Despertar agridulce

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*Franco*
Me desperté, siendo aún de noche, con Sara a mi lado...
Estaba dormida abrazada a mí, con nuestras manos entrelazadas

Mientras miraba su cara, me puse a pensar en que pasaría cuando recordase todo

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Mientras miraba su cara, me puse a pensar en que pasaría cuando recordase todo... Seguro querría vengarse... Se me encogió el estómago de solo pensarlo...
*Sara*
Me sentía en una nube.
Estaba abrazada a Franco... ¡Mi marido! Nunca me cansaría de decirlo... Mío mi marido... Mío y solo mío...
El sol me daba en la cara,provocandome un importante calor,pero no quería moverme, estaba muy agusto con la cara en su pecho y sus brazos a mi alrededor...
¿Vas a seguir mucho rato así?-dijo Franco acariciando mi espalda con un dedo, haciendome estremecer.
Me sorprendió notar que me dolía cierta parte de mi cuerpo...lo que me hizo gemir.
Franco rompió a reír.
La próxima vez seré más cuidadoso... -dijo acariciando mi cadera.
Ah... Casi lo olvido -dijo abriendo uno de los cajones-toma esto es tuyo amor.
Me puso mi alianza de boda en el dedo y me besó con ternura, no quería romper ese momento tan bonito pero me estaba asando.
Tengo calor -dije quitandome la sabana de encima, entonces ví la macha de sangre en las sabanas.
Hay no.... -dije mirando la mancha que llegaba desde mi trasero hasta mis rodillas.
Me levanté y salí corriendo al baño.
Sara... Ven no seas tonta... -dijo agarrándome de la cintura y metiéndose conmigo en la ducha.
Empezó a lavarme con su champú y su gel.
Franco, eso es de hombre... -dije al sentir el olor.
Se pegó a mí espalda.
Quiero que huelas a mí... -dijo y después mordió el lóbulo de mi oreja, bajó por mi cuello y antes de darme cuenta tenía un chupetón entre el cuello y el hombro.
¡Franco! -grité dándome la vuelta pero al ver su cara se me olvidó lo que iba a decirle.
Nos besamos bajo el agua hasta que sonó el timbre de la puerta.

Salimos de la ducha y Franco fue a abrir mientras yo hacia algo para desayunar.
Escuché la voz de Leticia así que escuché con atención.
†CONVERSACIÓN†
¿Que haces aquí? ¿Quien te ha dado mi dirección? -dijo Franco.
Eso no importa Franco... Necesitaba verte... -dijo Leticia.
¿Para que? Pasa algo en el trabajo? -dijo él.
Noo... Quería verte para hablar de nosotros... -dijo ella y me asomé justo a tiempo para verla intentando tocar el pecho desnudo de Franco, pues él solo llevaba una toalla en la cintura.
No aguanté más, agarré un paquete de galletas, otro de magdalenas y salí.
Mi amor, que quieres desayu... -dije y me quedé callada haciéndome la sorprendida.-uy... No sabía que estabas hablando con tu compañera de trabajo...
No pasa nada, quiero  galletas -contestó Franco dirigiendo una mirada traviesa a mi Albornoz abierto más de la cuenta aposta.
La cara de Leticia era una mezcla entre tristeza y furia.
¿¡Que hace esta aquí!? -gritó señalandome.
Agarré el cuello del albornoz abriéndolo un poco más.
¿Tu que crees? -dije desafiandola con la mirada.
Para mi sorpresa se hechó a reír.
No eres más que una cualquiera¿asi compras tu libertad, abriéndote de piernas? -dijo mirándome de arriba a abajo.
Quería provocarme...
Levanté la barbilla y solté una carcajada.
Haber, ya que tienes tanto interés,  te explicaré...
Resulta que este hombre que esta aquí es mío-dije interponiendome entre ella y mi marido- ¡aquí la única que se ofrece para abrirse de piernas eres tú!
¿Tuyo? -dijo y soltó una carcajada-que más quisieras.
Levanté mi mano ante su cara enseñandole la alianza.
Soy su esposa -dije con una sonrisa triunfal- desde hace más de un año. ¿Te ha quedado claro quien sobra?
¡¡MENTIROSAAAA!! -gritó como loca-¡tú eres solo una estúpida ladrona!
Se lanzó contra mí ,en un momento la tenía con la cara pegada al suelo y el brazo retorcido a su espalda.
Vete de aquí Leticia -dijo Franco levantándome para que la soltara.
¡Me las vas a pagar, lo juro!-gritó señalandome.
Cerró la puerta y me miró alzando una ceja.
¿Que? -dije cruzada de brazos.
¿Quien te ha enseñado eso?
-dijo apoyado en la puerta.
Max y Hugo me entrenaron duramente... -dije mirando hacia otro lado.
Franco entrecerró los ojos.
¿Como que duramente? -preguntó acercándose pero yo no quería contestar a eso...
Sara... -dijo agarrando mi barbilla-cuentamelo.
Aquellos días llegaron a mi mente... Y empecé a contárselo según lo recordaba.
*flashback*
¡Vamos Nicole, defiendete! -gritó Max, mientras me lanzaba otra vez el látigo.
¡Basta no puedo! -grité.
Tus enemigos no tendrán piedad... -dijo Hugo entrando con aquel artilugio que tanto temía en la mano...
Era un látigo con pequeños garfios en las puntas, que arrancaban la piel cuando la tocaban... Una vez me dió en la nuca y se llevó un trozo de carne...
Vamos... -dijo haciendo sonar el látigo-¿no querrás otra marca como la del cuello?
Los esquivaba como podía...
Días después cambiaron los látigos por pistolas eléctricas...
Después barras de hierro..
Después vino el cuerpo a cuerpo...
Cuando terminé de hablar Franco estaba  furioso.
Agarró el cuello del A
albornoz y miró mi nuca viendo la cicatriz irregular.
Debi de haberte protegido mejor... -dijo apoyando su frente en mi coronilla-soy un inútil...
Noo... -dije dándome la vuelta y abrazandole -no es tu culpa amor...
Él me apretó contra su pecho.
Te juro que nunca nadie volverá a hacerte daño -dijo con su boca pegada a mi cuello.

Mi Bandolera (segunda parte de Mi Malvado Vaquero) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora