Fondo...

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Cuándo el cielo se vuelva a tornar de gris, y el supuesto sol no ilumine la tierra que pisan... morirán aquellos que entreguen su sangre primero.

Luego de tanto luchar, el sentimiento de asesinar para no ser asesinados cesó cuando el hierro de la espada fue enterrada en el abdomen de la reina, luego de tanto pele; su rey liberó su espíritu de luto.

— ¡Maldito! ¿Cómo puede ...—Y fue interrumpido.

— ¿Matarla? — sé preguntó sereno y taimado—. No hay mucha ciencia francamente— le respondió encogiéndose de hombros.

La ira era vigente en el alma del rey, pero más persistente era la tristeza, aceptando que perdió a su único amor y madre de sus hijos.

La desesperación aún no podía tumbar su enorme temperamento, era rey, era fuerte. Pero poco a poco se iba quebrando.

Cada vez que parpadeaba, algo era destruido.

— ¡Ashida, Aushago! — Llamó a sus familiares.

Dos espíritus que completamente diferentes, uno irradiaba una luminiscencia de color blanca siendo un demonio, y el otro una luminiscencia de color negra siendo un ser divino. Entre tres personas, el enemigo de una dimensión entera estaba intentando no ser herido, pero falló al olvidarse de los herederos.

Los reyes Baudin dejaron tres herederos: Dos mayores, una menor. De la misma edad: eso es..., trillizos.

Uno de los pequeños —el de cabello oscuro— lo atrapó en un símbolo de sombra. Luego la menor creó cristales que se formaron a su alrededor en un círculo; el del medio generó una espada y se paró cerca en posición de ataque; a espera de la seña de sus primos.

Sus primos: Los Lenarchyck..., uno mayor a los trillizos y el otro menor que los tres hermanos. "Lenarchyck", hijos de la segunda rama del Linaje Baudin.

El de cabello marrón tomó el cuerpo de la reina y tomó la mano del rey; y el mayor de cabello blanco, conectó su keno con los diamantes que había generado la menor de los tres príncipes.

Los pequeños aún no entendían que el cuerpo de la reina Sairie estaba inconsciente.

— ¡Ahora! — Encolerizó el mayor de los tres. Los dos Lenarchyck hicieron su parte, y cubrieron a la reina y al rey, y el príncipe del medio —el Baudin de cabello blanco— atacó al hombre en el mismo lugar en dónde fue apuñalada su madre. El ataque les propinó una explosión.

El príncipe mayor entre los trillizos manipuló mentalmente en el aire los diamantes, e hizo que cada uno se moviera su antojo haciéndolos girar alrededor del asesino. Cada filo entre ellos fue rasguñándolo hasta hacerlo sangrar mientras los diamantes hacían su parte, la menor de los trillizos y el menor de los Lenarchyck intentaban curar a la reina.

—Hijos...— dijo soltando sus lágrimas mientras sangraba por la boca el rey.

—Por favor... hu... huyan...— lloraba la reina.

—Nada de eso madre, es nuestro turno de ayudarles— dijo mientras aumentaba la intensidad del poder sanador la pequeña de cabello gris.

— ¿No son muy pequeños para luchar contra alguien como yo? — le interrogó el asesino mientras era golpeado por los hermanos mayores.

Las espadas de los hermanos mayores y los orbes que keno que le arrojaban continuamente se detuvieron al aumentar la rudeza de los golpes.

— ¡Bastardo! — Le gritó el príncipe mayor entre los trillizos y le liberó un zero.

Dando directo en su pecho fue debilitando su vida lentamente. El hombre, sin paciencia, unió sus manos liberando una onda de fuerza en el ambiente que golpeó a todos los niños: el keno y la energía espiritual les fallaban en el cuerpo, haciendo dificultoso el moverse con ligereza.

Linaje Baudin ("Los Baudin")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora