Y aquella ardiente primavera
que comenzó justo
en medio de un crudo invierno,
se terminó...
Sí... se terminó...
Se terminó en plena primavera...
Y para ella comenzó el invierno...
Todo se volvió gris,
el cielo lloró lágrimas de nieve,
el jardín sólo mostró
rosas negras...
El sol se apagó
y la luna se escondió...
Pasó un mes,
luego fueron dos
y hasta tres...
Tres meses de intenso calor
que fue llenando de frío
a su corazón...
Y llegó el otoño...
Ella se vistió con su mejor sonrisa
pero cerró sus ojos al mundo
sabiendo que sólo ellos
la podrían delatar...
El invierno aún seguía en su alma...
Poco a poco, paso a paso,
sus párpados comenzaron a abrirse
y descubrió un mundo nuevo...
Sin lágrimas, sin dolor,
ya no era supervivencia,
ahora estaba presente
la indiferencia...
Y volvió a ser ella
La misma de siempre
La que solo con su sonrisa
marcaba presencia...
Y el sol se encendió,
la luna apareció
y ella, de nuevo brilló...
Y aquel que pretendió olvidarla
un día apareció
mas el jardín florido
no lo recibió...
Sus flores estaban en las manos
de un nuevo jardinero
y disfrutando de su amor
se quedaron en su cantero...