Capítulo 15-La curiosodad mató al gato

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Despertar y que él fuese lo primero en ver... Era agradable... Era más que agradable, aquella sensación era felicidad, o al menos se le parecía mucho.

Sólo vas a enamorarte de Shinwa. Recordó la conversación que había tenido con su madre. Estaba enamorada. No había dudas, no las había. Se veía una bonita sonrisa en su rostro cada vez que el nombre de Jiyong pasaba por su mente.

Él abrió poco a poco los ojos, con pesadez y leves y rápidos parpadeos. Al verla a tan pocos centímetros sonrió. Alzó su mano y acarició con suavidad su rostro, luego acercó sus labios hasta los de ella y, tras observar cada detalle de estos, los besó muy lentamente.

Sonrió.-Buenos días, mi Sunny-susurró al tiempo que se incorporaba y se sentaba en la cama.

Ella hizo lo mismo y se acomodó sobre él, apoyando su cabeza sobre el hombro.-Buenos días, Ji-susurró sonriente.

Él la abrazó contra su pecho y puso atención a su pierna.-¿Cómo te encuentras?

Ella le miró a los ojos.-Estoy bien, estoy junto a ti-respondió antes de darle un beso muy corto.

-¡Hyung!-entró Seungri en la habitación por sorpresa y muy asustado. De hecho, estaba tan asustado que no dijo nada de la posición tan cariñosa de ellos, no dijo nada al respecto.-¡Tienes que arreglarlo!

Él acababa de llegar, inesperadamente, de Japón. Sun Hee, hizo el intento de retirarse de Jiyong, pero este la apretó aún más fuerte para que no se separase de él. Seungri no estaba al corriente de la situación pero aún así hizo cómo si nada.

-¿Qué es lo que tengo que arreglar?-preguntó indiferente.

Seungri agachó la mirada hasta el suelo.-Es... Es... Es Mi Young-logró decir.

Jiyong se quedó inmóvil, pero tampoco mostró ninguna expresión. Ella sintió sus músculos tensarse. Acercó sus labios hasta la frente de la chica y depositó un largo beso. Luego se levantó y le dedicó una sonrisa forzada.

-Prepararé el desayuno-explicó arrastrando a Seungri fuera de la habitación.-Vístete mientras-ordenó con cariño antes de cerrar la puerta y dejarla sola en la habitación.

Ella se levantó con cuidado, tomó sus muletas y caminó, más o menos, hasta el armario-vestidor y escogió uno de los vestidos que Jiyong se había empeñado en comprar para ella. Sun Hee quería ir a su casa y recoger su ropa, pero él decía que no permitiría que regresase junto a él, ni por unos segundos. Compró un montón de vestidos, así ella podría vestirse sin ayuda. Tomó un vestido amarillo y negro, de manga larga que se pegaba a su cuerpo marcando su bonita figura.

Salió de la habitación y encontró a Jiyong sentado en la mesa y Seungri a su lado, esperando por ella en silencio y muy serios. Al cerrar la puerta ambos alzaron la vista hasta ella, y, nada más verla, cambiaron el ambiente intentando parecer tranquilos. Jiyong se levantó y retiró la silla para que pudiese sentarse, ella le agradeció con una sonrisa, y regresó a su sitio.

Ella observó sus semblantes, con una sonrisa fingida, que miraban la mesa pensativos, mientras desayunaban en silencio.

Jiyong tragó saliva nervioso.-Sun Hee, debo encargarme de algo-anunció con la tristeza y preocupación en sus ojos, pero intentando mostrarse alegre con una falsa sonrisa.

Ella se preocupó ante tanta actuación frente a su persona.-¿Está todo bien, Ji?-preguntó siendo observada por Seungri de manera extraña, ya que ella le había llamado cariñosamente Ji.

El chico asintió con un sonido nasal y sonrió con más ánimos para tranquilizarla.-No es nada-fue lo único que pudo decir.

Continuaron con el delicioso desayuno que los dos chicos habían preparado en unos minutos.-¿Qué fue lo que pasó?-preguntó observando las vendas en la mano y pensando en la pierna escayolada de la chica.

Ella sonrió y, antes de contar alguna mentira, Jiyong se adelantó.-Que un maldito animal la maltrató-respondió de mala gana.

Seungri le prestó atención.-¿El del club?-preguntó curioso buscando una confirmación, que Jiyong le dio con un leve movimiento de cabeza.

Antes de que Seungri continuase preguntando sobre eso, Sun Hee cambió de tema.-¿Cómo estuvo tu viaje por Japón?

Seungri sonrió recordando algo que había ocurrido en ese viaje. Estuvo contando varias cosas que Jiyong no escuchó pensando en todo lo que fuese que ocurría, ella tampoco escuchó al maknae preocupada por Jiyong.

Al terminar de desayunar Jiyong cambió las vendas de la mano de ella, curó su herida y le recordó las medicinas que debía tomar, después marchó a la YG Entertainment con un volveré pronto. Después irían juntos al hospital para quitarle la escayola.

Tzao llamó diciendo que tenía una sorpresa para ella así que bajó al sótano y encontró un precioso coche verde. Se tiró, o algo así, sobre sus brazos y lo abrazó fuertemente. Preguntó por la salud de ella y la llevó en el nuevo coche hasta la tienda de vestidos de boda. Estuvo allí por mucho tiempo, probando unos vestidos y otros, con la ayuda de las trabajadoras pudo probárselos.

Salió sonriente.-Este es, este es el vestido con que el que voy a casarme-confesó feliz y sintiéndose hermosa. En ese momento no estaba pensando en Shinwa, le había olvidado y reemplazado por Jiyong, él era ahora quien ocupaba continuamente su pensamiento.

Los ojos de Tzao se iluminaron, acordó algunas cosas con las dependientas y Sun Hee le ordenó conducir hasta el edificio de la YG Entertainment. Tomó el ascensor mientras Tzao se empeñó en esperar en el coche. Subió hasta la oficina de Jiyong, llamó dando un par de golpes, pero nadie respondió, así que simplemente entró.

No había nadie, todo estaba ordenado y el teléfono de Jiyong estaba sobre la mesa, pulsó un botón y sonrió, tenía una foto suya de fondo de pantalla, una en la que ella dormía en su cama, la había tomado sin permiso pero aún así lo dejó pasar, le pareció adorable. Junto a su móvil había una carpeta roja abierta, que llamó su atención y despertó su curiosidad, le echó un rápido vistazo, y como suelen decir, la curiosidad mató al gato, su curiosidad hizo que surgiesen dudas, muchas dudas, haciendo que su corazón doliese. La carpeta estaba llena de fotos, fotos que rompieron su sonrisa. En ellas aparecía Jiyong, aparecía con una mujer, una mujer a la que ella conocía. Esa era la mujer que se tapaba el rostro en el estudio de Jiyong, esa era la mujer que había espantado lejos de Tzao en el club el mismo día que Jiyong había estado allí, esa era la mujer que había ido a la casa de Jiyong aquella mañana para recibir un abrazo. En las fotos aparecían abrazados, dándose algún beso, sonriendo juntos...

Sun Hee salió de allí con las lágrimas en los ojos, en el ascensor las dejó caer y las limpió. Encontró a Tzao sentado sobre el capo del auto y ella se sentó a su lado, manteniendo un silencio que para ella era cómodo y tranquilizador.

Tomó su teléfono y llamó a Jiyong. Tardó un tiempo en responder pero finalmente lo cogió.-Hola, mi Sunny-saludó al descolgar. Se notaba nervioso.

Ella se mantuvo seria.-Estoy en el sótano-explicó.

Pudo escuchar una risa femenina de fondo.-Ahora mismo bajo-dijo antes de colgar.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron Tzao se levantó y se sentó en la parte de atrás. No le dijo nada a Sun Hee, sabía que cuando su amiga estaba así y no le decía nada era porque necesitaba ese silencio.

Del ascensor salió una chica, sí, esa chica. Andaba con pasos firmes, una sonrisa en sus labios y su cabello algo despeinado. Sun Hee cerró los ojos ignorando a la chica, pero esta rio, y, esa risa, era la que había sonado al otro lado del teléfono, se mordió el labio inferior con fuerza hasta desgarrarlo y dejar que la sangre brotase por su boca. Un par de lágrimas resbalaron y limpió su rastro. Estaba decepcionada, decepcionada con él que la había tratado como la única chica en su pensamiento, decepcionada consigo misma por haber olvidado que él era un mujeriego.


Mr. EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora