Monotonía

33 2 0
                                    

Me ví empapado en sudor, mientras el sonido molesto y repetitivo del despertador marcaba las 7:20am. Hice el intento de ponerme de pie, pero un gran mareo me derribo y caí de regreso en la cama. Permanecí ahí un momento y me puse de pie nuevamente con rumbo hasta el baño. --Debo ir a la universidad, pasó por mi mente como un rayo de luz, a la vez que los rayos del sol entraban por mi ventana iluminando mi cuarto. Nunca había echado tanta en falta el sol como hoy.

Me duchaba, a la par en que la calidez del agua me daba paz, se llevaba consigo mis preocupaciones. –Lo mejor del día, Dije mientras dejaba que el agua siguiera recorriendo todo mi cuerpo. Tomé el cepillo de dientes y limpiaba mi dentadura sin dejar de mirarme un segundo al espejo. Sentía que me aterraba hacerlo, pero era yo, no debía temer a mí mismo. Yo siempre enfrento mis miedos, y ésto era algo muy trivial para mí después de una pesadilla.

Pongo rumbo nuevamente a mí habitación y busco entre todo el desorden ropa que usar. Ví hacia la ventana y me acerqué para observar a través de ésta, donde pensé en la escena de la pesadilla donde miré entre los ventanales. Aunque a diferencia del sueño, tras la ventana estaba iluminado. El sol me corroboraba que todo estaba bien. –Lo pienso demasiado fue sólo un mal sueño.

Encontré en el clóset mi chaqueta negra de cuero y mi t-shirt blanco con capucha de mangas largas. Las tomé, acerqué a mí y las coloqué en mi cara donde respiré profundo para disfrutar del dulce aroma que desprendían. —Me alegro de haberlos llevado a la lavandería. Me encanta el aroma de limpieza que desprende. Inhale profundo una vez más y exhale mirando hacia el techo. Los coloqué en la cama. Procedí a buscar un pantalón de un tono azúl, y unos zapatos. Puse todo el conjunto en sucesión en la cama, lo miraba con orgullo hacia mi capacidad para elegir buenos conjuntos de ropa.

Me vestí mientras me miraba en el enorme espejo del cuarto, donde podía mirarme completo. Me acerqué para ver mi rostro, donde obviando las ojeras apreciaba, disfrutaba del tono marrón de mis ojos, lo negro, lacio y desaliñado de mi pelo, y el buen crecimiento que tenía mi barba. —No te ves nada mal. Me sorprende que un joven tan apuesto, y estudioso como tú no tenga novia ni muchos amigos. Eres súper buena onda. Me encanta tu carisma, de seguro hoy puedas hacer muchos amigos. Hoy el sol reluce a tu favor. Dije mirándome al espejo donde daba una sonrisa que ocultara mi pesar hacia la vida.

Es hora de irse. Tomé mi celular, billetera, las llaves del apartamento y de mi motocicleta, mi paquete de mentas y mis audífonos. Cuando salía por la puerta del apartamento miré hacia mi muñeca, y al enterarme volví rápidamente hacia mi habitación; había olvidado mi reloj. Mi reloj plateado que compré en una ganga en una ocasión, aunque no presente nada significativo, pero el Tic Tac tras el paso de cada segundo aliviaba mi alma. Pasé por la cocina, bebí una lata de bebida energética y me fuí sin mirar atrás, dejando el confort de mi hogar.

Busqué en el aparcamiento mi moto, estaba ya bastante malgastada, pero no podía aspirar a algo mejor, al menos aún. Una Loncin 260cc, de un color base gris con franjas rojas. No podría permitirme comprar una así, ésta me la dejó mi padre antes de volver al campo con su nueva familia. inserte las llaves, dejé que el rugido del motor subiera en mí la adrenalina, di la vuelta y salí a todo dar hacia la universidad, que con suerte no perdería la oportunidad de tomar la primera clase.

Llegué en un alrededor de 40 minutos, gracias a que me detuvieron y multaron por exceso de velocidad. No lo discuto, lo tenía merecido por acelerar a 100km/h en una calle que su límite era 60km/h. Ya era una costumbre. Dejé la moto bajo llave, poseía un candado para evitar posibles robos. Aunque a los ladrones de hoy en día poco les detendría un candado, pero me daba seguridad. Al llegar a la universidad fue cuando pensé en mi mochila. Fue cuando recordé que la había dejado en la casa de mi amigo la última vez que fuí a su apartamento, él quedó de traermela a la universidad después del fin de semana. Deseaba enormemente que no la hubiera olvidado.

3 Sueños Del MañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora