CAPÍTULO NUEVE: CARTAS

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Habían pasado días desde que Jumin le entregó la carta. La carta de V. Si bien la tenía ahí, en la mesita de noche, pidiendo ser leída, ¿por qué le daba miedo? No había tenido noticias de él por unos meses. Y respetaba que él mantuviera esa distancia, entendía que estaba en un proceso. Poco a poco pero... había tenido pesadillas. Donde él la dejaba, donde su espera no valía y que su corazón era burlado por él. Despertaba alterada. En cierto modo porque lo extrañaba, quería de nuevo abrazarlo. Sentir su calor, su aroma, su respiración. Perderse en esos ojos turquesa, poder amarlo hasta más no poder. Pero eso de "todavía no es tiempo", era aceptable al principio. Era comprensible y cabía bien en su cabeza. Pero el amor es como una flor, que tienes que ir regando de a poco, día tras día. Y esta distancia... ¿les hacía bien?

Sabía que lo amaba, como nunca lo hizo antes. Pero deseaba tanto verlo. Amarlo. Y tal vez, tenía la prueba ahí. En esa carta. Pero el temor de no tenerlo le creaba ideas. Habían tantas mujeres en el mundo, bonitas, agraciadas. ¿él por qué tendría que elegirla entre todas?

"Eres una estupida, Isa" -se decía- "Él te prometió que volvería por ti."

Durante días la ignoró, se dedicó a limpiar su departamento, a recoger la correspondencia de V de su casa. Ese lugar deshabitado. Donde ya se sentía el polvo. Con los cuadros cubiertos de manteles para no ser vistos. Era un lugar solitario, solo. Donde alguna vez hubo una pareja que se "quería", ahora no queda ni los recuerdos. Isa solo entraba por la correspondencia. Solo eso. Aún seguía el cartel de "se vende" en bienes raices. Había muchas propuestas, más aún tratandose de V.

El famosísimo fotógrafo. Estar donde él hacía parte de su arte. Era una joya en sí. Asombrosa pero Jumin no aceptó ninguna oferta. Eso lo haría V una vez que regresará. Pero esa casa era como una pieza en una subasta. El precio de aquel lugar subía más con el pasar de los meses. Pero no tenía caso pensar en ello, él se encargaría.

Isa agarró la correspondencia. Esta vez era un gran fajo. La verdad, esta era la segunda vez que había ido a recogerla. No lo tenía planeado pero entre el trabajo, los chicos, su propia familia, se le pasó el tiempo y en cuestión de nada, los meses habían pasado. La primera vez que fue, solo había recibos de luz y agua. Con algunas cartas de otros famosos fotógrados que invitaban a V sus exicbiciones. Algunos que tarde se enteraban de la "muerte" de Rika enviaban sus condolencias. Y uno que otro aspirante a fotógrafo que pedía que V aprecie sus fotos, tener una crítica de él sería todo un honor. Nada más. Eso fue en su la primera correspondencia. No había más. Y apenas había sido a las tres semanas que él se fue.

Pero ahora, con los meses transcurridos, se formaba un fajo de cartas. Una mezcla de todo. No las leyó, simplemente las metió en su bolso y aseguró de nuevo el lugar. Camino por las tiendas de un centro comercial, viendo que cosas bonitas vendía. Por cosas de la vida, era temporada de novias. Vestidos de novias con corte de sirena, princesa, fantasía. Tantos y tan diferentes. Su mente solo pensaba en él.

"Si eres paciente con tus propios pacientes, ¿por qué no con él? -Pensaba.

Al fin y al cabo, él se lo prometió el último día que se vieron. Le suplicó que lo espere. Que él volvería por ella. Sus ojos lo decían, esos ojos turquesas brillaban ante esas palabras. Con una determinación que vio antes. Cuando le dijo que quería vivir, poder amar. Cuano aceptó someterse a la cirugía en sus ojos. Era la misma determinación, hasta más. Pero claro, cuando extrañas a ese ser amado, lo necesitas como el aire para respirar. Solo bastaba con verlo a los ojos, para perderse en ellos. Ver su sonrisa. Sus cabellos turquesas moviendose en el aire, a la luz de la luna. ¿Cuando se enamoró así de él? ¿En qué momento?

"V... quien tiene en sus manos al otro, no soy yo. Eres tu."

La joven terminó en el supermercado, comprando un poco de pan, avena, miel, vegatles y frutas. Sus días de descanso estaban llegando a su fin y peor aún mientras organizaba la fiesta de la RFA.

HASTA VOLVER A VERNOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora