Capítulo 3- Educarte

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Luego de todo lo sucedido por la tarde, me encerre en mi habitación, por más que le pedí que me dejara salir, no cedió y no quería seguir hablando con el ya que me sentía incomodo por lo que había ocurrido hace unas horas.

No había estado bien lo que habíamos hecho, el es mucho mayor que yo ¡Es mi niñero! ¿Cómo pude seguirle el juego?

Cerré mis ojos para ya no pensar más y tratar de dormir, tomé las cobijas y las coloque encima de mi, estaba haciendo frío pero la calefacción ayudaba un poco.

Cuando ya estaba a punto de dejarme llevar por el sueño, unos toques en la puerta me hicieron abrir los ojos. Ya sabía quién era y eso me ponía muy nervioso, pero estaba enojado no sólo por el "castigo" que me dio está tarde, también por que no me había dejado salir, ni mis padres me detenían cuando se trataba de ir con mis amigos, sólo a ese idiota se le ocurria hacerlo.

-Erick- hablo del otro lado de la puerta -¿Ya estás dormido?

-Si.

Escuche que soltó una pequeña risita y luego la puerta se abrió, me cubrí todo el cuerpo con las cobijas, desde mi cabeza hasta la punta de los pies.

-Eres muy chistoso- no podía verlo pero sabía que estaba sonriendo -¿No comerás nada?

-No, largate- hable con molestia.

-Hace rato no querías que me largara- otra vez con esa voz seductora.

-S-Solo vete, ya cumpliste con tus obligaciones de niñero por hoy.

-No del todo- escuche sus pasos acercarse -Tengo que asegurarme que duermas bien.

-¡No soy un bebé!

-Pareces uno- se sentó en el borde de la cama.

-Sal de aqui- ordene.

-¿Tanto es el miedo que me tienes?

Fue suficiente. Mi enojo se hizo más grande al escuchar su tonta risa. Quite las cobijas de encima de mi y me levanté hasta quedar sentado en la cama, frente a él.

-¡No te tengo miedo, imbecil!- frunci el ceño.

-Eres un niño malcriado- borro su sonrisa -Tendré que educarte.

Todo paso tan rápido. En un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía sobre mi, se colocó entre medio de mis piernas y tomó mis manos hasta llevarlas a la almohada, al lado de mi cabeza, mi respiración estaba totalmente agitada y la suya también, podía sentir las palpitaciones aceleradas de mi corazón.

-¿Q-Qué haces, Christopher?

-¿Que pasa, Erick? ¿No te gusta?- inquirió con voz áspera empezando a moverse muy lento frontanto muy despacio su pelvis con la mía.

Jadee sin previo aviso. Me alarme por lo que empezaba a provocar, como pude solté mis manos de su agarre y las baje a su abdomen, empujando sin fuerza para que se apartara.

-Eres mi niñero, Christopher. No podemos hacer esto- repuse mordiendo mi labio inferior, mientras el no déjame de moverse sobre mi, embistiendo como si de verdad estuviéramos teniendo relaciones.

¿Qué estaba pasando con migo? Estaba dejándome llevar otra vez.

-Detente- rogue cerrando mis ojos -No, no, no, no- farfulle muy cerca del final -Dios...

Gemi bajo eso último levantando la cabeza para pegar la frente a la mitad de su pecho, mientras sentía que me corría en mi ropa interior, aguantando un gemido.

-Tu mismo lo dijiste, ya cumplí con mis obligaciones de niñero, lo que significa que en este momento ya no estoy en mi horario de trabajo- mascullo acercándose a mi cuello, hundiendo la nariz en ese espacio.

Como si la reciente corrida hubiese sido poca, me mordi el labio inferior al sentir como respiraba contra mi piel, causándome una y mil sensaciones en todo mi cuerpo. De repente sentí que me mordió despacio, seguido de succionar mi piel hasta el punto de hacerme doler y cuando estuve a punto de quejarme, se quitó de encima de mi y me sonrió coqueto antes de irse de la habitación y cerrar la puerta.

¡Esto debe de ser una broma!

Todo había sido tan placentero y odiaba admitirlo, pero era la verdad, el maldito niñero me hizo sentir increíblemente bien, pero estaba mal eso.

Estaba muy mal todo lo que había pasado y me sentía culpable por no negarme a ninguna de sus caricias, era imposible hacerlo en el nivel tan alto de excitación que me encontraba.

-Estupido, mil veces estúpido, niñero.

Mi Niñero - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora