No...

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Notó cuando el omega se alejo de aquel molesto alfa, notando como se dirigía aquel lugar en donde vivía prácticamente solo, haciéndole sonreír por dentro. Oh pequeño, no sabes lo que te espera...

Lo siguió con sigilo, notando como su corazón se aceleraba cada vez que se acercaban a la habitación del menor, notando aquel traje que se aferraba hermosamente a sus caderas, esas pulseras sonando en esta misma, al igual que sus tobillos y muñecas. Era tan precioso, ni siquiera la palabra etéreo podría describir a Jingyi. En sí, sería un insulto poder encontrar una definición exacta.

- Ah... Fue un largo día, pero valdrá todo la pena si pronto puedo dar el gran paso con Wen Ning -escuchó las palabras del más pequeño, haciéndole sentir celos - Pronto tendré una linda marca en mi nuca - Vio como se acarició el cuello con una sonrisa boba - Y tendré a nuestro primer cachorro cuando sea adecuado - apretó sus puños hasta el punto de casi hacerlos sangrar, notando la mirada llena de ilusión que tenía mientras colocaba sus manos en su vientre.

Si antes tenía dudas sobre que hacer con el menor, ahora ya no las tenía... 

¿Quería una marca?, pues tendría la suya, ¿Quería un cachorro?, muy pronto tendría uno en espera, pero todo ello sera de su propiedad, no de un sucio ex muerto viviente que no es su destinado.

Con ello en mente, camino detrás del omega, sintiendo el dulce aroma envolviendo su nariz, haciendo que casi salive en ese mismo instante, era como un lobo feroz acechando a caperucita roja. Al diablo con todo, el quería tenerlo en su merced, deseaba poder probar aquella blanquecina piel, sentir el sabor de su sangre en el momento que mordiera su cuello.

- ¿Eh? - notó que se giró a verlo con leve sorpresa - Sizhui, ¿Que haces aquí? - escuchaba nervios en aquella dulce voz, esa que le volvía loco...

- Estoy aquí por ti - fue mi respuesta más directa, notando su piel colocarse más pálida, oh no, no vas a gritar querido.

Antes que pudiera siquiera intentarlo lo aprese con mi cuerpo, capture su boca con mi mano, apretando fuerte mi agarre a su cintura, llevando a mi omega a su habitación. Lo liberé cuando estuve seguro que no podría escapar, este mismo retrocedió varios pasos chocando sin querer a donde todo daría inicio, su cama.

Me acerque a paso lento, notando el miedo, pero no me importa, pronto este desaparecería para darle paso al placer. Debía darme prisa, pronto acabaría el tiempo, y en estos instantes cada segundo es valioso.

Retiré sus prendas con cuidado, aún escuchando sus suplicas no me detuve, no hasta notar la preciosa piel que tiene, lo sometí con facilidad, besando aquellos dulces labios que poseía, eran cerezas, las más dulces y perfectas que pudieran existir en este mundo.

- Detente por favor - se que no quieres que me detenga, por favor, te conozco desde que somos niños, lo deseas, me deseas, quieres que este dentro de ti, estas adorando el roce de mis dedos en tu ser.

Descendí, tu cuello largo perfecto ahora estaba siendo mordido, besado, dejando mis marcas para que todo el mundo sepa que eres mío, y de nadie más, para que recuerdes que me perteneces.

Tus manos lograron escapar de mi agarre, empujaste mis hombros con brusquedad, me mirabas como si fuera un monstruo,  y tal vez tenías razón, pero entiende, no puedo dejarte ir con otro, te amo demasiado para permitirlo, me enamoraste desde que te conocí, es tu culpa por provocarlo.

Retire mi cinta, aquella que tiene un profundo significado para todos en esta secta, la ate en tus muñecas de manera temporal, es solo para que no irrumpas mi reconocimiento hacia tu cuerpo, sobre todo cuando estoy por llegar aquellas traviesas clavículas que piden ser mordidas con algo de fuerza. Mis manos recorrieron tu perfecta cintura, descendiendo hasta tus piernas, que por cierto son tan largas, tan suaves...

- Ah... - un pequeño gemido escapó de tus labios cuando chupe tu pezón derecho, al parecer gustas mucho de ello. Tranquilo, no solo vine para darme placer a mi mismo, tu también tienes derecho a disfrutar cuando hacemos el amor.

- D-Detente uh... ngh - Tu boca dice que lo haga, pero tu cuerpo en cambio es mas sincero. Tus piernas se apegan a mi cintura, intentando tener más contacto con mi sexo, tratando de estimularlo para poder ingresar en tu interior.

Desaté tu cabello, dejando caer aquellas hebras oscuras, notando la imagen más erótica, estabas tú, con tu cabello desordenado, tus mejillas rojas, tus labios hinchados, tus piernas intentando juntarse, pero mi cuerpo estaba en medio, tus lagrimas descendiendo de tus ojos, mismos que estaban cerrados negando a verme. No importa, tarde o temprano tendrás que hacerlo.

Metí mi dedo en tu interior, notando que estaba mojado, eso me hizo sonreír satisfecho, tu omega interior reaccionaba ante tu destinado, eso es tan tierno, que hasta me hace dar ganas de repartirte besos por todo tu ser, pero me conformo con besar tus labios una vez más.

¡Ouch!, Me mordiste... Comprendo, te gusta lo rudo...

Me lo hubieras dicho antes así no hubiera intentado ser un caballero contigo.

Separo un poco más tus muslos, ingresando mi miembro en tu entrada dilatada, sintiendo como encajaba perfectamente. Pero, tus malditos lamentos arruinan nuestro momento. 

Escucho como llamas entre sollozos al alfa ese, incluso a nuestros "padres", pero nadie puede ayudarte aquí, no podrán socorrerte; en este lugar solo estaremos tu y yo.

Estabas frustrado, te sentías traicionado contigo mismo, dolido porque nadie vino por ti, pero a la vez sientes el placer recorrer tu ser entero, sientes como tus caderas se mueven por más contacto, porque deseas en el fondo que haga un desastre con tu cuerpo.

Las embestidas comenzaron, cada vez iban en un ritmo que iba en aumento. Desate la cinta de tus muñecas, notando que tus brazos perdieron fuerza al caer como si fueran de trapo, tu mirada vidriosa, rogaba porque parara, pero no, a este punto no puedo, lo siento.

El clímax llegó, sintiendo el nudo crecer en ti, quise acercarme a tu cuello para dejar aquella marca que tanto ansiaba poner, pero en un momento inesperado, pusiste tu muñeca, provocando que mordiera esta. Maldición, el tiempo se acabo... 

- Nos veremos pronto... - fue lo único que pude decir, después de todo, hablar durante el proceso estaba prohibido, esas eran las reglas de este objeto...


- ¡NO! - Jingyi sollozó despertando de aquella pesadilla, sintiendo el terror invadir su cuerpo, puede jurar que fue demasiado real, incluso sus caderas dolían, pero no solo eso, si no que con terror notó su muñeca mordida por los colmillos de un alfa, su alfa original... Lan Sizhui...

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holaa, ¿Como están?, espero que bien, bueno... les dejo este capitulo *desaparece*


OMEGA CODICIADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora