Capítulo 8: «Doce años: Un beso de fresa»

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Hitos.

Hitos evolutivos de los importantes: su primera sonrisa, su primer gateo y su primera palabra, que fue «mamá». Ese primer paso tambaleante y dejar de usar el pañal. Cuando empezó a ir a la guardería, la primera bronca de la profesora y el primer niño al que hizo llorar en el patio del colegio. Y el segundo y el tercero, después del cuarto se convirtió en algo rutinario y dejó de contar.

Hitos, marcas, puntos de inflexión que definen el inicio y el fin de etapas de las trascendentes. El día que conoció a Lexa y a sus deliciosas galletas fue el más grande de todos, porque a partir de ahí el resto los vivieron juntas. La caída del primer diente, la primera noche durmiendo fuera de casa y su valiente lucha contra mil monstruos imaginarios. El enfrentarse al monstruo más real y aterrador de todos por primera vez, el que se llevó a Skippy y a su abuelo cuando ellas aún eran demasiado pequeñas como para entender a dónde. La primera pelea con su mejor amiga y la primera reconciliación.

Su primer beso.

Lexa le había dado su primer beso y a ella le gustaba pensar que también había sido el primero real para la morena, sin contar aquel desagradable incidente con el «come mocos» de Nathan a los siete años. Sí, mejor olvidarlo.

Torpe, inseguro y breve. No fue el beso más espectacular del mundo, porque ambas tenían doce años y ni idea de lo que estaban haciendo, pero para ella fue el mejor beso que nadie hubiese recibido jamás. Una primera vez inofensiva, espontánea y excesivamente inocente, reveladora en un futuro, porque no le pareció raro sentirse así tras ser besada por su mejor amiga, no le dio más vueltas y no cambió nada entre ellas. Cambió algo en ellas, pero ninguna de las dos se dio cuenta en aquel momento y siguieron pasando noches la una en la cama de la otra, hablando muy bajito y riéndose de tonterías.

No notó nada diferente con respecto a Lexa tras el hito de su beso de fresa, las cosas siguieron como hasta entonces, para ella era natural sentirse así de cerca de la morena, desear pasar las veinticuatro horas del día pegadas como lapas. Siempre había sido así y nunca le había buscado nombre, pero poco a poco empezó a darse cuenta de que lo que ella sentía hacia Lexa era muy parecido a lo que sus compañeras de clase comenzaban a sentir por los chicos.

Y puede que fuera ingenua e inexperta, una niña tonta viviendo dentro de su propia burbuja y ajena al mundo exterior, pero a los doce años ni siquiera conocía el significado de las palabras «gay», «homosexual» o «lesbiana». Ella solo sabía que se sentía increíblemente bien cuando estaba con su mejor amiga. Es que le encantaba estar cerca de Lexa. Si a eso le sumaba el hecho de que besar a la morena le había gustado mucho tenía una pieza más que encajaría en su puzle cuando fuera lo suficientemente madura como para empezar a ensamblarlo.

De momento solo eran piezas sueltas.

Clarke y Lexa a los doce años

Aquel sábado no iba a ser un sábado cualquiera y se notaba en el ambiente.

Aquel sábado Sarah Preston celebraba su cumpleaños, doce años ni más ni menos y el colegio entero calentaba motores. Llevaban una semana de locura en la clase de sexto grado, el lunes y el martes fueron especialmente intensos, porque habían sido los días elegidos por Sarah para repartir las invitaciones a los afortunados. La tensión podría haberse cortado con un cuchillo y las respiraciones se detenían en cuanto llegaba la hora del recreo y Sarah sacaba aquellos pedazos de cartulina que garantizaban el acceso a uno de los eventos más esperados del curso escolar.

Dos días de pura agonía, alegría para los invitados y decepción para los rechazados.

Lexa y ella no se habían preocupado demasiado, la buena relación que mantenía con la cumpleañera les garantizaba a ambas la asistencia a la fiesta del sábado y habían sido las primeras en recibir sus invitaciones. Después de aquello básicamente se habían dedicado a ser espectadoras pasivas de cómo el resto de sus compañeros sufrían la incertidumbre del que no sabe. Cuarenta y ocho horas agotadoras emocionalmente hablando, pero habían sobrevivido y ya estaban a viernes.

RECUERDOS (Solo los primeros capítulos. Incompleta por publicación editorial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora