VII

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El primer chico especial, ¿como olvidarlo?

Yo era una pequeña ingenua de diecisiete, él de veintidós años, un día iba tarde a casa, me gustaba observar la ciudad en el mirador, era cuando aún era pequeña y se lograba admirar todo su esplendor, subí a mi escarabajo que en ese entonces era blanco e inicié el camino a casa.

Eran las tres de la mañana, una adolescente no debería de estar fuera a esas horas, pero en la mía no había alguien esperando mi llegada, la mayoría del tiempo solo era yo, mi madre trabajaba en el extranjero y solo nos visitaba algunas semanas cada 2 o 3 meses, mi padre, el pobre, se sentía tan solo y abandonado, que era un ermitaño, solo salía durante las mañanas a su trabajo, y durante toda la tarde se la pasaba regando las plantas de mi madre.

En medio camino, cruzo por una calle principal en donde se encuentran varios bares y antros, siendo viernes y a tales horas, comenzaban a vaciarse.

Mi pequeño escarabajo me aplicó una jugarreta y falló

-¡Demonios bochito!- dije molesta, pero no era su culpa, original del año 1991, su motor ya había dado mucho tiempo de trabajo y necesitaba arreglarlo, pero aún no podría invertir lo necesario en él.

Bajé, necesitaba esperar a que diera un respiro, ya que no era la primera vez que esto sucedía, pero me había dejado a media calle, necesitaba moverlo para colocarlo en una orilla.

Entonces una voz a mis espaldas -¿Necesitas ayuda?- volteé y era un chico atractivo, alto, tes blanca, de cuerpo corpulento, vestía una camisola negra y jeans oscuros, uniforme de Bartender.

-Si- contesté, así que subí al escarabajo y él lo empujó hasta llegar a la orilla de la calle, bajé del auto y me dirigí hacia él

-Bien, sola hubiera tardado-

-jaja, ¿De nada?, no te preocupes, soy algo altruista, por cierto mi nombre es Tony- dijo sonriente

-Pues, muchas gracias Tony- Contesté, soltó una pequeña sonrisa – ¿Puedo saber tu nombre?- levantó los hombros -si no es mucha molestia -

-Sam-

Él no pudo evitar una otra risa - ¿De Samanta?-

-No, solo Sam-

-Interesante, y dime Sam, ¿necesitas que llame a alguien?-

- No, no es la primera vez que me pasa, solo tengo que esperar unos cuantos minutos- "Le gusta hacerme sufrir" pensé, me senté en un escalón alto que se encontraba a un lado.

-Bien...- me imitó y nos quedamos en silencio por unos segundos.

Sacó un pequeño artefacto rojo y comenzó a fumar de él.

No pude evitar la curiosidad -¿Que es eso?-

-haa, lo siento, ¿gustas?- respondió ofreciendo

-Pero ¿que es?- repetí

-Un hitter, osea, una pipa y la uso para fumar mariguana- continuaba ofreciéndole en su mano.

Nunca nació en mi el interés por alguna droga, la única que droga para mi, era la música, con ella podría perderme por horas.

-Bien, dejame probar- antes de soltarla en mi mano, me miro pensante y preguntó

-No la has probado antes ¿verdad?-

-No, ¿tiene algo de malo?-

-Claro que no pero cuando la fumes, intenta inhalar lo más que puedas, debe de entrar bien a tus pulmones y aguanta por unos segundos, aguanta las ganas de toser y dejalo salir lentamente-

Nuestra oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora