Prólogo

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Me encontraba parado en frente de aquel local, parecía inhóspito, carente de vida. Miraba en los alrededores y no había presencia de alma alguna. Estaba sólo. Aunque no me sorprendía, pues qué esperaba encontrar en un lugar  cómo ese en mitad de la noche. Opté por mirar por los ventanales del local, pero estaba totalmente oscuro en el interior.

Las luces de los faroles eran mis únicas aliadas en medio de aquella oscuridad. Seguía sin entender qué hacia allí, cómo llegué a aquel lugar, pero sentía que ahí yacían las respuestas a todo éste teatro para locos. Pensé en irme, pero una fuerza me hacía retroceder. "¿Qué debo hacer?" No dejaba de cuestionarme.

De la nada sentí un escalofrío acompañado de un terrible dolor de cabeza y miedo a lo desconocido. Miro hacía la derecha del callejón con gran pavor, donde veo que se aproxima una neblina bastante densa y oscura. La neblina viene recubriendo todo, escucho lamentos en su interior. El terror me invade, me desespero en entrar al local, pero la puerta no abre. Intenté correr en dirección contraria de dónde viene la neblina, pero mis piernas se negaban a moverse a mi voluntad. No dejaba de temblar.

La neblina me arropo. Se sentía bastante frío en su interior. Sentía una sensación de profunda soledad y depresión muy fuerte. No sabía que hacer. Me tiro al suelo de rodillas sin idea alguna de cómo debería continuar, pero en ese momento, en aquella inmensa oscuridad, se encendió una luz. Podía ver una luz que provenía del interior del local, y en su exterior se encendió un letrero que decía "Búscame", el cual tenía una frase que era lo más llamativo en medio de todo aquello "Somnia expērtus". Luego desperté.

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