◆ 残酷 (Crueldad) ◆

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Luego de aquella fiesta, que sin mas había sido de lo mas extraña aunque placentera, sucumbio ante las miradas, odiaba tanta atención cuando estaba en ese estado de inestabilidad emocional, suspiro, se disculpó y se retiro.

Camino hacia el jardín, rumbo a aquel árbol donde había dos caminos de cemento, se sento en la banca de mármol donde anteriormente se había sentado con aquella mujer de enigmáticos y hermosos ojos carmesí.  Si, estaba prendado de esa belleza que poseía esa mujer, su media hermana, una diosa, aquella a quien mancilló... Aun recordaba aquello....

«Eres mi diosa mancillada...»

Recordó, haberle dicho, aquella tarde cuando la "mato", dando paso a una inestabilidad en el lugar, ella era la diosa de la naturaleza, esa diosa era especial, no podía morir del todo, era un punto y pilar importante.

Suspiro con pesar, aun recordar todo aquello, le causaba placer, melancolía, dolor y mil cosas mas, no quería herirla, no podía, pero... Debía hacerlo, y termino siendo un puto hijo de la chingada con ella, la mancilló, hirió, quebró, se deleito, y no podía negarlo.

—En verdad disfrute hacerlo, pero... También me arrepentí de ello...no debía pasarle nada... Y aun así... ¡Maldita sea!—

Se sumergió de nuevo en aquellos recuerdos, estaba solo, agradecía eso, su mente lo remonto a aquella tarde, donde su "padre" lo mando a 'matarla', ¡No quería! ¡¿Pero que pensaba ese imbécil?! Era una verdadera joda, estaba tan bien platicando con su madre... Pero tuvo que ir al llamado.

—Eres tan estúpida, creyendo que podrás ser algo mas importante, eres escoria, una pútrida vida mas...Nadie vendrá a ayudarte, estas sola, solo yo puedo liberar tu dolor...

Aquellas palabras eran impregnadas de un veneno que no supo de donde salio, quizás era por el enfado de tener que hacerlo. Sonrió con suficiencia y ego, mientras estaba recostado boca abajo en aquella viga, viéndola desangrarse, bello color rojo sobre esa piel blanca, escuchó ruido, bajo de la viga y la tomo entre sus brazos, tiempo después, llevándola lejos, envolviéndola en su abrigo.

—Despertarás pronto... Y se que me odiarás... Lo se bien—. Anunció aquel chico, desapareciendo en medio de un ligero destello verde azulado, llegando a palacio en infra tierra, dejando a la mujer en una habitación, la cual era simple, con sus hermanos demonios era una proesa vivir, ocultaba su buen corazón, reprimiendo todo, platicando con su otra alma, nadie sabia eso, simplemente jamas lo menciono.

Había pasado  tiempo, donde se dedico a pintar y arreglar aquella alejada habitación, a gusto de la diosa, sin mas, a pesar de tratarla mal, aun así la consentía, la última vez que la vio en infra tierra... Le sonrió.

«Te quiero hermana, pero no puedo ser diferente contigo, no por el momento »

Luego de aquello, no la volvio a ver, sabia que estaba bien, sabia que interactuó con aquel ángel extraño y también ...tenia que lidiar con los que restaban, puesto de malos puntos y formas diversas no la bajaban. ¡Estaba harto! ¡El era el único que podía hacerle esos comentarios! ¡Él la creo! Pero al parecer ellos no lo entendían así, solo su "madre".

En una de sus excursiones  a la parte humana, la vio, solo la vigiló, para sonreír, su diosa malcriada... Ella era su diosa mancillada, su pútrida creación.

—Espero estés bien , porque no permitiré que otro te humille, sólo yo puedo hacerlo—.

Susurro al viento, para luego desaparecer, paso el tiempo, donde inició la construcción de aquella mansión, si, pensaba traerlos a todos, sus hermanos y hermanas, a sus hijos y si podía seria otra forma de reinar.

La guerra llego, y no pudo decir no a querer llamarla y protegerla del causante de dicho enfrentamiento, aunque acabó en un maldito pleito. —¡Estoy en casa hijo de puta! ¡¿Dónde mierda estas?!—. Aquella vez fue peor la situación no pudo detenerse a continuar los insultos.

—Querida hermana. ... Has venido —. Sonrió con poca pisca de suavidad, ya que respondió muy tosco. —Veo que no paras de decir groserías ... Diosa malcriada, te pedí que vinieras, puedes quedarte...—.

Luego de aquello una pelea verbal mas fuerte y objetos volando por doquier fue el resultado de que la chica se fuera, a lo que el rubio no le dio tiempo a decirle que ... Posiblemente tendría sobrinos ...

Paso luego de aquella guerra, otro recuerdo con esa mujer, que lo dejo devastado riendo ligeramente como un loco ¡Pero eso era él!, haciendo que el cielo se tiñiera de un color gris opaco, nebuloso. Cuando tuvo que enviar a aquel arcangel con aquel ángel caído, su preciado ...tío , lo convirtió en parte de ella, quizás eso le haría feliz a la chica, aún buscaría una forma de reparar su error, aunque dudaba que volviera a usar sus alas.

—En verdad me he superado, pude haber hecho mejor las cosas, pero... Ella, ella seguirá ahí, a pesar de todo, no puedo negarlo, ella es mi diosa...mancillada, mi creación, la hermana de ambos y aun así, es tan diferente...tan desquiciada y despiadada ¡Que delicia! —.  Ríe ante ese pensamiento, miro a su entorno y suspiro, saco de su ropaje una esfera violeta, mirando a ambas, ahí.

—Eres mi diosa mancillada,  una Diosa malcriada...Eres mía, solo mía, eres mi creación...Mi maldita Diosa inpura, mi demonio celestialSonríe con satisfacción, aunque haya pasado mucho tiempo, su relación siempre sera un poco brusca, tan hermosa, tan caótica, pero con un toque especial, tan diferente al de su otra hermana. Ellos eran un par tan diferente pero tan parecido que daba la impresión de que se matarían algún día, aunque el  rubio...no lo haría, adoraba a esa loca y desquiciada dama de ojos carmesí.

—Mi hermana, mi bella malnacida y mancillada solo por mi—

Recuerdos de un rey★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora