capitulo 12

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Transcurría el 7º mes de embarazo, la comunicación entre Amaia y Alfred era prácticamente nula, desde aquel día no volvieron a hablar de nada que no estuviese relacionado con Coralinda.

Sonó el timbre de la casa de Amaia, que estaba terminando de vestirse.

-. Ah, eres tú...

-. ¿Esperabas a alguien?

-. A cualquiera que no fueses tú.

-. Pues lo siento, tienes que aguantarme toda la mañana.

-. ¿Ah si? ¿Dónde pone eso?

-. Tienes que ir al ginecólogo, y pienso acompañarte.

-. Se ir sola.

-. Soy el padre de tu hija.

-. Mira, paso de ti, me voy a vestir, si quieres espérame, sino vete y nos hacemos un favor.

-. Eso ni lo sueñes Amaia, voy a ir a ver a mi niña, quieras o no quieras.

-. Dios mío, que cruz...

Vieron a su niña en el ecógrafo. Todo iba bien por el momento. Las cosas estaban en calma, aunque el ginecólogo comentó a los padres que era posible que se produjese un parto prematuro. No debían alarmarse por ello, la niña estaba completamente formada y bastante bien de peso.

Nada de tabaco ni alcohol y mucha calma fueron las últimas recomendaciones antes de salir de la consulta.

-. Te invito a un helado.

-. ¿Contigo? No gracias.

-. Es un helado, hace mucho calor, te vendrá bien.

-. No es el helado, es la compañía.

-. Eres la persona más agradable que conozco...

-. Veo que comienzas a dominar la ironía.

-. Tengo buena maestra.

Amaia se quedó pálida por momentos... hacía demasiado calor.

-. ¿Te encuentras bien?

-. Joder que pesado eres...

-. Estás pálida.

-. Estoy mareada Alfred... hace mucho calor.

-. Vamos a sentarnos.

Amaia al final accedió y se sentaron en una terraza donde se tomaron un helado y un refresco.

-. ¿Te encuentras mejor?

-. Si...

-. Vámonos para casa.

-. Alfred... por favor, no seas pesado.

-. Amaia... ¿sabes que me importa un pimiento lo que digas? Nos vamos a casa y punto.

No tenía fuerzas ni para contestarle, así que accedió y tomando un taxi se marcharon para casa.

Al llegar al rellano cada uno de ellos se dirigió a la puerta de su casa, desde la cual Amaia llamó a Alfred.

-. Alfred.

-. ¿Si?

-. Gracias por el helado y el refresco.

-. De nada. Cuando quieras repetimos.

-. Ni lo sueñes.

-. Veo que estás totalmente recuperada.

-. Me voy a ahorrar la contestación.

La cajita de músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora