, Castiel estaba callado, no quiso tocar tema de lo que hace una hora había ocurrido. Y sigo teniendo intriga al respecto, pero me aterra preguntar.

— ¿Daella? — su voz en susurro me distrajo, sin embargo no quité mi vista de la televisión.

— ¿Ajá?.

— Hay una chica... uhm... que no deja de verme. Me siento muy incómodo — ésta vez si lo miré con mis cejas arrugándose, me miraba con pena. Sus mejillas lisas ahora estaban rojas, con "disimulo" la señaló —. Es ella — Era una morena, con pechos grandes que estaba a dos asientos lejos de nosotros. Sin importar que yo le di una mirada no quitó la vista del pobre Castiel.

Mordí mi lengua para no gritar un: "¿Qué miras perra?". No soy la persona más sútil en este mundo, por eso perdí a muchas amistades. Pero antes de recurrir a la violencia verbal, me ingenié algo que seguramente haría que dejara de ver a Castiel como si quiera violarlo. No la culpo. Pero que sólo lo vea me molesta.
Me acomodó en mi asiento, quitando la almohada de mi cuello. La mirada de él no dejaba de recorrerme, esperando qué iba a hacer. Con rapidez, llevé mi mano hacia la suya y la entrelacé, juntando nuestros dedos. Mi mano literalmente desapareció, debido a que la de él era mucho más grande. No seas estúpida Daella, ignora esas cosquillas en el estómago.

Intentando ser lo más natural posible, me acerqué al rostro de Castiel y le di un pequeño y cariñoso beso en la mejilla. Sintiendo su cálida piel en mis labios. Se tensó, y espero que su corazón esté latiendo tan rápido como el mío. Pude percebir como apretó mi mano, haciendo mis nervios más altos. Y en el camino mientras apoyaba mi cabeza de su hombro, la miré.

Ella de inmediato apartó la vista. Parecía apenada, humillada.

A él no lo miras, sólo yo.

— Si funcionó — imaginé que sonrió. De la nada, la película ya no me pareció tan interesante. Prefería estar así, mirando nuestras manos entrelazadas —. P-Puedes dormir así, y-yo no tengo problema. Sólo si quieres.

Suspiré ante su tartamudeo. Puedo explotar ahora, puedo decir algún chiste sarcástico. Pero, mi cuerpo no me obedece. Me quedo ahí, como si por primera vez me sientiera a salvo sin importar que Castiel no pueda matar ni una mosca. No obstante, creo fervientemente que con él estoy segura. De mis emociones. De mi pasado. De mis traumas. De todas las cosas malas, porque como dije: él se está convirtiendo en mi pedazo de cielo aquí en la tierra.

— Claro que quiero, tontito.

No separó su mano de la mía en toda la noche. Tampoco quiero que lo haga. Al trascurrir la película, en un momento oí una de sus carcajadas. Era contagiosa. Y de tan poderosa que era movía sus hombros intentando calmarse, con aire de diversión le miré al rostro. Llevó su mano libre a su frente para contener la risa.

— No tiene sentido. ¿Cómo... cómo ese hombre va a meterse en una rueda de un auto?. — hacía pausas debido a su sonrisa, cosa que me contagió.

Ángel©[Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora