𝙉𝙤𝙫𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙖𝙡𝙦𝙪𝙞𝙡𝙚𝙧 - 𝙎𝙚𝙪𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭

10

Seungmin quería imaginar que el comportamiento bipolar de Felix se debía a que el chico estaba en una fase parecida a la menstruación, pero eso sería pecar de idiota porque, bueno, los hombres no tenían un período.

Sin embargo, no había otra forma de explicar que Felix le sonriera a todo el mundo cuando estaban juntos, tratándolo  con cariño y ternura, diciéndole Cachorrito y sacaba su lado meloso, para que apenas quedarán a solas, soltará su mano y no dijera más.

—A parecer, Felix se estaba tomando su papel en serio de ser su novio falso, y eso le hería. Se justificaba diciendo que era porque creía tener una relación de amistad con el muchacho, no era porque lo estuviera empezando a querer, por supuesto que no.

Así que cuando Felix entró a la cocina, lo miró con un puchero mal disimulado, sin saber por qué.

Pero Felix lo ignoró y Seungmin quería protestar, porque no podía ignorar sus pucheros. ¡Sus pucheros eran adorables, por el amor a Jesucristo!

Ay, ¿qué estaba pensando?

—Hola Felix, ¿Cómo estás? —saludó su mamá entrando a la cocina—. Oh, ¿trajiste pastelitos?

—Hola suegrita —Felix dejo la caja sobre la mesa—. Los hice especialmente para usted.

—¿Y para mí? —Seungmin extendió una mano para agarrar uno, pero su mamá le dió un manotazo.

—¡Son míos, Kim Seung Min! —se quejó ella.

—¡Eres mi madre! —protestó Seungmin.

—¡Te lo he dado todo, pero no te daré de mis pastelitos!

—¡Pero mamá!

—¡¿QUIERES LA CHANCLA, SEUNGMIN?!

Seungmin se volvió a sentar, enfurruñado, murmurando por lo bajo. Sin embargo, de pronto Felix se sentó en sus piernas, sonriendo.

—No te preocupes, cachorrito, te hice un pastelito especial para ti —Seungmin, sin pensarlo, pasó sus brazos por la cintura de Felix, mirándolo a los ojos.

—¿De verdad lo hiciste, pequitas? —Seungmin miró la forma en la que mordía su labio inferior, y algo pareció calentarse en su interior.

—Sí —Felix se inclinó, dándole un beso en los labios, y Seungmin parpadeó por la sorpresa.

Desde ese primer beso que compartieron habían pasado dos semanas, y Felix había hecho como que no ocurrió, así que el hecho de que lo besara ahora tan repentinamente lo hizo sentir extraño.

Pero sólo fue un beso suave, un simple roce entre ambos labios.

—Te quiero, cachorrito —murmuró Felix.

A Seungmin no le importaba si le decía en serio o no. De cualquier forma, lo hacía sentir cálido, enternecido, calmado.

—Aaaaaaaay, ¡Son tan lindos!

Ambos salieron de su burbuja cuando el flash del celular de la mamá de Seungmin los dejó medio ciegos.

Felix se puso de pie, con las mejillas repentinamente ruborizadas, en tanto Seungmin frunció el ceño mirando a su progenitora con desaprobación, quien los ignoraba mientras chillaba al ver la fotografía que sacó.

—¡Se las enviaré a todas mis amigas! —estaba diciendo saliendo de la cocina.

Seungmin suspiró, sin comprender un poco a su mamá, y se puso de pie, tomando su mochila.

Luego, arrugó los labios percatándose de algo.

—Lix —el aludido lo miró, todavía un poco ruborizado—. ¿Cuando me mostrarás tu casa?

Felix se tensó.

Luego, trató de relajar sus hombros.

—No es necesario —Felix hizo un gesto despreocupado—. Después de todo, nos quedan sólo cuatro meses juntos.

¿Por qué cuando Felix decía eso algo parecía doler en su interior?

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