capitulo 5

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-. Buenos días titi.

-. Ummm, buenos días Alfred.

-. ¿Cómo dormiste?

-. Genial... me quedaría en la cama todo el día.

-. pues hay que trabajar.

-. Lo sé.

-. Pero podemos aprovechar un ratito mas...

-. ¿Ah si?

-. Si...

-. Alfred no, que te veo venir.

-. Si, si titi.

-. No, para, estate quieto. Paraaaaaa, jajajajaja.

Estuvieron haciéndose cosquillas y jugando un largo tiempo bajo las sábanas, parecían dos niños. Estaban felices, se sentían bien.

Amaia quedó sobre Alfred, riendo... se quedaron en silencio unos instantes mirándose a los ojos, y finalmente se decidió a besarle.

-. Uy... ¿esto lo hacen los amigos?

-. Qué tonto eres ruru.

-. ¿Me das otro?

-. ¿Y no será abusar?

-. Anda venga...

-. Jajaja.

Siguieron jugando bajo las sábanas un rato más.

-. Me encanta tu compañía, pero es hora de trabajar.

-. Venga anda... que me abandonas por la excavación.

Y diciendo esto se levantaron de la cama.

Pasaban los días en la excavación de forma monótona, todos los días eran parecidos, sin nada excitante que los diferenciase unos de otros.

Estaba sentada sobre su cama, estaba triste, no sabía que la pasaba ese día, estaba nostálgica, apagada...

Miró hacía la estantería donde Alfred y ella iban colocando aquello que aparecía en la excavación. Tomó la extraña cajita de música entre sus manos. Había algo en ese objeto que la fascinaba. Sonaba su melodía una vez más, cada vez la parecía más bonita.

Notó como alguien la abrazaba por la espalda y la besaba el cuello.

-. Hola ruru.

-. ¿Qué te pasa titi?

-. No lo se...

-. ¿Estás triste?

-. Si.

-. ¿Y eso? ¿Pasó algo?

-. No, no se... me siento mal, sin más, sin motivo.

-. ¿Y hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?

-. No Alfred... con estar aquí es suficiente.

-. Ya se lo que te pasa.

-. ¿Si? ¿No me digas?

-. La bebe quiere mimitos.

-. Qué coraje me das.

-. ¿Y eso?

-. Me conoces demasiado.

Alfred la volteó, quedando así cara a cara.

-. Tu ojitos no brillan y eso no puede ser.

-. Ya ves...

-. Vamos a ver si podemos hacer que eso cambie.

Alfred la dio un beso en la frente y Amaia sonrió.

La cajita de músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora