Harry
Me despierta un zumbido muy molesto. Al principio lo ignoro, pero me llega la compresión de que es mi teléfono celular, y me despierta de mi somnolencia. Parpadeo tres veces y miro a Louis, que está profundamente dormido, con una expresión de paz en su rostro, y realmente no quiero que mi teléfono lo despierte. Despacio, me arrastro fuera de la cama. Estoy vistiendo una camiseta de Louis que me queda grande, me llega a las caderas. Busco mis pantalones cortos, que encuentro en un rincón junto con mi zapatos. Mi teléfono está en el bolsillo de mis pantalones cortos, lo saco de ahí y contesto mientras salgo sigilosamente al pasillo. —¿Hola? —¿Hablo con Harry Styles? —La voz no me es conocida, es cortante y profesional. —Sí, soy yo.—Una nota de temor se apodera de mi estómago. —Te tenemos como primer contacto de emergencia de Anne Cox… El temor se expande en un instante, congelando mi cuerpo entero. —¿Mi mamá? —Sollozo—. ¿Qué pasa con ella? —Estoy llamando del Hospital Mercy Hill. Su madre fue admitida esta mañana. Aparentemente cayó por las escaleras. —Estaré allí tan pronto como me sea posible. Dígale eso. Estoy yendo al aeropuerto en este preciso momento ¿está bien? —Me doy cuenta que me cuesta aflojar la mano porque estoy tomando con todas mis fuerzas mi teléfono.
—Sí, señor Styles. Discutiremos su estado cuando esté aquí.
Le agradezco y cuelgo. Mi cuerpo entero se siente congelado. Tengo suficiente en mi cuenta del banco para emergencias para comprar unos pasajes aéreos. Puedo tomar un taxi hasta el aeropuerto y de ahí son dos o tres horas de vuelo. Sabía que algo así ocurriría. Mi mamá nunca ha estado por su cuenta, mi padre se encargó de ella hasta que la abandonó y luego yo me ocupé de ese trabajo. Me sentía tan culpable de transferirme tan lejos, a la universidad de mis sueños, que casi no lo hice. Ella fue quien me aseguro que estaría bien. Y ahora está en el hospital. ¿Qué pasa si esto es mi culpa, por haberla dejado? Antes de que pueda unir mis pensamientos, ya estoy corriendo hacia mi dormitorio. El rocío de la mañana cubre el césped al lado de la acera. Niall está dormido, su cara esta medio cubierta por su colcha, así que me muevo silenciosamente y tiro algo de ropa y mi laptop en mi mochila. Estoy corriendo en piloto automático. Llamo a la empresa de taxi y están en camino antes de que pueda recuperar el aliento. Pronto, me encuentro en el asiento trasero, dándole las instrucciones al chofer, quien tiene piedad de mi sufrimiento, y pone en la radio música relajante durante todo el viaje. En el aeropuerto, soy afortunado, hay un par de asientos libres en el vuelo a Newark, New Jersey. Pago y luego compro un sándwich que no puedo comer, repiqueteo con mi pie en el aérea de espera, hasta que mi número de vuelo es llamado. No es hasta que llego al avión, que me echo a llorar. Tres horas después, estoy en el hospital comunitario Newark Wayne. La doctora tiene una carpeta con un sujeta —papeles. Eso me pone nerviosa; en la televisión, los doctores siempre las tienen cuando dan malas noticias. Sé cómo debo verme, ropa arrugada, la camisa probablemente al revés, lágrimas en mis ojos. —Ella tuvo una contusión—dijo la doctora, mirando el historial clínico. Se ve fresca, su cabello está recogido en un moño y los puños de su camisa están arremangados. Lo opuesto a mí—. Hay una gran cantidad de moretones, lo único que se rompió es el tobillo. Lo hemos fijado, pero deberá ser cuidadosa en su casa, por un tiempo. —Entonces… ¿nada severo? —pregunto, aguantando la respiración. La doctora sonríe. —Nada que implique un peligro mortal, ¿quieres verla?
Me conduce por el pasillo, más allá de una hilera de puertas. Me doy cuenta de lo que he hecho, dejé todo para volver aquí sin pensarlo. Sin siquiera decirle a Zayn. Esperaba que el desastre golpeara en mi ausencia, y subconscientemente, estaba listo para ello. Tengo que...Oh, no tengo el teléfono de Louis. Eso parece imposible, pero es cierto, nunca lo obtuve. Él despertara, sin mí, como si lo hubiera abandonado. Mi única esperanza es llamar a Zayn y rezar que esté de acuerdo en dejarle saber a Louis donde estoy, aunque parece poco probable, y seguro que tendrá preguntas En ese momento, se abre la puerta al final del pasillo, y veo a mamá, sentada en la cama más cercana a la ventana. Hay un vendaje sobre un corte en su frente, y su tobillo está enyesado. Ella me sonríe. Y se me olvida todo acerca de Louis.