Capítulo veinte.

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Narra Lucy.

-Perdón, bueno ya me escuchaste allá abajo, pero igual perdón, yo estaba un poco susceptible por algo personal y me enojé con vos sin razón y agh, perdón. -noté que le costaba estar en esta situación, le costaba pedir perdón y eso era muy tierno.

-Yo también lo lamento mucho, no debía tratarte así porque no tenés la culpa de que mi relación sea una mierda y agarrármela con vos fue algo completamente idiota de mi parte, perdón.

Y vino hacia mí a abrazarme, y necesitaba su abrazo. Eran distintos a los de Luke, los de Mike transmitían miedo e inseguridad, como si pensara que mañana podría perderme y quería exprimir cada segundo juntos, en cambio los de Luke expresaban protección, seguridad, posesión y compresión, cuando me abrazaba me sentía segura de mi misma por un momento y pensaba que nada podría pasarme con él a mi lado, porque no dejaría que nada mi lastimase. Las dos variantes me encantaban.

-Así que Lukey, ¿huh?-preguntó divertido.

-Basta por favor, no empieces

-¿Ya te besó?

-¿Qué? ¡No! por supuesto que no, sigo de novia, y en el hipotético caso de que termine con Mark no vendría corriendo a compartir saliva con otro chico.

-Luke no es "otro chico"

-¿y qué es?

-Es EL chico, TÚ chico.

-Mike, sea lo que sea Luke, no soy el tipo de chica que termina con su novio de mucho tiempo y esa misma noche sale descontrolada, tiene sexo con todos los chicos que pueda y juega con los sentimientos del chico que siente cosas por ella hace tiempo.

-Así que eso soy, el idiota que tiene sentimientos por su amiga hace tiempo. Gracias por eso. No sé ni siquiera para qué me quede ayudándote hoy, y ahora me cuestiono por qué siento lo que sea que siento por vos si sos este tipo de persona, de verdad, pensé que eras diferente y creo que eso me hizo sentir algo por vos, pero ya veo que me equivoqué.- Luke apareció detrás nuestro, escuchando lo último que dije, condenándome a perder su amistad, se fue cerrando la puerta muy fuerte y escuché sus pasos rápidos bajando por la escalera.

-No lo puedo creer, no, no puedo tener TAN mala suerte por Dios, Michael no lo entiendo.

-Tranquila, yo lo arreglo, ahora voy a casa que es dónde seguro va, no tiene mucha creatividad. Adiós, nos vemos después.-dijo mi (nuevamente) mejor amigo, antes de darme un beso en la frente y retirándose, repitiendo los pasos de Luke, yéndose de mi casa.

Cuando bajé vi a los chicos bastante confundidos, les expliqué lo que pasó brevemente y todos decidieron que mejor era irse, y yo hice lo mismo, ya que seguíamos todos en la casa de Emma.

Empecé a caminar hacia mi casa, pero preferí tomar un camino un poco más largo, quería descansar, de todo, quería estar conmigo misma, analizar un poco mi vida, como solía hacerlo cuando estaba sola. Así que cuando vi una plaza no lo dudé un segundo y fui a sentarme a un banco. Aunque hacía un poco de frío y yo lo sentía, básicamente porque estaba usando un short negro y un suéter fino. Cuando al fin me senté en uno de los bancos se me erizó toda la piel, estaba helándome, me senté con las piernas arriba del banco y apoyé mi cabeza arriba de las rodillas.

Y comencé con mi ritual, pensé cuánto había cambiado mi vida este verano. Mi relación con Mark había decaído, cómo había pasado de sólo ser amiga de Emma, July y Jessy a ser la mejor amiga de Mikey, una amiga cercana de Ashton y Cal, y bueno, la verdad ahora no sé cuál es mi situación con Luke, él está herido, lo vi en sus ojos, y yo era la causante de eso, aunque todo había sido parte de un malentendido y Luke probablemente estuviera hablando en este mismo instante con Michael sobre qué pasó en realidad.

Y quería pensar un poco en mí, en cómo yo también había cambiado, porque lo hice, huh, de verdad lo hice. Antes no tenía carácter, lo que sea que pasara yo me limitaba a aceptarlo y a combinar el hecho con mi vida, ni siquiera me limitaba a considerar qué era lo que yo pensaba sobre eso, pero ahora, tenía un poco más, no todo lo que quería pero algo es algo.

Siempre había admirado  Emma por ser como era, cuando algo no le gustaba lo gritaba a los cuatro vientos, si alguien le caía mal se lo decía muy directamente, cuando le gustaba un chico no paraba hasta conseguirlo, y créanme que lo hacía.

 Y cuando más sumergida estaba en mis pensamientos vi a esos ojos azules mirándome, a unos bancos de distancia.

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