capitulo 10

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Al día siguiente...

El día estaba triste en Madrid, lloviznaba y no apetecía para nada salir a la calle. Amaia tenía un mal presentimiento desde que había despertado, notaba a su niña muy inquieta y ella tenía un malestar poco propio de si misma.

Eran ya las 7 de la tarde y Alfred no había dado señales de vida. La extrañaba demasiado esa actitud... suponía que estaría demasiado ocupado trabajando, o quizás ocupado en otros menesteres...

La comían los celos de solo pensar eso. "Déjate de tonterías Amaia, que esté haciendo lo que le dé la gana" Pero a las 10 de la noche ya no podía más con la intranquilidad que tenía y cogió el móvil para llamarlo.

Escuchó tonos y más tonos, pero de Alfred no obtuvo respuesta. Eso si que la consiguió poner nerviosa del todo... No sabía que hacer, ni a quien llamar, marcó el número de Pablo, y obtuvo la misma respuesta que con Alfred. Su mal presentimiento iba cada vez en aumento.

-. Vamos Alfred no me jodas, coge el teléfono...

Pero nada, llamó y llamó y no obtuvo ninguna respuesta.

"Esta no te la perdono Alfred, cuando me cojas el teléfono te vas a enterar, cógelo joder."

Amaia estaba presa de un ataque de nervios, sabía que no era lo mejor para su niña, pero no podía evitarlo, se moría de la angustia.

Recordó que tenía el teléfono de Ismael, no sabía si Ismael, con el que compartió mesa en la facultad, estaría en la expedición, pero tenía que intentarlo.

-. ¿Si?

-. ¡Isma!

-. ¡Amaia!

-. Necesito que me hagas un favor.

-. ¿Te pasa algo?

-. Si, bueno... a mi no...

-. Te explicas como un libro cerrado, cálmate y dime que ocurre.

-. ¿Estás en Grecia?

-. Si.

-. ¿Sabes dónde está Alfred?

-. ¿Alfred? No, hace bastantes horas que no le veo.

-. ¿Y Pablo?

-. De Pablo no se nada desde anoche.

-. Mierda.

-. ¿Qué pasa?

-. Búscame a Alfred, por favor.

-. Voy a buscarle y te vuelvo a llamar ¿Te parece?

-. Gracias Isma.

-. Un besin guapa.

Todo el mundo sabía que la relación de Amaia y Alfred era una relación amor-odio, sabían que podían tirarse los muebles a la cabeza o no soportar estar más de 5 minutos separados.

El móvil de Amaia sonó a la media hora.

-. Amaia.

-. ¿Has encontrado a Alfred?

-. No, no hay ni rastro de él ni de Pablo.

-. Ay Dios mío....

Amaia sollozaba al otro lado del teléfono.

-. Amaia ¿Qué pasa?

-. Llevo horas llamando a Alfred y no me coge el teléfono. Y Pablo tampoco.

-. Seguro que no pasa nada.

-. Si les ves dime que me llamen, sobre todo Alfred.

-. Lo haré. Cuídate preciosa.

-. Gracias Isma.

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