Tras la fiesta de Martí, todo vuelve a la naturalidad de antes: exámenes, trabajos, largas tardes de estudio y cuando no, tardes tumbados en las salas comunes del Emerald. Ya refresca fuera: antes de lo que hemos sido capaces, ha llegado el invierno. Por ello, la tarde justo después de que nos den las notas del trimestre, decidimos ir todos a tomar un chocolate caliente a la cafetería del internado.
Mimi y yo llegamos las primeras, reservando la mesa más larga del lugar. Nos sentamos la una al lado de la otra y la miro: tiene los mofletes y la nariz algo coloridos por el frío, y está pendiente del móvil.
Mimi... Ay Mimi. Estos meses con ella habían sido de todo menos lo que realmente imaginaba: tranquilos. Me habían contado cosas suyas que me habían dado a pensar que me iba a meter en líos y esas movidas, pero realmente ha sido siempre un trozo de pan conmigo. Es, sin duda, mi persona favorita aquí dentro. La quiero más que a nadie.
- Ey, amor. - me dice, haciendo que quite la mirada de la puerta de la cafetería. - ¿En qué piensas? ¿Todo bien?
- Sí, sí, tranquila. Oye, que tardan estos en llegar, ¿no?
-Ya sabes como son. A ver si al final vamos a terminar teniendo una cita tú y yo.
Se acerca a mí, con esa sonrisa pícara tan típica suya que tanto me gusta.
-Pues no me importaría, la verdad. - me acerco y la beso. Joder, como besa. Es que es increíble. - ¿Qué haces estas navidades, al final?
-Creo que mis padres han planeado un viaje a San Francisco las dos semanas de vacaciones, pero ya sabes como son. Con suerte me cuentan algo de los planes que me hacen. A lo mejor no es San Francisco si no Murcia o algo de eso. - se ríe, con cierta tristeza en su rostro. Es algo de lo que me había dado cuenta en este tiempo: su relación con sus padres no es muy... fluida, que digamos. A diferencia de a mi, a ella la tienen aquí metida porque sus padres tampoco es que quieran estar muy pringados estando pendiente de ella todos los días. - ¿ Y tú?
- Volvemos a Tenerife una semana y ya otra semana estamos en Madrid. Pero Mimi, en serio. Que ya te lo he dicho muchas veces, si te quieres venir con nosotros, mis padres están encantados.
-Los míos también, la verdad.- posa su cabeza en mi hombro, y comienzo a tocarle el pelo. - Pero si ya tienen algo reservado no creo que les haga mucha gracia.
-Pues preguntaselo.
-Ana, cariño, sin fuese tan fácil ya lo habría hecho, pero sabes que van a pasar de mí.
Suspiramos las dos a la vez. Por mucho que me moleste, tiene razón: preguntarles sería perder el tiempo.
Justo entonces, entran en la cafetería Roi, Ricky, Miriam, Amaia, Juan Antonio, Aitana, Agoney, Raoul y Alfred. Juntos, medio chillando. Efectivamente sí, como personas normales.
-Ey fieras, tranquilidad. - les dice Mimi, cuando llegan a la mesa y empiezan a sentarse. - ¿Dónde coño os habíais metido?
-Tía, que ha habido pelea entre dos chicos de tercero. - contesta Miriam. - Que por lo visto uno llamó al otro maricón y su frágil heterosexualidad le hizo lanzarse a pegarle al otro a mano limpia.
-No me lo puedo creer. - responde Mimi, entre risas.
-Ya ves tía. A mi me llaman maricón y es que lo mínimo que hago es darle un abrazo. - responde Ricky.
-Touché. ¿Quién va a pedir?- dice Mimi, mirando a todos uno a uno.
-¿Que vengan a tomar notas las de la barra, no? Que para eso pagamos. - responde Raoul, con muecas de desagrado.
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come what may // warmi
Fanfictionen uno de los internados más exclusivos del mundo hay tiempo para todo: aprender, disfrutar, llorar, pelear y enamorarse. 🌹