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—Seungmin...

—¿Qué pasa?

—¿Sigues enojado conmigo?

Seungmin no contestó enseguida, parecía estar pensando su respuesta.

—Por qué preguntas eso? —dijo en cambio.

Félix se enderezó envuelto en las sábanas, con el cabello revuelto luego de despertar, observando la espalda de Seungmin, notando los pequeños rasguños que le hizo. Recordar lo que hicieron la noche anterior puso sus mejillas coloradas.

—Porque...tus ojos me lo dicen —respondió un voz baja.

Seungmin dejó caer los hombros, cansado, mientras se volteaba a ver a su novio con una mirada suave.

—Lix —le dijo sin acusación en su voz—, me has mentido por casi cinco meses —el muchacho mordió su labio inferior, culpable—. No sólo has ocultado el hecho de que tu hermana esta enferma con cáncer, sino que también apenas sé algo de ti y siempre me has esquivado. Y sumando a eso...

No sé de dónde saliste, cómo conociste a mi madre, no sé quién eres.

Pero su voz se fué apagando lentamente, sin saber si sacar a colación ese tema cuando la hermana de Felix estaba en el hospital, cuando el chico lo estaba mirando como si estuviera a punto de romper a llorar.

A Seungmin le rompía el corazón ver a Felix llorar, porque se había acostumbrado demasiado a verlo sonriendo siempre.

Felix no debía llorar nunca, jamás en la vida.

—Yo...Lo siento, Seungmin —balbuceó Felix acercándose con timidez—, es...es so-sólo que...tengo miedo... porque te quiero.

Seungmin lo observó, asintiendo, pero no respondió, sus labios permanecieron cerrados.

Félix no quería ver lástima en sus ojos, así que siguió hablando para reprimir esa angustia creciente en su corazón.

—Mamá nos abandonó cuando teníamos cinco años, desde entonces papá se hizo cargo de Chaewon y de mí —barboteó con rapidez—. Fue un buen hombre, hizo lo que pudo con nosotros cuando pudo habernos dejado y trató de darnos lo mejor siempre. Murió cuando yo tenía quince años de cáncer al pulmón, tenía un maldito vicio con el cigarro que terminó pasándole la cuenta, y no sólo a él, sino que también a... a  Chaewon —Felix abrazó a Seungmin por la espalda—. Ella nunca ha tocado un cigarrillo en su vida, pero papá fumaba tantos que... que...

—Que termino enferma también —finalizó de decir Seungmin suspirando.

Felix asintió en silencio, aferrándose a su novio con desespero.

—Si... si le cuento a alguien, todo se hace más real, Seungmin —contestó desolado—. No quiero que sintieras lástima por mí.

Seungmin se recostó en la cama, cerrando sus ojos, permitiendo que el cuerpo de Felix se acurrucara a su lado, lo abrazara temblando.

—Jamás tendría lástima por ti, Lix —respondió Seungmin acariciándole el cabello—. Pero sigo enojado —apretó el puente de su nariz—. Me has tratado como si te diera asco lo que tenemos.

—¿Y qué tenemos? —preguntó Felix en voz baja.

Los ojos oscuros de Seungmin se abrieron, fijándose en Felix.

—Tenemos algo y eso es suficiente —replicó Seungmin—. Lix, no soy una persona cariñosa, no soy una persona que demuestre lo que siento, no soy un chico romántico y definitivamente no soy un chico de piel que adore estar todo el día diciendo cursilerías —Felix bajó la vista—, pero si no te quisiera, Felix, ¿Crees que me preocuparía por tí? ¿Crees que seguiría con lo nuestro? —bajó la voz—. ¿Crees que te habría hecho el amor, Lix?

Felix negó con la cabeza, dándole un pequeño beso en la mejilla, tratando de detener los latidos de su corazón.

—¿Podrías decirlo, cachorrito? —le pidió en voz baja.

—¿Qué cosa?

Felix tragó saliva.

—Que me quieres.

Seungmin lo miró, dándole un beso en la nariz.

—Algún día, Felix, algún día.

Felix temió que ese día no llegara nunca.

Gracias por leer

𝙉𝙤𝙫𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙖𝙡𝙦𝙪𝙞𝙡𝙚𝙧 - 𝙎𝙚𝙪𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora