Todoroki al rescate.

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— ¿¡Qué te pasa, idiota!? — Reclamó la rubia musulmana, se notaba que el choque lo tomó de imprevisto para que no logrará esquivarlo, pues había caído como el otro de hebras rojas.

— Me duele hasta mi vida. — Bien hecho Kirishima, tu primera idiotez del día, te merecías el premio Nobel por aquella frase que superaba a las de All Might. ¡Aprieta las nalgas, dijo el Oru Maito!.

Por parte del trío de los tres tarados, (hermoso nombre que les bautizo Kacchan) estaba teniendo un momento para que se les pasará el golpe y no dijeran la primera tontería en el momento.

Excepto por parte de Todoroki, ese se encontraba bastante bien, con un raspón, pero bien.

— Lamentamos ese choque, no nos fijamos. — Autoritario y serio, voz profunda, pero dulce que atrapó por momentos al rubio. Es decir, cualquiera que escuche una voz autoritaria como la de Todoroki se le pone los pelos de punta, ¡Es como si fuera un maestro, imagínate eso!.

— ¡Pues háganlo, idiotas!. — Se quejó con bastante razón, no es algo muy lindo el ser tirado, pero tampoco es bonito de su parte el tratar como escorias a todos.

— Entendemos, nos vamos. — Ayudó a la castaña a levantarse, como al de hebras verdes, y se dirigieron directamente al salón para evitar problemas con Bakugou ... No es que le tuviera miedo, de hecho, ni le daba importancia, pero sus amigos le tenían ese miedo y se respetaba que no quisieran más problemas.

Por parte del rubio cenizo, sólo un pensamiento pasó por su mente cuando lo vio marcharse con tanta naturalidad.

— ¿Quién se cree para irse así como si nada?. — Orgulloso hasta el final.

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— ¿Te fuiste así como así, y no te amenazó?. — Ochako estaba sorprendida, Shouto se libro de Bakugou sin hacer el mayor esfuerzo, o hacer un drama de telenovela.

— No es la gran cosa. — El Heterocromatico sólo veía la situación como cualquier otra de la vida real, no comprendían el porque sus amigos lo hacían ver cómo la gran cosa o algo milagroso.

— ¿¡Bromeas!?, ¡Dejaste a Kacchan en visto sin salir con una amenaza de muerte!. — Este tipo de cosas que el de cabellos blanco y rojos podía realizar hacían que su amor y cariño por el aumentará sin control alguno. Recibió por parte del mismo, unas palmadas en la cabeza por su comentario, sintió que tocaba el paraíso.

— Dejen de hacerlo ver como algo increíble, Bakugou no es alguien que me intimide. — Aclaró, dejando a sus amigos insatisfechos de conseguir que su apático amigo entendiera su logró como tal en la escala de la sociedad de la U.A.

Las clases estaban pasando como cualquier otro día, no había relevante que decir de ellas, aparte de que la rubia musulmana mataba con la mirada al invierano por el simple hecho de dejarlo con palabra en boca e irse como si nada.

Ah no, nadie se iba así como así, él sí que le enseñaría quien manda a ese chico frío que usa ropas de colores primarios y cálidos.

Lo atraparía en la salida, antes de que fuera a hacer la rutina gay que tenía con el nerd de Deku, para darle la lección de su vida; nadie se va así como así con Katsuki Bakugou, nadie, nunca de los nunca.

Llegados a ese momento, sólo atinó a verlo entrar a una actividad extraescolar, era una a la que, casualmente, estaba inscrito. Esta era una de cocina, ¿Porqué estaba ahí?, castigo por parte de la bruja de su madre al responderle, era la primera vez que asistiría ahí.

No dejaría que sólo por eso su víctima se fuera a escapar, lo acechaba como un depredador que no dejaría escapar a su presa. Estaba cerca de la zona de trabajo del de quemadura en el ojo izquierdo, esperaban pacientemente (Bakugou no, claro) a que llegará la maestra de la actividad.

Él chico que le gustaba al nerd estaba ignorando su presencia, eso le molestaba. ¡Nadie lo ignora!, decidió hacer el saludo más incómodo de la historia para que entablarán una conversación.

— Hey. — Demonios, sonó tan ridículo.

— Hey. — No supo como logró encontrar esa sonrisa casual del chico tan atractiva, pero lo logró, en especial por darse cuenta del cuerpo tan trabajado del mismo. Quitó esa imagen de u cabeza para concentrarse en lo importante, dejarle en claro quién manda acá.

— ¿Estás bien?. — La pregunta del chico lo dejo confuso, pero aún tenía irá que sacar.

— ¡A ti que te importa! —

— Lo siento, parecías nervioso. — ¿Él, nervioso?, ¡Qué buen chiste!.

— ¿¡Y porqué lo estaría, idiota!?. — Las cuerdas bucales del rubio cenizo debían ser fuertes para poder gritar tanto.

— Nunca te he visto por aquí ... Ah, lo capte. — Lo señaló como si hubiese hecho un gran descubrimiento, algo que era una novedad, una sensación.

— ¡Eres virgen! ... — La dignidad del chico no pudo haber caído más bajo, ¿Cómo era posible que un desconocido pudiese haber detectado tal cosa privada?.

— Ya sabés, por acá. — Ah, eso lo aclaraba todo.

— Bien, soy nuevo por acá. — lo dijo mascullando entre dientes por decir algo tan obvio, le daba vergüenza admitir ese tipo de cosas en gran manera.

— Está bien decirlo, nunca olvidas tu primera vez cocinando. — ¿Enserio este era el chico que tenía gran habilidad en controlar su fuerza en el club de artes marciales?, parecía de esos chicos cursis que no eran capaces de dar un puñetazo por su forma de hablar en estos momentos. No sonaba tan frío, era más relajado, no parecía tan odiable como el de hace rato que era apático.

— Puedo decir que eres un idiota por ser esta tu cosa importante para hacer en el día. —

— Sí, claro ... De mi vida. — Soltó una risa, era una sonrisa sarcástica que fue borrada de repente y sin motivó alguno ... Bueno, aparentemente si había alguno, estaba amasando algo que parecía no tener la consistencia que el pobre chico quería que tuviera.

No sabía que era estúpido, la cara de concentración del otro sobre la masa, o el hecho de que se quedó distraído viendo su atractivo rostro por idiota ... ¿Qué venía hacer aquí?, se le olvidó al estar peleando constantemente con la maestra de cocina y recibir consejos (que no seguía) del de cabellos blancos y rojos.

"Me niego" (Bakutodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora