capitulo 1

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Sonaba el timbre de la puerta de forma desesperada mientras ella notaba como las gotas de agua rodaban por su cuerpo. Salió de la ducha y envolvió su cuerpo en una toalla de color celeste, mientras se dirigía hacia la puerta maldiciendo mentalmente a quien se encontrase detrás de ella.

-. ¡¿Tú?! –exclamó nada más verlo.

-. Vaya... no sabía que vivías aquí.

La miró de arriba abajo, si disimular apenas un ápice, haciendo que el enojo de ella fuese en aumento.

-. ¿Qué quieres?

-. ¿Siempre eres así de desagradable con los vecinos?

-. No me jodas... ¿Mi vecino?

-. Me temo que sí preciosa.

-. No habrá casas en toda la ciudad que tienes que venir a vivir a este bloque.

-. El destino cariño.

-. Estás agotando mi paciencia. ¿Qué quieres?

-. Se me atrancó el baño.

-. Te jodes, mala suerte. ¿Algo más?

-. Se me está llenando la casa de agua.

-. Mira, así practicas la natación, y lo mismo con un poco de suerte te ahogas.

Hizo intención de cerrar la puerta, pero él la paró con el brazo.

-. Solo necesito que me digas quien es el presidente de la comunidad.

-. Ese no es un problema de la comunidad.

-. ¿Y tú qué sabes?

-. Yo soy la presidenta de la comunidad. Llama a un fontanero, o mejor aún, múdate.

Y cerró la puerta dirigiéndose de nuevo a la ducha.

Trabajaba con su ordenador portátil sobre la mesita del salón cuando volvió a sonar el timbre de la puerta. Se levantó a abrir y lo vio de nuevo allí.

-. Vaya... veo que no te ahogaste ni te mudaste... una pena.

-. Buenas tardes Amaia.

-. Anda, si tienes educación.

-. Si, siento no poder decir lo mismo de ti.

-.No me toques las narices que no estoy de humor.

-. Nunca lo estás.

-. Contigo jamás. ¿Qué quieres ahora?

-. El fontanero me dijo que el problema es de la comunidad. Está atrancada la tubería general. No debo ser el único que tiene problemas en su baño.

-. Llamaré al fontanero. ¿Algo más?

-. ¿No podrías ser amable ni por un segundo?

-. No... nadie me paga por ello. Buenas tardes.

Y volvió a repetirse la escena de la mañana, cerró la puerta ante las narices de él.

Cerraba la maleta y comprobaba que llevaba todo lo necesario para su viaje, iban a ser demasiados meses trabajando fuera. Miró a su alrededor, todo estaba en orden. Dejaba la casa limpia y ordenada. Una casa pequeña, acogedora, sin fotos, al fin y al cabo no tenía nadie con quien compartir esas fotos, sobria en su decoración, pero alegre y luminosa, como realmente era ella.

Había sido una excelente estudiante, siempre se aplicó en sus estudios para llegar a ser lo que siempre soñó. Al terminar la carrera trabajó en todo lo que pudo, trabajó duro hasta que la salió la oportunidad de dedicarse a lo que más la gustaba, la arqueología.

La cajita de músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora