XXIV. La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? ¿No?

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Capítulo medianamente largo
Voy a hacer una cosa, ¿vale? Cuando tenga más de 10 comentarios este capítulo subiré el siguiente🙂

Hoy a la mañana han llegado Shikamaru, Naruto, Sakura y Gaara. Tengo sentimientos contrariados. Por una parte, me alegro de que hayan venido, pues quizás traigan noticias sobre _______, pero por otra parte, solo quiero a Gaara lejos de mi.

Sé que es el Kazekage, pero la impotencia me invade cada vez que le veo andar. Es una sensación extraña.

—¡Neji! —me llama a gritos Naruto.

—¿Qué pasa?

—Necesito que vengas conmigo al despacho de Kakashi-sensei. Trae también a Narue, la necesitaremos.

Eso me da mala espina. ¿Para qué quiere el Hokage ver a Narue? ¿Habrá pasado algo malo? Quizás... ¿Habrá pasado algo y se tiene que cancelar la boda...?

Llamo a Narue y los dos vamos a dónde el Hokage. Allí, Naruto, Sakura, Shikamaru y Gaara esperan junto a Kakashi. Aprieto los puños, recordando lo último que nos dijimos.

—Bien, ya estamos todos —dice el peli plata en cuanto nos ve. Shikamaru cierra la puerta detrás de nosotros, y vuelve al frente—. Sakura, adelante.

—Gracias —la pelirosa se acomoda el pelo, abre la carpeta que lleva con ella y saca unos informes, que deja en la mesa de Kakashi—. Estamos aquí por el caso de _______ Kawasaki, la cual hace muy poco fue envenenada en un restaurante de Sunagakure. Según los informes hechos por Tsunade-sama, Ino, yo y los demás especialistas en venenos, hemos llegado a la conclusión de que es proveniente del País de las Olas —echa una furtiva mirada a Narue, la cual mira con cierto interés a la Haruno—. Por eso te hemos mandado llamar, Narue Nakahara. Tú eres hija de un gran noble de ese país, y has vivido allí desde siempre. Tenemos la creencia de que tú sabes algo sobre el veneno. Que podrías facilitarnos la información. Es algo muy importante para la nación del fuego.

—¿Y qué gano yo a cambio? —dice, mirándose las uñas con desinterés.

Los cuatro se miran entre sí, sin saber muy bien qué decir. Y a decir verdad, yo tampoco sé qué deberían de decir.

—Salvar a una persona —habla Gaara—. Es una buena acción que deberías hacer voluntariamente, sin pedir nada a cambio.

Lo que dice tiene lógica, pero mi mente no puede evitar reproducir sus palabras sin burla. ¿Qué tan ñoño puede ser Gaara? Me saca de mis casillas.

Narue se lo piensa un poco, jugando con su pelo. Estoy seguro de que no aceptará así de gratis. Es interesada.

—Aceptaré con una condición —finalemente, abre la boca. Pero para nada bueno. Mejor no intento imaginar qué va a proponer—; quiero adelantar nuestra boda —Narue me coge de la mano y la aprieta. Todos, incluso Gaara, miran el apretón que me acaba de dar—. Mínimo un mes.

¿Cómo que adelantarla? ¿No le vale ya que sea a mediados de año? Quedan cuatro meses para tener que casarme. ¡Cuatro!

—Oye, Narue, yo no sé si esto...

—Está bien —me interrumpe Kakashi—. Tienes mi consentimiento. Pero tendrás que hablarlo con tu padre y Hiashi.

A Narue se le posa una sonrisa de felicidad.

Pero yo quiero gritar. Quiero gritarle a Kakashi que por qué va a consentirlo, cuando él mejor que nadie sabe de mí, de nosotros. Quiero gritar ahí mismo que ni de coña lo adelante, es más, que lo anule, que retire el permiso de residencia de los Nakahara de Konoha y el consentimiento de matrimonio. Mas no digo nada, y solo aprieto fuertemente mis puños, haciéndome marcas de uñas en las palmas.

Hyuga, siempre fue Hyuga »Neji y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora