3 Sueños Del Mañana

Siempre fuí yo

Al despertar estábamos Rick, Tatiana y yo en el suelo de mi habitación. No supe cómo llegamos ahí, tal vez de casualidad venimos mientras estuvimos en trance o algo por el estilo, pero puedo asegurar que no sabía cómo. Rick y Tatiana terminaron por despertar, la exaltación de Rick fue asombrosa al buscar entender cómo habiamos ido a parar allí.

Tatiana se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Era tan satisfactorio el sentir una vez más el calor de su piel, la eché en falta bastante. Luego de todo surgió la incógnita colectiva, cómo llegamos aquí. Decidimos volver al lugar del establecimiento, pues, al menos quería pagarle o agradecerle al señor, pues nunca lo hice, pero no estaba. Y no solo el señor, sí no el establecimiento, es como si nunca hubiera existido, en su lugar había una especie de negocio abandonado, que aludia de hace ya bastante tiempo. Rick entró a buscar el sitio web, y no; era como si nunca hubiera existido. Estábamos estupefactos.

En aquel momento sopló una suave brisa donde las hojas del otoño se posaron sobre mí, y mientras la retiraba ví una nota que sobresalía de mi bolsillo, la retiré y tras leer lo que decía solté una carcajada. Tatiana y Rick se mostraron confusos ante la situación.

—Gabriel, qué demonios te pasa!?
—Yo, siempre fuí yo.
—¿De qué hablas?
—Era yo, y al mismo tiempo no lo era. ¿No lo entienden? No importa, que sea suficiente con saber que este asunto acabó, y ahora sí, conviene disfrutar la vida.
—Realmente es imposible entenderte.
—Ese es mi punto fuerte.

Nunca les hablé sobre la carta, pues era un mensaje para mí mismo. Un mensaje que llegó en el momento justo. Un mensaje en forma de una carta que decía "Gracias por liberarnos, Gabriel. Somnia Expertus".

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