capítulo diez

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Natalia se quedó en el salón y yo me fui junto a Julia, María y Miki a la cocina para preparar la cena. En el super habíamos comprado nachos y algunas salsas de queso y picantes estilo mexicano. Nos repartimos las tareas, mientras el catalán y la madrileña aliñaban unas ensaladas para poner en el centro de la mesa, Julia y yo añadíamos los complementos a aquellos nachos.

-Alba, tu no tienes nada que contarme?- preguntó Julia bajando el tono de voz
-Yo? De qué?- respondí mirándole
-De Natalia.- aclaró enseñando una pequeña sonrisa. -ya sabes, que si os habéis liado o algo...- añadió más baijito. -es que se os ve muy acarameladas.- me costó esconder la sonrisa que acabé sacando porque me fue inevitable
-Bueno, a ver... solo... no...- respondí dudando si decirle la verdad o no. No había hablado sobre el tema con Natalia y no sabía si ella quería decírselo a lxs demás así que lo negué -no hemos hecho nada.- dije finalmente.
-Ya sabes que conmigo puedes confiar, eh. Pero te creo...- respondió dudosa Julia zanjando el tema. Le respondí con una sonrisa y seguimos con nuestra tarea hablando de cualquier otra cosa.

Cuando el queso de los nachos ya estaba bien fundido y las ensaladas aliñadas a la perfección, nos dirigimos lxs cuatro al salón para cenar. Me senté al lado de Natalia, que de vez en cuando me acariciaba la pierna por debajo de la mesa. Cenamos entre halagos por la comida y risas, muchas risas. Estaba tan cómoda con ellos como cuando estaba con mis amigxs de Elche. La única diferencia era que unos eran de toda la vida y ellxs de hacía una semana.

-Quién quiere ronda de chupitos antes de ir a la piscina?- dijo Famous levantándose de la mesa y alzando la voz. Todos asentimos al unísono y el anfitrión junto con Carlos, que se levantó para ayudarle, se dirigieron al armario donde estaban guardados los pequeños vasos para después colocarnos uno a cada unx en frente y seguidamente un chorro de Jäggermeister.

-Por qué brindamos?- preguntó Dave con el chupito en la mano y mirándonos a todxs.
-Por Albalia!- gritó Marta. A mi se me abrió la boca de la sorpresa y miré a Natalia a mi lado. Ella estaba riendo mientras miraba a la malagueña y seguidamente me miró a mí para después alzar su chupito
-Por Albalia- dijo antes de tragar del líquido marrón. Todxs seguimos el mismo movimiento que la navarra. Apoyé el vaso en la mesa y sentí como su brazo pasasaba por mi espalda para después abrazarme. Le correspondí y respiré su aroma. Al separarnos, algunxs de nuestrxs amigxs nos miraban con una sonrisa en la cara y otros con el móvil en la mano pero todos tenían sus ojos clavados en nosotras.

Era el momento de subir a las habitaciones para ponernos los bañadores. Natalia y yo subíamos las escaleras empujándonos la una a la otra y discutiendo por quién entraba primero al baño. Llegué yo primera y me metí en el baño lo más rápido que pude.
-De qué te sirve ser la primera en entrar si todo aquí fuera, so penca?- me dijo Natalia desde fuera soltando una carcajada. Con las prisas de ganar ese juego de niñas no había cogido lo más importante, el bikini.
-Joder! Es verdad... me lo pasas?- dije yo inocentemente abriendo la puerta. La morena estaba frente a mi, con mi bañador en la mano. Alargué el brazo para cogerlo pero ella fue más rápida y estiró de ésta para sacarme fuera y meterse dentro no sin antes lanzarme las prendas a la cara
-Que cabrona! Eso no se vale!- me quejé riéndome por su jugada. No quería esperar a que saliera ella así que me cambié en la habitación.

Cuando estaba poniéndome la parte de arriba, salió del baño con su toalla colgada en el hombro.
-Mierda Nat, no puedo atarme la parte de atrás. Me ayudas?- dije fingiendo necesitar ayuda. Solo quería jugar un poco. Se acercó a mi espalda y agarró las tiras del bikini suavemente. Hizo un nudo y arrastró sus manos hasta mi abdomen. Sus labios se posaron en mi nuca y suspiró en ella. Yo sonreí victoriosa porque mi plan había salido tal y como esperaba. Hasta que llamaron a la puerta.
-Venga, dejad el sexo para otro momento y bajad, que os estamos esperando.- La Mari, la maldita Mari. Me giré con cara de enfado para quedarme frente a Natalia.
-Es que nos van a interrumpir siempre?- dije susurrando para después darle un pequeño beso en los labios. -Ya vamos pesada!- grité para que me oyera desde el otro lado de la puerta y volví a besar los labios de la morena, que introdujo su lengua en mi boca durante tres segundos pero paró. Solté un sonido de queja e intenté acercarme otra vez a su boca sin conseguirlo
-Será mejor que bajemos, gata en celo.- dijo separándose de mi dándome un beso en la nariz. Nos pusimos cada una una camiseta y bajamos.

Ser arte [albalia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora