Capitulo 3

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-¿Y...no le causaba temor?-dije caminando con el Coronel al lado.

Nos habíamos quedado hablando un buen tiempo en la cafetería. Pero, ya era tiempo de volver a mi casa y el coronel se ofreció acompañarme hasta ella. 

Estábamos caminando por las calles de Texas y se podía ver por encima nuestro, como se formaban las nubes, que indicaban que iba a llover.

-Al principio si, pero luego te vas acostumbrando.-Sonríe y me mira.

-Yo, no podría. A penas puedo ver un poco de sangre, cuando me lastimo.-sonrió apenada-Es... realmente un honor tenerlos a ustedes para que puedan hacer, bueno.. lo que hacen- lo mire.

-Gracias-dice amable.

El coronel James me escoltó en su auto hasta mi casa. Cuando a penas llegamos, empezó a llover demasiado fuerte. 

-Coronel... -dije, subiendo las escaleras que daban a la entrada de mi casa.

-Señorita Jazmín, le dije que me puede decir James.-Dijo sonriendo y secándose un poco la cara, aunque esto no funciono  mucho. 

-lo se-le dije riendo un poco y sacándome el saco que James me había dado- ¿No quiere entrar a secarse un poco, y tomar algo caliente- dándole el saco.

-No,no.-me puso el saco de nuevo- quédeselo, luego me lo devuelve- sonríe- y no hace falta de verdad. Gracias. 

-Ok...-dije mirándolo a los ojos-eh.. nos vemos Coro... James-sonriendo  avergonzada y le extiendo mi mano, para saludarlo.

-Nos vemos, Jazmín-dice agarrando mi mano para luego besarla, sin dejar de mirarme a los ojos.

-Has-hasta luego-le digo y entro a mi casa y me apoyo en la puerta, mirando un punto fijo.

Coronel James Romanoff.

es lo único que suena en mi cabeza. 

Conocí a mi futuro esposo, y...no es ningún viejo de 65 años, como me imagine que sería. Es un progreso.

Mi madre me saca de mis pensamientos entrando al living.

-Jazmín. !Al fin llegas¡, hija me tenias preocupada. ¿Donde estabas?, ¿Donde estuviste?, ¿Quien te trajo?.-Dice mi madre, mientras se cruzaba de brazos.

-Hola madre-le dije mirándola-Estuve en el centro, en una cafetería.-caminando hacia el sillón del living.

-Esta bien...¿Y ese muchacho?, ¿Quien era?-Dijo, siguiéndome.

-Era el famoso, Coronel James Romanoff.-Dije, sentándome en el sillón- Parece que el destino, nos llevo a la misma cafetería y nos hizo conocer.-dije, levantando los hombros.

-¿De verdad?-dijo mi madre sorprendida.

Podría jurar, que casi se le salen los ojos de la cara.

-Si, madre-le dije.

-¿Y... entonces ese saco... es de el?-Me sonrío con complicidad.

-Ah... si-dije sacándome el saco- Me lo dio porque empezó a hacer frió y bueno...luego nos llego la lluvia y se le mojo. -mostrando le el saco.

-!Oh¡- dijo, sacandome el saco de las manos- !Mildred¡-Grito un poco para llamar a su sirvienta.- Hay que dejarselo  impecable- me dijo- !MILDRER¡-Volvio a gritar.

-A qui estoy, señora.-dijo Mildred acercándose apresuradamente a mi madre.

-Oh...Mildred, querida, ¿puedes poner impecable, este saco de vuelta?, es del Coronel Romanoff.-dijo, entregándole el saco a Mildred.

Cien AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora