Sueños rotos

1.5K 137 2
                                    

Disclaimer: En este capítulo es relleno.

★•★•★

Shoto Todoroki se hallaba en camilla por segunda vez en su vida, admirando con una mirada vacía su brazo más afectado. Le perturbaba un tanto la imagen de su propio hueso expuesto al exterior, pero no era en sí el hecho de tener el brazo así lo que le perturbaba, si no las cosas que ya no haría sin el mismo.

Le diría adiós a esas tardes de cocina, al evento en el que participaría con Bakugo, jugar videojuegos con Midoriya, decorar cosas con Uraraka y demás. ¿Cómo se suponía que iba a poder defenderse, o al menos seguir en ese club de artes marciales y en la actividad de cocina?, ¿Cómo haría aquellas actividades con sus amigos si ya no había con qué?.

Una traicionera lágrima escapó de su rostro, demostrando su impotencia y frustración, siguiendo con más que iban en aumento, al igual que ese sentimiento de inutilidad e impotencia.

Quiso gritar, pero gritar tan alto todos sus pensamientos en aquel momento, ¡Estaba harto!. Siempre le tocaban las desgracias, siempre era la víctima, siempre era el chico que le salía algo mal, ¡Era la jodida cara de la pena ajena en vida!.

— ¿¡PORQUÉ!?. — Logró gritar, posando su único brazo libre para poder tener algo con lo que cubrirse la cara y así, retener algunas lágrimas. Esto era un asco, todo era un asco.

Por ello, siempre había una pregunta cercana a su cabeza. "¿Porqué?", se preguntaba el chico, tratando de darse una respuesta a todas las mierdas que le pasaban en su vida, o tratando de explicarse porque no era capaz de hacer algo bien sin fallar en algo tan pequeño.

Musitaba aquella tortuosa pregunta en voz queda, sin parar de llorar, sintiéndose una verdadera decepción. Se cuestionaba el porque no pudo morir antes de llegar a una línea tan fina en su cordura, o así lo veía.

Nunca antes deseo no haber nacido como el "hijo perfecto", no deseo haber sobrevivido a aquella quemadura que le hizo su mamá, jamás deseo no haberse quedado vivo ante tantos golpes que recibió de Endervor al punto que le dejaban sangrando de forma muy grave.

Y lo sigue recordando fríamente, una de entre muchas ocasiones en las que llegaban a discutir.

★•★•★

Se hallaban comiendo en silencio, parecía un día presumiblemente tranquilo, o eso se podía aparentar. Todoroki termino y se dirigió a lavar su plato, para de ahí, salir a visitar a su madre a ese hospital psiquiátrico.

Endervor no estaba muy de acuerdo con esas visitas, alegando que ella estaba remotamente loca, que era peligrosa, que estaba demasiado dañada de la cabeza. (¿Cómo no?, con tremenda basura de esposo que ni siquiera amaba)

— Voy a salir. — Dijo, manteniendo su semblante frío y distante. Sentía asco y rabia estando refiriéndose a alguien como Endervor, con el simple hecho de hablar, estaba rebosante de enojo como para golpear a alguien.

— ¿A dónde irás?. — Preguntó él, como si tuviera el derecho de saberlo. Esa cosa jamás sería su padre, ni en sueños, no, jamás, ni aunque estuviera su vida en ello.

Quiso responder un "¿Qué te importa?", seguido de largarse de un portón con sus cosas a cualquier hotel y de ahí, ver a su madre con una expresión mejorada, a nada de salir, pero no podía, aún no podía valerse por su cuenta y no tenía amigos con los que contar en ese momento.

— Al psiquiátrico. — Respondió con pesadez.

¿De nuevo a gastar tu tiempo con esa enferma desquiciada?, esa loca casi te mata. — Replicó ese malnacido, creyendo que tenía la verdad absoluta al escupir aquellas palabras. Él pensaba que por el sólo "hecho" de no haberle dejado morir, debía tenerle en un pedestal, justo como a un ídolo, como un modelo a seguir, que no era precisamente.

Siendo honesto consigo mismo, visualizaba más a Endervor como un loco desquiciado, obsesionado por el poder y la misma fama, que como un reconocido descendiente de una familia dedicada a las artes marciales. Aquel hombre no era un padre o un modelo a seguir, si no la representación misma de lo que sería la obsesión e insatisfacción de la propia vida, siempr en busca de más.

— No hagas esa cara, me haces creer que estas mejor que bien para retornar tu entrenamiento. — 

— ¿Y si lo estoy?. — Cuestionó, con una cara fría y llena del más puro sentimiento de asco como repulsión que alguna vez, pudo haber sentido por algo. 

Endervor se levantó con una sonrisa cargada llena de soberbia, casi riendose de la voluntad que estaba saliendo a flote de Todoroki en ese momento. Le estaba retando con la mirada en ese instante, a que se atreviera a darle un golpe, con aquella mirada retadora y orgullosa con la que siempre humillaba a Shoto.

— Pues golpeame. — Sentenció finalmente, logrando esquivar los lentos y suaves puños de su hio en aquel momento, a veces desviandolos para que el idiota se pegará con alguna pared y se rindiera de una vez. No servía ni para entrenar, pero aún así era cómico para él.

Siempre era así hasta que se aburría, y no tardó mucho en aburrirse. Ciertamente, su hijo era bastante predecible cuando de ataques hablamos; ese era su punto debil más importante, que cualquiera lo lograba descubrir, y no dudó en aprovecharlo para tomarle de los cabellos cuando tenía la intención de golpearle en la cara.

Y con algo de fuerza, le estampó contra el muro, haciendole la nariz sangrar, y dandole un golpe en el estomago, cercano a las costillas, con su rodilla, haciendole escupir sangre. Shoto estaba sufriendo, sí, pero no se estaba mostrando sumiso ante una persona como Endervor, aún así.

Su progenitor le tiró al suelo, poniendo su pie en su cabeza, humillandole diciendole que aún era debil, que no servía, que era una decepción, que como su hijo, era una vergüenza. Dejandole tirado cuando este le rogará por piedad, en soledad, sintiendose como la mierda.

No siempre era así de leve, llegaban a cosas más brutales, pero de ahí, llegó a ser de los mejores en el club de artes marciales en la escuela, porqué tenía la manía de siempre ganar y no dejarse pisotear.

★•★•★

Le encantaba pintarse como alguien de bien, cuando en realidad, era alguien preocupado por su ranting y no por su historia familiar. Por esa actidud, sus hermanos dejaron la casa ni bien la oportunidad tocó a su puerta, dejandole atrás, aprisionado con aquel mounstruo que se hacía llamar su padre.

Aquel que siempre le juzgo su gusto por la cocina, el que acabó con sus amistades y criticaba a las restantes, ese que le humillaba de pequeño por no ser más fuerte, el mounstruo de sus pesadillas, la razón del porque muchos le buscaban para dañarle y hacerlo caer. Todas aquellas desgracias, eran solamente su culpa, ese hombre fue el que siempre le quitaba algo preciado o le hacía reprimirse su dolor, ganas de llorar, alegría.

Y ahora, es el culpable de haber roto sus sueños. ¡Él deseaba cocinar, deseaba acompañar a Bakugo con la presentación, ser alguien normal!, ¿Y ahora qué es, eh?, el chico que sólo atrae a la mala suerte y es una decepción en cualquier lugar, cosa. Toda posibilidad de ser alguien por su cuenta, se había esfumado, y sólo quedaba para su persona, el amargo sabor de la frustrción nuevamente ... Con la diferencia, que no le quedaba ningún consuelo ahora que estuviera consigo.


"Me niego" (Bakutodo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora