HASTA VOLVER A VERNOS

CAPÍTULO 17: PREDESTINADOS

Sus manos se unieron para no separarse, para permanecer juntos por la eternidad. Aquel joven de ojos turquesa sonreía al verla, al roce de su piel, su calor y saber que estarían juntos de ahora en adelante. El corazón de Isa desbordaba de felicidad a más no poder, por fin tenía a Jihyun frente a ella. Valía la pena esos dos años que espero por él, que no fueron fáciles pero ahora toda la felicidad que tenia lo valía.

Algunos invitados que lo reconocían lo felicitaban. V se dirigía a un lugar de la sala, hasta que Isa pudo notar a Rei en esa dirección. Le pareció un poco extraño verla. La joven había dudo y ni le confirmó que iría. También le sorprendía que V se acercara más y más a ella. Hasta que detrás de la joven salió un viejo conocido, alguien a quien no pudo proteger y lo lamentaba tanto. Isa dejó de moverse en seco. Las palabras no cabían para describir lo que sentía. Asombro, dicha, dolor, pena, vergüenza. Todo eso mezclado con la felicidad en su pecho. V la miró y solo le sonrió. Era una mirada comprensible y tierna que le daba apoyo.

-Ve –le animó.

Isa se fue poco a poco acercando a aquel muchacho de cabellos blancos. Él bajaba la mirada apenado, se había arreglado lo mejor posible, sus manos sudaban del nerviosismo pero eso era algo que salía de sus manos. Dudó en seguir, sentía un gran peso pero Rei lo empujó.

-Adelante -le dijo sonriendo.

Esa mujer, su novia ahora, le decía eso. Saeran no sabía cómo debía empezar, pero de un momento a otro, estaba a centímetros de Isa, aquel joven que la metió en esa lucha que había con los de la RFA. La vida era tan generosa.

-Yo... -intentaba articular alguna palabra de disculpas.

No fue necesario. Isa lo abrazó en un arrebato mientras lloraba y agradecía tanto que él estuviera bien. Que a pesar de todo, él siguiera vivo. Ella le pedía disculpas por no poder haberle ayudado más, por ser débil y no cuidarlo. Pero agradecida a Dios por este milagro. Saeran miraba a V que estaba a su lado, sus ojos lo decían todo. Él estaba en casa. Con gente que se preocupaba por él. Era aceptado, querido. Correspondió al abrazo con ímpetu. Lloró en el hombro de la coordinadora. Pidiendo con la poca voz que le salía una y mil disculpas.

-Nada hay que perdonar -le decía.

Ese abrazo fue un gran liberador de su alma. Él no era odiado ni se le tenía rencor. De verdad la vida no era tan cruel no él. El cariño de V, el perdón de Akira y el amor de Rei, era tanto que no sabía si cabría en su pecho.

-Lo lamento... fue... -decía la joven mientras se secaba las lágrimas- Ray... yo...

-Saeran –dijo mientras el chico también se secaba las lágrimas- Me llamo Saeran. Saeran Choi -le sonrió.

-¿Saeran? Es un hermoso nombre... -decía la joven sonriente mientras V la abrazaba por los hombros- Pero... ¿dijiste "Choi"?

Antes de Saeran pudiera afirmar y decir orgullo su nombre completo. Se escuchó la voz de un ser conocido para todos ellos. Un pelirrojo que preguntaba por qué tanta conmonsión si aún no se sacaban los ojos los invitados por las piezas de arte de V en la subasta. Hasta que ante sus ojos apareció su igual, su todo, su mundo, su hermano. Los ojos de Seven se nublaron al instante. No sabía qué decir. "Hermanito", pensó. Saeran le dedicó una sonrisa tímida y nuevamente fue casi tumbado por un abrazo. Seven se abalanzó sobre él, lloró todo lo que nunca pudo por él. Agradeció a Dios, decía que no era real, las lágrimas en ambos no paraban. Después de años, de luchas, por fin estaban juntos. Por fin podía ser felices. Saeran lloró más. Era demasiada dicha para el joven.

Miradas, gestos, cariños que no pensó que lo esperaban, estaban ahí por él. El abrazo de su hermano casi lo asfixia. Pero ama eso. Su amado hermano no lo olvidó, no lo odiaba y estaba ahí llorando por él. Se sentía a morir por tanta felicidad, jamás pensó que se sentiría así. Era el cielo.