¡¿Dónde esta el bebé?!

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Una voz suave pronuncio el nombre de Castiel, para el bebé sonó justo a su lado. Como hechizado se arrodillo sobre la cama con esfuerzo, buscando la dueña de aquella voz. No había nadie en la oscura habitación, más que su hermano mayor durmiendo tranquilamente.

La voz se escuchó por segunda vez. Cas estiro su piernita lo más que pudo, intentando tocar el suelo, pronto se dio cuenta de que no era posible. Pero en el intento, su oso-ángel cayó al suelo. Pensándolo mejor, se voltio y estiro sus dos piecitos fuera de la cama. Aun no lograba sentir el suelo, incluso cuando quedo casi colgado. Se dejó caer, tambaleándose un poco, pero finalmente estaba en tierra firme.

El tercer llamado sonó un poco más fuerte. El pequeño ángel prefirió gatear para más seguridad y rapidez en la oscura estancia, pero aun llevaba su osito en una mano. La puerta de la habitación cerrada, se abrió lentamente por arte de magia. La luz del pasillo ilumino la carita confundida del menor, pero evito alumbrar a Lucifer.

Castiel siguió su camino por el pasillo, pasando las habitaciones de los nuevos y viejos residentes. Justo frente a la habitación de Sam olvido su oso, embelesado por la voz que continuaba llamándolo. El disfraz de osito fue abandonado también, sin que Cas se lo quitara o se percatara de ello. Gateo hasta las escaleras mirando hacia arriba. Con sus torpes movimientos subió escalón a escalón. Esta vez la voz no la apresuro, temiendo que callera si de distraía. Sano y salvo llego arriba. Nuevamente la puerta se abrió mágicamente ante sus ojos.

- Es tiempo, viejo amigo.

Pronuncio la voz, cambiando su discurso y dándole una extraña sensación al pequeño ángel...


Lucifer se voltio estirándose y cubriendo toda la cama. Su instinto activo todas las alarmas. Abrió los ojos con pánico al darse cuenta del espacio que debería estar ocupado, ahora vacío. Asomo su cabeza hacia los lados y debajo de la propia cama. Nada. Con el terror comenzando a recorrer sus venas, corrió a la habitación de Jack, despertando al nephilim por su repentina intromisión. Pero tampoco estaba allí.

Dejando al joven confundido, continuo su búsqueda por el pasillo mientras miles de horribles finales se agolpaban en su cabeza. ¡¿Dónde demonios estaba?! Encontró el bendito peluche de Castiel frente a la puerta de Sam, y no lo tranquilizo nada. Jack lo seguía aun medio dormido, preguntándole que sucedía.

Aquel disfraz de osito que Dean había comprado semanas atrás, estaba tirado en el umbral que iba a la sala. Las manos de Lucifer temblaron y corrió a la sala mientras Jack empezaba a entender todo, paralizándose. Encontrando el lugar totalmente vacío, la tensión y el miedo lo consumieron, Lucifer solo pudo gritar.

- ¡Castiel!

El desesperado llamado despertó a todos en el bunker, mientras las lágrimas se agolpaban en los ojos del culpable.

- Hermano...

Lucifer se paralizo por un instante. Conocía perfectamente aquella voz profunda y pacífica. Elevo su mirada, topándose con el azul cielo de los ojos de Castiel. Era él, no el bebé, sino el auténtico Cas. 

Volviendo a ser familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora