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El tiempo es muy lento cuando intentas superar algún acontecimiento desagradable, triste o trágico, porque aunque en serio quieres poder superarlo y seguir adelante, es realmente difícil desaparecer algo que antes de hacerte sentir miserable, te hacia feliz y dichoso.

Josh a veces se encerraba en su habitación especial, el cuadro sin terminar de Tyler estaba ahí, muchas veces quiso tirarlo, romperlo o arrojarlo a la basura, pero no pudo, no quiso hacerlo, era el único recuerdo que tenía de él y aún no quería perderlo.

Muchos de sus compañeros de trabajo notaron su repentino cambio de actitud, muchos se preocuparon por él. Eso lo hizo sentir un poco mejor, había muchas personas que se preocupaban por su bien estar, Josh ni siquiera sabia que les importaba como estaba, tal vez porque siempre se preocupaba por todos pero realmente no le importaba si los demás se preocupaban por él. Hubo momentos en los que no se sintió tan abandonado, no por otras personas por lo menos.

Pero tampoco dejó que eso lo derrumbara, pasaron semanas en los que se enfocó en su trabajo, hizo aún más pinturas que las que hizo en meses atrás, mantuvo su mente ocupada, pero sabía que no podía engañar a su corazón, aún así dolía pero no como al principio.

Con el tiempo, sus sonrisas se volvieron más sinceras, la convivencia con sus alumnos se volvió otra vez enriquecedora para él. Josh incluso salió con su amiga Annie a una fiesta donde conoció a gente agradable, se sentía bien de nuevo, y ahora al mirar el cuadro de aquel castaño de pestañas largas y piel bronceada, solo sonreía, deseando que fuera feliz después de todo lo que había ocurrido.

Agradecía a Dios que cada vez que se encerraba en esa habitación con ese cuadro, lo único que sentía era agradecimiento, no importaba como fue que terminaron las cosas, Josh era consciente de que él le pidió a Tyler que se fuera sin decir nada, solo que desapareciera, como un bonito sueño del cual despiertas repentinamente aunque no quieras.

—Me hubiera gustado terminarlo—pensó Josh, iba en su bicicleta dirigiéndose a su trabajo—Pero creo que es momento de dejarlo ir.

Y solo sonrió, continuando su camino, apenas pudo llegar a tiempo ya que se distrajo en la mañana charlando con su vecino. El día transcurrió con normalidad, se acercaban las vacaciones y se esforzó para que todos sus alumnos pudieran tener notas impecables, eso lo hizo pensar en que era lo que haría con tanto tiempo libre.

No le gustaba pasar mucho tiempo en casa, por lo que pensó que era hora de romper su gran tarro lleno de billetes que ahorró por mucho tiempo y era tiempo de sus deseadas vacaciones en el lejano pueblo donde vivió su infancia. Su familia tenía una casa ahí, rodeada de la nada, era un lugar pasifico y armonioso, deseaba tanto poder respirar ese aire de libertad.

Luego de que su día de trabajo terminara, Josh se dispuso a hacer unas compras, estaba entusiasmado con la idea de su viaje y quería tener todo lo necesario para cuando ese día llegara.

No estaba huyendo, o tal vez sí, pero que importaba, lo hacia sentir mejor.

Estaba seguro de que se encontraría con muchos paisajes hermoso así que debía de tener todo lo necesario para poder plasmar esos lindos escenarios. Josh sonrió mientras su mente reproducía varios recuerdos mientras miraba los pinceles y los tubos de pinturas de colores, en definitiva, necesitaba ese viaje, necesitaba alejarse de los recuerdos tristes.

🍃


Se encontraba de pie frente a esa casa colorida y llena de flores, un poco vieja pero en definitiva con un aura cálida que te hacía sentir paz.

No era la primera vez que iba, ni la segunda, ni la quinta vez, Tyler había regresado muchas veces a ese escandaloso barrio pero seguía encontrado lo mismo, una casa vacía junto con una ilusión rota.

Puede besar a el novio   {joshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora