Volviendo a ser familia.

Solo los tres.

 Sam y Dean finalmente podían tener algo de paz. Ángeles, Arcángeles, demonios, brujas, Dios e incluso Jack se habían retirado. Realmente no les importaba mucho que hiciesen. En la cocina, cada uno con una cerveza, celebraban la paz absoluta. Bajo la mesa, Cas balbuceaba cosas inentendibles mientras jugaba con sus peluches.

Sam se asomó bajo la mesa, y tomo al infante. Castiel masticaba el brazo del oso-ángel mirando a Dean.

- Hey. – Saludo el mayor al ver el bebé. - ¿Hace cuánto no somos solo Cas, tu y yo? – Interrogo con nostalgia.

El menor de los hermanos sonrió recordando.

- Buenos tiempos. – Rió con uno de aquellos recuerdos. – ¿Recuerdas cuando quiso hacerse cazador?

- Un jodido desastre. – Acompaño Dean con su risa.

Los ojos azules se concentraron en el Winchester mayor, tirando al suelo su peluche, y escalando a la mesa para llegar a él. Dean se sorprendió ante el repentino plan, pero aun así recibió entre sus brazos al pequeño.

- Es tan extraño saber que Cas tenía una vida antes de nosotros. – Confeso Sam. – Es... difícil de imaginar.

- Al parecer demasiado dolorosa para que nos contara sobre ella. – Argumento Dean.

Sentado sobre la mesa y mirando a Dean, jugaba con sus botones como si fuese lo mas interesante del mundo. Mas frágil e indefenso que nunca. Todo el dolor y sufrimiento de su vida contenidos en un pequeño bebé que solo reía y lloraba a ratos.

- Nunca vimos a Cas llorar. – Remarco el hermano mayor. – ¿Sabes? ¿Como cuando te derrumbas frente a alguien?

- Creo... -Intento analizar. – creo que nunca quiso realmente incluirnos en sus problemas. – Sonrió acariciando el cabello oscuro del pequeño infante. – O tal vez era difícil aferrarse de nuevo a una familia habiendo perdido la propia.

Dean sopeso las palabras de su hermano, sosteniendo las manitos pequeñas del ángel.

En primeros contactos con el ángel, Castiel era una maquina cumpliendo órdenes. Los hermanos podían darse cuenta que esa máquina estaba muy rota ahora, mostrando sus entrañas y aquel corazón tan vivo. Pero lo que lo convirtió en esa máquina había sido dejado atrás mucho tiempo antes de conocerse. El pasado que formo, destruyo y volvió a levantar a aquel ángel, siempre fue un misterio para los Winchester. Teniendo de referencia las vivencias de algunos de sus hermanos, la historia de Castiel eran un montón de trozos que jamas encajaban entre si.

Muchas veces ambos habían tenido el impulso de preguntarles a sus hermanos y padre sobre él, pero siempre habían puesto un freno. Sabiendo el dolor de la familia, el pasado no era un tema fácil para ninguno.

Castiel termino por lanzarse a los brazos de Dean y balbucear palabras en su hombro a la nada.

- Aun así creo que lo hemos visto sangrar lo suficiente para considerarnos en confianza. – Declaro. - Las lágrimas son lo de menos a estas alturas.

Sam sonrió ante aquella conclusión que le parecía más que justa.

- No importa cuánto pase, seguimos siendo Sam, Dean y Cas.