Capitulo 14

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Harry

Louis necesita trece puntos de sutura. Cuando el médico pregunta, él dice que se cortó al caer por las escaleras.

La ironía me da dolor de cabeza. Cuando el médico habla de seguros y facturas, mi dolor de cabeza empeora, pero Louis ni siquiera se inmuta. Todo queda pagado en un instante. Supongo que nunca me di cuenta de que ser rico significa que hay algunas preocupaciones que nunca llegan a tu vida. Por otra parte, yo nunca había sido secuestrado o mi mamá había sido asesinada delante de mí. Cuando el brazo de Louis está completamente vendado, tomamos otro taxi de regreso a mi apartamento. Él todavía está lo suficientemente tenso que ni siquiera se da cuenta de mis manos anudadas en mi regazo, o de la forma en la que me retuerzo en el asiento con cada cuadra. Él probablemente nunca ha estado dentro de un apartamento tan pequeño como el de mi mamá y el mío. —Espera. —Agarro su brazo sano cuando el taxi se detiene y él empieza a salir—. Tal vez deberías conseguir un hotel. Hay algunos agradables no muy lejos de aquí. —Ah. Por supuesto. —Sacude sus pensamientos y asiente con resignación—. Puedo entender por qué no querrías que tu mamá me conociera.

—¿Que no querría que mi mamá te conociera? —digo incrédulamente—. Ella probablemente tendría un ataque al corazón ante la idea de que alguien como yo pueda traer a casa a un completamente maravilloso… Cierro de golpe la boca, molesto por sonar como una chica de secundaria, pero hay un rastro de sonrisa en sus labios. —Repite esa última parte de nuevo. Empiezo a balbucear. —Sólo pensé que tal vez estarías más cómodo en un buen hotel. Podría llevar a mamá el día de mañana… Su sonrisa desaparece, enterrada debajo del entendimiento. —Harry. No me podría importar menos el tipo de lugar en el que vives. No soy ese tipo de persona. No soy mi padre. Dice esto con tal vehemencia que tengo la sensación de que él se ha esmerado para que sea cierto. —Está bien. Sí, está bien. —Tomo una respiración profunda—. Estoy siendo estúpido. Él toca un mechón de cabello que cae por mi mejilla, su toque se mueve sobre mi piel antes de que lo meta detrás de mi oreja. —No estás siendo estúpido. Me vendría realmente bien esa ducha fría. —Hazme un favor y no le digas a mi mamá acerca de lo que pasó en el callejón —le pido—. Ella se preocupara. —No le dije a la policía, no se lo diré a tu mamá. —¿Por qué no? —digo—. Llamaste a la policía, quiero decir. —Les habría tomado mucho tiempo llegar allí. Además, no me gustan los policías. —No te culpo —digo, pensando en lo que él debe asociar con ellos—. Bueno, lo manejaste por tu cuenta. Me mira por tanto tiempo que el conductor hace un sonido irritado en la parte posterior de la garganta. Salimos y nos paramos en la acera, la ciudad parece asentarse en un escenario inquietante. —¿Por qué la larga mirada? —finalmente pregunto, un poco incómodo; su mirada es demasiado penetrante. —Estaba tratando de averiguar si estabas o no bromeando. Decidí que no lo estabas. Pero deberías —añade, el vendaje blanco en su brazo sobresaliendo brillante en el aire de la noche—. ¿Por mi cuenta? Hubiera estado jodido sin ti. Parpadeo y él hace gestos balanceándose hacia la reja.

—Oh, eso. Sí, he tenido la intención de decirte que secretamente soy un tipo jodido. —Eres malo guardando secretos. —Ahí está ese esbozo de una sonrisa de nuevo, la que he visto más y más a menudo últimamente. Me gusta. Es arrogante y cálida a la vez. Miro hacia atrás, hacia mi apartamento de nuevo y me siento un poco avergonzado por preocuparme por algo tan superficial. Sé que Louis es mejor que eso. —¿Listo para conocer a mi mamá? —Sí —dice—. Si tú quieres. Percibo una nota de incertidumbre en su voz, él está tan nervioso como yo. ¿Por qué? Es bastante obvio cuál de nosotros es la presa y cuál es el que tuvo suerte. —Vamos. —Lo guio por la escaleras y a través de la puerta, girando la llave en la cerradura. Una vez adentro, soy inmediatamente sorprendida por las ventanas polvorientas, la alfombra no-aspirada, la bolsa de comida rápida vacía junto a la papelera. Quiero correr nuevamente hacia afuera. Pero… —¡Harry! Me preguntaba por qué te estaba tomando tanto tiempo. —Mi mamá aparece, débil en sus muletas. Cuando ve con quién estoy, sus cejas se levantan hasta su cabello, que es del mismo color que el mío antes de que lo tiñera. Mi boca se seca. —Este es… um. —Mi nombre es Louis —dice, extendiendo suavemente la mano de su brazo sano, en donde cuelga en el aire hasta que mamá recupera la compostura suficiente como para agarrarla—. Es un placer conocerla. —Muy bien. —Mamá se recompone, mirándome como si simplemente hubiera arrojado un diamante de valor incalculable en un charco de barro. En la escuela, Louis es hermoso. Aquí, él brilla. —Zayn me contó lo que pasó. —Él habla con gracia y con confianza, pero juega con el borde de su vendaje de una manera que me permite saber que está inseguro—. Pensé en venir a ofrecer mi apoyo. Eso explica su repentina aparición. Y su amabilidad me aturde. —Oh, de verdad. Eso es adorable de tu parte. Pero estoy muy bien. Como ves, Harry exageró un poco. —El tiende a entrar en pánico cuando otras personas resultan heridas —murmura, y su mirada se suaviza mientras se gira hacia mí. Voy a fundirme en el suelo. Esto es ridículo.

Torrencial - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora