Ayer te visité casi que por última vez
Te encontré fuerte y radiante
sin hacer caso a tu vejez...
Me abriste tus brazos y sentí tu vigor
Vi tu mirada perdida
y te entregué todo mi amor...
Me contaste tantas cosas
que sentí que me dejabas
y en mi mejilla helada
una lágrima rodaba...
La vida a veces es dura,
implacable el tiempo...
No le importan ni tus ganas
ni tus guerras, ni tus eternos cuentos...
Todo se termina, dijiste
y en tu falda me senté
pensando en lo que fuiste
y en lo que ya no es
Las lágrimas avanzaron
pero las sequé
Te regalé mi sonrisa
sé que no te olvidaré...
Y allá te quedaste solo
mostrando al mundo tu historia,
tus huellas y cicatrices
y toda tu trayectoria...