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Todo lo que se escuchaba eran los murmullos de los invitados, los susurros y palabras que en ese momento que no podía entender, por momentos pensó que su corazón se había detenido mientras todo lo que tenía su atención era la mujer vestida de blanco frente a él, la que ese día se convertiría en su esposa, la mujer con la que haría una vida y una familia, o eso pensó él.

—¿Q-Qué dijiste?—habló por fin, sintiendo un nudo en la garganta.

Miró los ojos azules de la chica cubiertos de lagrimas, ahora no podía ver nada más en ellos que no fuera duda y arrepentimiento, lastimándolo enormemente.

—Lo siento, Tyler, de verdad perdóname—decía la chica mostrando una expresión de vergüenza y tristeza al mismo tiempo—N-No estoy lista para esto, perdón.

—N-No, no, Jenna...¿q-qué quieres decir con que no estás lista?—preguntó sonando desesperado, queriendo tomar su mano pero ella se apartaba.

—N-No puedo hacer esto...

Jenna comenzó a retroceder, bajando la cabeza sin poder mirar a Tyler por lo que estaba haciendo, se dio la vuelta rápidamente y huyó de ahí, tirando el ramo en el camino, ignorando los llamados de su familia y amigos, evitando responder a cualquier pregunta.

Tyler se quedó paralizado de pie en el altar, esperando que todo fuera una cruel broma, pero seguía ahí, solo. Todo era real, ¿lo era?. Bueno, el dolor que le comprimia el pecho en ese momento era más que real, su tristeza y la angustia que lo asfixiaba también era real. ¿Como es que había pasado algo así?.

—Tyler...—la voz de su amigo se escuchó lejana para él.

—No—lo calló cuando intento decir algo más, negando con la cabeza—No, no me digas nada, por favor...

Tyler se alejó de él, sintiendo que el corazón le latía con fuerza cuando recogió el ramo de flores del suelo, lo miró por varios segundos, y después a todos en la iglesia, tantas miradas sobre él lo asustaron, se sentía juzgado y pequeño ante todos, humillado, y simplemente corrió lejos de ahí, escuchó que gritaron su nombre muchas veces pero él solo quería alejarse de todos, de el lugar donde se suponía que iba a unir su vida ante los ojos de Dios con el amor de su vida, pero terminó en tragedia absoluta.

Podía notar que todos lo estaban mirando mientras corría por las calles y no los culpaba, un chico corriendo desesperado con un ramo de flores y vestido de traje no era algo usual de ver. Cuando sus piernas comenzaron a temblar de lo cansadas que estaban se detuvo, no supo cuanto fue que corrió ni dónde estaba, pero en ese momento no le importaba. Recargó su espalda contra un árbol, tratando de recuperar el aire, sus piernas temblaban y se puso en cuclillas, mirando el ramo entre sus manos, comenzó a negar con la cabeza cuando sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería llorar pero fue inevitable, y un sollozar débil salió de entre sus labios.

En ese momento no podía pensar en nada más, no presto atención a su alrededor y simplemente se echó a llorar donde pudo, escondiendo su rostro de todos.

Pero el sonido de una chicharra lo hizo levantar la cabeza, observó su alrededor detenidamente, y notó que estaba cerca de una escuela primaria donde parecía que los alumnos ya habían terminado sus clases.

Se puso de pie y limpió sus mejillas con rapidez, había empezado a salir un montón de gente y no quería ser un espectáculo pero no podía dejar de llorar, las lágrimas no paraban de caer por sus mejillas.

—¿Estás bien?—habló una voz desconocida que lo obligó a mirar, un hombre pelinegro estaba acercándose a él—Joder, que pregunta tan estúpida hice, claro que no estás bien, te ves horrible...oh, siendo haber dicho lo último.

Tyler miró con una mueca a el hombre frente a él, se obligó a dejar de llorar, bajó la mirada y apretó el ramo flores contra su pecho.

—P-Por favor, déjame solo—pidió Tyler en voz baja.

—No fue mi intención decirte algo tan grosero, perdón—volvió a decir el hombre—Sabes, ya te estoy hablando y no voy a dejarte ir solo así.

El castaño suspiró con fastidio, miró al hombre con molestia esperando que solo se fuera pero no se movió ni un poco, rodó los ojos y comenzó a caminar hacia otro lado para alejarse de él, pero se detuvo cuando el hombre extraño se paró frente a él obligándolo a detenerse.

—¿Qué demonios te ocurre?—dijo Tyler con voz temblorosa—Y-Ya estoy teniendo suficientes problemas c-como para que ahora un extraño me tenga lástima y quiera ayudarme sólo porque cree que es lo correcto...lo correcto es que a mí no me pasara algo así, yo no merecía haber pasado algo así, maldita sea, todo iba tan bien...

Tyler comenzó a balbucear, el sentimiento que en ese momento lo lleno fue de odio, estaba enojado, con todo. Consigo mismo al pensar que había hecho algo malo o que no era lo suficiente para ella como para casarse. Miró el ramo de flores entre sus manos y comenzó a destrozarlo, arrancando los pétalos y haciéndolos nada entre sus dedos, tirándolos al suelo con fuerza y furia.

Estaba a punto de tirar el ramo ahora destruido al suelo pero tomaron sus manos, deteniéndolo, respiraba con fuerza e irregularidad, soltaba jadeos entrecortado y sus ojos volvieron a cubrirse de lágrimas mientras apretaba los dientes.

—Y-Yo solo quería que...—Tyler titubeó entre lágrimas—Yo pensé que esto la iba a hacer feliz.

El hombre miró a Tyler con tristeza, sufrir por amor era algo muy doloroso, y por la forma en la que estás vestido podía imaginarse lo que había pasado.

—Oye...—habló con voz suave, tomándolo de el mentón para que lo mirara—Sé que no me conoces y probablemente esté siendo un entrometido, pero me sentiría más tranquilo si aceptas que te lleve a otro lugar para calmarte.

—N-No entiendo cómo podría ayudarme eso...—dijo Tyler con voz débil.

—Bueno, no creo que te haga sentir mejor que estés asustando a los niños—dijo mirando al rededor.

Tyler levantó la mirada notando como los niños a su alrededor lo miraban, bajó la cabeza con vergüenza, notando como seguían mirándolo, y como los padres de aquellos niños los tomaban y alejaban tanto como pudieran de él.

El castaño miró a el pelinegro, podía notar una pizca de ilusión en su mirada, así que asintió.

—No te vayas, ¿está bien?—dijo el hombre pelinegro—Espérame aquí.

Se alejó un poco caminando de espaldas, y luego casi corrió hacia la escuela, eso extraño un poco a Tyler, y cuando el desconocido regresó traía consigo una mochila y una bicicleta, ahora tenía unos lentes.

—¿Trabajas ahí?—preguntó Tyler apuntando a la escuela.

—Sí, soy maestro—respondió con una sonrisa—Mi nombre es Josh por cierto.

—Perdón que no pueda sonreír como tú ahora—se disculpó Tyler ante la amable sonrisa que Josh le dio.

—No te disculpes—dijo Josh acomodando sus lentes—Te invito a tomar algo, ¿qué dices?.

—¿Por qué eres tan amable?—preguntó Tyler extrañado.

—Supongo que me gusta ser amable—respondió Josh alzando los hombros—Entonces...

Josh le sonrió esperando su respuesta, el castaño suspiro largamente y volvió a asentir.

mini fic

Puede besar a el novio   {joshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora