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Seungmin tuvo que pedirle perdón a Hyunjin por haber reaccionado tan violentamente, pero al parecer el mayor no quería acercarse demasiado al castaño porque se escondió detrás de Felix todo el tiempo que duró la salida.

Seungmin no podía echarle la culpa, él mismo sabía que a veces daba miedo cuando se enojaba.

Felix hizo como que nada había pasado, sin embargo, era bastante obvio que estaba un poco incómodo por la situación.

Cuando llegaron a la última atracción, la rueda de la fortuna, Jisung miró a Jeongin con una ceja enarcada.

—Yo iré con Minho —comentó Jisung tomándole la mano a su novio.

—Yo iré con Chan —Jeongin abrazó el cuello de Chan, sonriendo.

—Bueno yo iré con Seung— ¡AH!  —Jeongin le pisó el pie a Woojin, fulminándolo con la mirada—. Con Hyunjin, quise decir —el chico le sonrió al menor—. Ya saben, es necesario conocernos mejor y todo eso. Oye, Hyunjin, ¿sabías que las ardillas planean la dominación mundial?

Felix asintió, sin mirar a nadie, sabiendo que le tocaba con Seungmin, quien tampoco dijo algo para negarse.

Así que cuando fue su turno de subir, lo hicieron sin discutir.

Afortunadamente, esta rueda de la fortuna era con asientos cerrados, por lo que Felix no estaba tan asustado cuando entró. Ambos se sentaron uno al otro, esperando que el juego iniciara, sin decir cosa alguna.

—Lamento como reaccioné antes —murmuró Seungmin de pronto, sin mirarlo.

—Está bien —la voz de Felix era suave—, yo tampoco aclaré quién era Hyunjin —se encogió de hombros—. Es sólo que...no quería que hicieran muchas preguntas.

Seungmin mordió su labio inferior, volteándose a mirarlo. Felix estaba observando el cielo con una sonrisa tierna.

—Entonces... ¿Hyunjin? —preguntó Seungmin sin querer presionarlo—.

Felix lo miró, y Seungmin quedó prendado de sus ojos, sin poder alejar la vista. Había olvidado lo precioso que era Felix, y ahora sentía ganas de tenerlo en sus brazos y nunca soltarlo.

—Han sido... unas semanas un poco agitadas —dijo Felix—. He conversado mucho con mamá, me contó... Me dijo varias cosas —soltó una risa nerviosa, y Seungmin, de forma impulsiva, le tomó la mano—. Su esposo se llama Heechul, era un antiguo compañero de la secundaria de quién estuvo siempre enamorada. Hyunjin es su hijo.

—Pero aun así...

—Supongo que no puedo recordarlo, pero mamá me dijo que nunca perdió el contacto con Heechul, y en uno de sus encuentros... bueno, quedó embarazada de Hyunjin. Yo tenía dos años, así que no tengo memoria de eso —Felix suspiró, dándole un suave apretón—. Mamá me dijo que conoció a su esposo luego de separarse de papá, pero no fue así, sólo lo dijo para no ponerme más triste de lo que ya estaba. La realidad es que... Mamá y papá nunca se quisieron, y Chaewon y yo fuimos sólo una tortura para ellos.

—No digas eso —Seungmin lo miró, impotente—. Tu hermana y tú jamás serán una carga, una tortura. Chaewon era una persona maravillosa por lo poco que pude conocerla, que siempre estuvo preocupada por ti y quería darle lo mejor. Y tú, Félix, eres...

—Un niñito caprichoso e infantil —Felix hizo una mueca.

—... eres un sol —le dijo Seungmin seriamente, y el menor enmudeció—. Eres una persona demasiado hermosa para este mundo.

Las mejillas de Felix se tiñeron de rojo, pero no desvió la vista, siguió mirando a Seungmin, sintiendo su corazón acelerarse por la intensa mirada del menor.

—Dijo que Heechul se hizo cargo de Hyunjin, por eso no lo conocí —prosiguió Felix acercándose a Seungmin—. No puedo echarle la culpa a mamá, digo... El amor a veces se acaba y no puedes hacer nada, ¿No es así? Abandonarnos no estuvo bien, va a tener que cargar siempre con eso, pero querer alejarse de papá porque no lo quería... Fue lo mejor, al fin y al cabo.

Seungmin le acarició el cabello mientras la rueda de la fortuna de detenía, y ellos quedaban casi en lo más alto, pudieron observar todas las luces de la ciudad desde allí, el oscuro cielo cubierto de nubes. Cómo estaba en invierno, pronto iba a comenzar a nevar.

Felix lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza en su hombro.

—¿Qué harás para navidad? —preguntó Seungmin.

Navidad sería en una semana, y luego, el dos de enero, iba a irse a Estados Unidos. Moría por decile eso a Felix, sin embargo, no se veía capaz de hacerlo, de ver su mirada triste sobre él.

—Mamá quería invitar a Heechul a conocerme —dijo Felix en voz baja—, además, quiere presentarme a mi otra media hermana, Momo.

—¿Momo? —Seungmin le dió un beso en la frente, sin soltarlo un poco—. Suena a nombre de perro.

—¡No seas cruel, Seungmin! —regañó Felix ahogando su risa contra el pecho de Seungmin.

Seungmin dejo salir una pequeña carcajada.

—Me da la impresión de que... de que estás pensando en irte a Osaka con tu mamá —comentó Seungmin sintiendo su estómago revuelto por esas palabras.

Felix levantó la vista con el rostro ruborizado.

—Sí —admitió en voz baja—, claro que sí, digo... es mi mamá, sé que quiere hacer las cosas otra vez conmigo y no dejarme otra vez. Sé que se está esforzando en ello, pero...

Felix se quedó en silencio unos segundos, pero antes de que pudiera preguntarle qué pasaba, los labios de Felix estaban sobre los suyos en un beso suave, dulce y tierno, sin segundas intenciones.

Seungmin le devolvió el beso al sentir la cálida boca de Felix contra sus labios, sintiendo su corazón latiendo a mil, sintiendo como todo parecía agitarse y sentirse bien siempre y cuando Felix estuviera entre sus brazos.

El mayor se alejó, sonriendo tímidamente.

—Pero no quiero dejarte, Seungmin —terminó de decir Felix en un susurro—. Sé que tú y yo podemos tener otra oportunidad, y no quiero... no quiero desperdiciarla. Te quiero demasiado para eso, entonces... entonces si me voy, lo nuestro puede darse por terminado, y no quiero eso. Podemos ir lento, para mí está bien, no me importa cuánto avance nuestra relación siempre y cuando te tenga a mi lado.

Estados Unidos. Beca. Viaje. Dos semanas.

Las palabras murieron en su boca.

—Una... una relación a distancia podría funcionar —murmuró débilmente.

Felix frunció los labios.

—Sí, pero... pero no podría soportar estar lejos de ti tanto tiempo —Felix le dió otro beso suave, sin dejar de abrazarlo—. Me gusta verte todos los días, verte sonreír y enojado y disgustado con todo el mundo. Si me fuera, no podría hacerlo, y estaría muy triste todo el tiempo.

Seungmin lo abrazó, sintiéndose culpable, enfermo, por no ser capaz de decirle la verdad a Felix.

El juego volvió a andar.

Y Seungmin le aseguró que si su relación iba lenta estaba bien para él.


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¡Gracias por leer! 

𝙉𝙤𝙫𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙖𝙡𝙦𝙪𝙞𝙡𝙚𝙧 - 𝙎𝙚𝙪𝙣𝙜𝙡𝙞𝙭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora