Reproducir: Love on the brain — Rihanna
En el mundo solo hay malicia y destrucción. Te harán daño y corromperán tu alma, porque el ser humano está lleno de vicios. Solo los ángeles entregan todo sin pedir nada a cambio.
— A todas aquellas aves, Nathaniel Proulx.Nunca fui fan de los cuentos de hadas y por más que mi madre insistiera en convertirme en una princesa de Disney, siempre preferí Dragon Ball Z. Crecí rodeada de niñas que creían en los finales felices, soñaban con algún día encontrar su príncipe azul. Vivía preguntando si con azul se referían a un pitufo, pero la cuestión era que jamás creí en lo que ellas creían. Hubo una época, cuando comencé mi adolescencia, en el que me interesó todo el tema de los cuentos de hadas porque por primera vez en la vida podía entender a lo que se referían algunas con el príncipe azul. Miraban películas románticas con el propósito de soñar despiertas e imaginar que aquel actor con aspecto de supermodelo de traje de baño, se convertiría pronto en su novio y vivirían felices por siempre. Considero que la felicidad es un estado y no uno eterno, hay momento en los que estamos felices y otros en los que estamos tristes. Ellas no, creían en la felicidad eterna y en el príncipe que lucharía por ellas porque simplemente las amaba. Siempre fui escéptica ante estas cosas, demasiado realista, aunque muchos lo confunden con pesimismo. Tengo mis sueños, pero mi imaginación tiene un límite, creo en las almas gemelas y no busco un caballero con armadura reluciente o un príncipe. Cuando imagino al hombre ideal se me viene a la mente alguien que esté dispuesto a pelear por mí, a crecer a mi lado como persona y me ayude a enfrentar mis miedos, no que pelee por mí, sino que esté junto a mí cuando necesite a alguien. Los príncipes azules no existen, solo son creaciones que alimentan la imaginación de la gente, como Santa Claus o el hada de los dientes. Siempre fui fiel a esta creencia llena de escepticismo, pero entonces apareció Nicholas, que no es precisamente un príncipe azul, sino hombre de carne y hueso repleto de enemigos y un pasado lleno de incógnitas, pero sin embargo, es alguien que está dispuesto a sacrificar bastantes cosas por mí, por sus convicciones y por su familia. Yo también soy su familia ahora, pienso tragando saliva. Nicholas no es un príncipe azul, pero por lo menos existe, por lo menos está aquí, parado frente a mí mientras Lola intenta llamar su atención.
No sé cómo continúo respirando, solo soy consciente que me falta el aire y me encuentro anonadada. No puedo quitar la mirada de la figura que está delante de mí, con ojos cansados y sin afeitar. Está delgado, despeinado y llega ropa deportiva. Es una versión desmejorada de Nicholas, pero sigue siendo él porque ahí están esos ojos azules que tanto me enloquecen.
—Hola —saluda elevando levemente la comisura de su labio. No le devuelvo el saludo, ni siquiera pestañeo porque tengo miedo que al cerrar los ojos, él ya no esté más. Me he acostumbrado tanto a no tenerlo que ahora verlo frente a mí me provoca una extraña sensación, como si estuviera ante la presencia de un fantasma o de un ser mitológico que solo existe en las historias de Homero.
De repente se me forma un nudo en la garganta y el hueco en mi corazón se expande. Siento el estómago revuelto y es como si el oxígeno no pudiera ingresar a mi sistema. Clavo mis ojos en los suyos y poco a poco voy mirando cada parte de él. Observo sus ojeras oscuras, la sombra de su barba, sus pómulos ahora ligeramente huesudos, su sudadera gris y arruinada, al igual que su pantalón de algodón negro y zapatillas deportivas que están llenas de tierra. Es Nicholas, pienso volviendo a fijar mis ojos en los suyos azul zafiro.
—¿Hola? —pregunto frunciendo el ceño—. ¡¿Estuviste muerto por dos semanas y lo único que dices es hola?! —pregunto elevando la voz. Mi reacción lo sorprende al igual que a mí, pero hay emociones que he contenido todos estos días que están pidiendo a gritos por salir. Necesito decirle todo lo que sentí mientras él no estuvo y las ganas de golpearlo se mezclan con mis ganas de abrazarlo, para luego llorar entre sus brazos.
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Mi problema es amarte #2 [EN EDICIÓN]
Любовные романы[COMPLETA. Continúa en Mi problema para siempre] Dylan cree que todo lo malo ha acabado, pero entonces los problemas vuelven a tocar su puerta. La mafia todavía busca venganza y harán todo lo posible para verla sufrir, aunque hay algo más peligroso...