por si acaso

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*Maximiliano*
Hacia ya dos meses desde que le conté aquella historia  a Sara.
Desde entonces vivimos escondiendonos, ya que el cabrón de Franco tiene  gente en todas partes...
¡Si Sara no es mía no va a ser de nadie!
Mi padre se cree que no me he dado cuenta que esta encaprichado de ella....
Le había visto obsevandola dormir y tocarse, mientras me creía dormido... Pronto me quitaré al viejo del medio y me la llevaré lejos de aquí.
Y si aún así no quiere estar conmigo... Se de un burdel en China en el que me darían un buen dinero por ella, después claro está de que me ceda la Tormenta...
¡Hasta luego, Max!-dijo Sara interrumpiendo mis pensamientos.
¿A donde vas? -dije
Por ahí a dar un paseo estoy aburrida de estar encerrada. -contestó.
Pues será otro día señorita, porque en una hora vamos a atracar otro Banco. -dijo Hugo entrando en la habitación.
*Franco*
Era la hora de comer, así que fuí hacia la cafetería de en frente de la comisaría. Pedí lo de siempre unos filetes de pollo empanado y patatas fritas, pero cuando fuí a pagar me encontré con un problema.
Lo siento, Franco pero el lector de tarjetas no me funciona... -dijo Maura la camarera-se lo apunto y ya después me paga ¿okey?
Esta bien-dije terminandome el café.
Que raro... el móvil tampoco funcionaba bien...
Y la radio del coche patrulla tenía interferencias...
¡Oh venga! ¿Los cajeros tampoco?-refunfuñé entrando dentro del Banco.
Buenos días-dije a la mujer de la ventanilla -quisiera sacar 100€, he entrado por que los cajeros no funcionan.
Si, estamos teniendo problemas técnicos hoy, disculpe las molestias -contestó la mujer, dandome el dinero.
De pronto sonó un disparo.
¡Que nadie se mueva! ¡Todos  al suelo! -gritó un hombre con un pasamontañas cubriéndole la cara y armado con una escopeta, seguido de otros dos más.
Vaya,vaya,vaya... -dijo uno de ellos -un representante de la ley... Jajajajja.
Entonces, me di cuenta de que uno de ellos era una mujer.
¿Podría ser que después de buscarla por dos meses me la volviera a encontrar?
¡Camina! -dijo empujandome a la Caja fuerte.
Levanté la mirada y me encontré lo que estaba buscando....unos hermosos ojos azules.
Yo me encargo -dijo mientras los otros dos llenaban las bolsas de dinero.
De un momento a otro hubo un gran revuelo.
¡Policía que nadie se mueva!-gritaron varias voces.
Ella miró para todos lados e intentó escapar, lo cual no logró pues yo ya la tenía contra la pared y le había quitado el pasamontañas.
No digas ni una palabra-susurré en su oído. 
¿Agente se encuentra bien?-dijo uno de mis compañeros.
Si, gracias, me llevó a esta rehén, es un familiar mío.
Esta bien, nosotros nos ocupamos de los demás.-contestó.
Agarré la mano de Sara y la saqué por la puerta trasera.
Abrí mi coche patrulla.
Entra-dije secamente.
No -contestó cruzándose de brazos.
Como quieras -dije agarrandola y metiendola en el coche.
¡Sueltame!-gritó forcejeando  e intentando golpearme.
La sujeté las manos y la besé con furia sujetandola por la coleta, odiaba cuando se recogía el pelo....
Al principio se resistió, pero esa resistencia duró hasta el momento en el que metí mi lengua en su boca, agarré la goma de su coleta y me deshice de ella, dejando su pelo totalmente suelto dejándome ver lo mucho que le había crecido.
Al separarme de ella tenía el aliento agitado y temblaba como una hoja.
Estate quieta-susurré contra sus labios.
Ajumm-dijo mientras se acariciaba los labios.
Antes era ella la que me dejaba a mí así...
Arranqué el coche y la llevé al único sitio en el que estaría segura...
Segura en ko referente a Maximiliano y Hugo, poque en lo referente a mí...
La miré de reojo antes de bajar y abrirle la puerta.
No quiero!-dijo agarrándose al sillón.
¿Prefieres pasar la noche en el calabozo? -dije muy serio.
No contestó, simplemente salió del coche.
Antes de que intentase nada  esposé mi muñeca derecha a su muñeca izquierda.
Miró las esposas sorprendida.
Por si acaso-dije y ella rodó los ojos.

Mi Bandolera (segunda parte de Mi Malvado Vaquero) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora