Mi problema es amarte #2 [EN EDICIÓN]

Capítulo 34

*REPRODUCIR: If I die young — The band perry*

Bryanna me termina de peinar mientras me coloco los aretes de perlas blancas. Trago saliva cuando me veo en el espejo. Llevo un pantalón negro y una blusa negra, atuendos que tomamos de Pauline, quien decidió mantenerse alejada de mí para no empeorar las cosas, pero dejó a nuestra disposición todo su closet. Corbin y Bryanna decidieron que era mejor que me quedara en la habitación de esta última y es así como pasé todo el día de ayer, mirando películas en la cama con Bryanna. Ella intentó de todo para que me mantuviera distraída, ¿pero cómo distraes a una persona a la que le acaban de arrancar parte de su vida? Bryanna ha sido muy atenta y la verdad es que no tengo fuerzas como para desconfiar de ella. La he escuchado discutir con su madre por teléfono, al parecer Karen no cree que Bryanna consiga una amiga de confianza para vivir con ella a partir de ahora. Bry ya se ha rendido, sabe que estará viviendo con su madre mientras Corbin y Pauline se van de viaje por un mes completo. América y Bryanna no se parecen en nada, pero hay algo en lo que sí se asemejan: sus madres son igual de estrictas, igual de atosigantes. A veces me alegra tener a una madre tan ausente como Pauline. Otras, como en estos momentos, me encantaría que fuera una madre real, pero sé que es mucho pedir y la verdad es que la prefiero lejos. Me acostumbré a vivir sin ella, sin Henry... Pero no sé cómo vivir sin Aria.

Miro el celular de camino al cementerio. Es la primera vez que lo veo desde lo que pasó con Aria. No hay mensajes de Nick, ni siquiera una llamada perdida, solo mensajes de Delta y América. Nick no se ha aparecido por casa de Corbin y aunque quiera estar molesta con él, lo único en lo que puedo pensar es en cómo resistiré la hora que dure el entierro de mi amiga sin llorar, sin sentir que me derrumbo lentamente mientras escucho a sus padres llorar a pocos metros de mí. Trago saliva cuando Carlos estaciona la camioneta. Camino sola, con él a pocos metros de distancia. Cuando me encuentro con América y Delta, las abrazo. Todos aquí llevan ropa negra y lentes de sol al igual que yo, aunque el día esté nublado y frío. Entrelazo mi brazo con el de Delta. América también, no solo es una manera de no separarnos jamás, sino que necesitamos sostenernos entre nosotras en estos momentos. Logan aparece en mi campo visual, no dice nada, solo hace una breve inclinación con su cabeza y continuamos con nuestro camino en silencio. Trago saliva cuando en mi mente aparece el recuerdo del entierro de Henry, aquel día lluvioso de verano en el que mi alma fue desgarrada. Hoy el desgarro es más profundo y dudo que algún día se cure. La tumba de mi padre se encuentra a una cuadra de distancia de aquí, aunque su cuerpo no esté, sí hay una placa que dice: "Henry Hall. Esposo, padre, amigo", una placa que mandó a hacer Corbin porque yo no tenía ni idea de qué hacer y Pauline menos.

La madre de Aria se acerca a nosotras con paso decidido. Su esposo intenta frenarla, pero ya es demasiado tarde. Su mano impacta en mi mejilla. Delta y América observan la escena boquiabiertas. Yo también lo estoy, aunque una parte de mí ya sabía que esto ocurriría. Mi mejilla arde. La madre de Aria quiere golpearme otra vez, pero entonces su esposo sostiene con firmeza su muñeca en el aire. Ella me mira con rabia y una lágrima se escapa de sus ojos.

—No sé cómo tienes el descaro de venir aquí —murmura entre dientes y escupe odio en cada una de sus palabras—. Ninguna de ustedes tienen que estar aquí. —Las últimas palabras se quiebran en su garganta.

—Nosotras...

—Te callas —suelta entre dientes. No eleva la voz pero puedo sentir su odio hacia mí—. ¿Cómo te atreves? —pregunta y su voz vuelve a quebrarse—. Me quitaste a mi hija, a mi bebé... —murmura dolida, con la voz estrangulada, como si sus pulmones no tuvieran el oxígeno suficiente. Mis ojos se llenan de lágrimas y me muerdo el labio superior para no sollozar aquí mismo. Delta aprieta mi mano cuando ve que estoy a punto de derrumbarme. Logan me rodea los hombros con un brazo, como si intentara protegerme de las acusaciones de la señora Gilbert. Mi labio inferior tiembla descontrolado y si ella abre la boca otra vez, lloraré sin poder contenerme. Tiene razón, tengo toda la culpa...