VI

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Sostenía su mano mientras caminábamos por un largo pasillo, todo era oscuridad, no lograba ver ninguna ventana o luz cercana, las paredes eran tan oscuras que no me extrañaría fueran color negro ¿Como logra andar por ahí?, por un momento me sentí totalmente a ciegas, hasta que llegamos a una habitación, abrió una puerta de madera, aparentemente pesada, esta comenzó a rechinar a la mitad del camino, la habitación era otra oscuridad, soltó mi mano por unos segundos.

Solo se escuchaban sus pasos.

-¿Donde estás?- intentaba ver lo que fuera.

De repente una luz tenue se encendió, Erick se encontraba en medio de la habitación con la mano derecha en una cadena que venía del techo, era el interruptor.

La habitación erá muy diferente a la primera, aún oscura pero azulada, entré despacio, observándola, en las paredes no había ningún tipo de cuadro adornándolas, no era necesario, ya que estaban pintadas, árboles negros en todas las paredes, hacia alusión a estar dentro de un oscuro bosque iluminado unicamente por la luna, árboles gigantes que llegaban a la orilla del alto techo.

En ella no había ningún mueble, así que miré detenidamente los árboles, tantos que no pude contarlos, ya que llenaban la oscuridad del cuarto, miré sobre mi cabeza, el techo era más alto del centro, como si estuviéramos dentro de un triangulo con base cuadrada, era una noche estrellada, la luna se encontraba en medio, era una lámpara gigante, una hermosa luna.

Erick cerró la puerta rechinante, la cual también se encontraba pintada al igual que la habitación, pero esta parecía tener un camino, como si hubiéramos llegado caminando por ahí.

-¿y esto tendría que asustarme?- le pregunté sorprendida

-En absoluto, esta es mi habitación de descanso, aquí me recuesto- se sentó en medio de la habitación, sobre un tapete color verde azulado oscuro, me miró y con su mano derecha dio unas palmadas a su lado invitando a acompañarlo.

Me senté a su lado, entonces se recostó y observó su luna artificial, lo imité.

-Es tonto tener algo artificial cuando afuera podría estar admirando a la verdadera, pero durante el día se esconde y esta es mi forma de seguir acompañado por su belleza- entendí su punto.

Al cabo de unos minutos, se levantó repentinamente y caminó hacia la puerta rechinante, la abrió y me miró de reojo, entonces salió de la habitación, desapareciendo en la tremenda oscuridad de su pasillo.

Me quedé extrañada por lo ocurrido, me levante y caminé hacia la puerta

-¿Erick?- pregunté hacia la oscuridad, no veía absolutamente nada.

Me sumergí en la oscuridad del pasillo, seguí caminando.

-¿Erick?- Repetí. Escuché como la puerta rechinante se cerraba, volteé inmediatamente pero no logré ver nada, resignada suspiré y continué caminando ha ciegas.

Nuestra oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora