Sombra

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*Franco*
Hacia ya dos meses que Sara había despertado, estábamos preparando las maletas para volver a la Tormenta y Sara estaba de los nervios andando de un lado a otro.
Solo estoy embarazada... No me voy a romper... -dijo por enésima vez enfurruñada.  Lo sé amor... Pero no vas a llevar maletas, conformate con llevar esto -dije dándole su bolso y un neceser.
Mis suegros nos esperaban en el coche guardando maletas.
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Llegó el momento de  tomar el avión, Sara y yo íbamos a la hacienda y mis suegros a las Bahamas, querían pasar una merecida Luna de miel en la playa, pero nosotros solo queríamos volver a nuestra adorada hacienda,tantos recuerdos viejos que atesorar y tantos nuevos para crear...
Sara se quedó dormida con la mano apoyada sobre su vientre y con la otra entrelazada con la mía.
La miré dando gracias a Dios por tanta felicidad, no sólo había recuperado al amor de mi vida si no que también iba a ser padre, íbamos a ser una familia, una hermosa y feliz familia después de tantos problemas.
El avión comenzó a descender y pude ver el aeropuerto de Horneros.
Por fin... -dijo Sara a mi lado.
Cuando llegamos a la puerta de la hacienda Sara se quedó parada y al mirarla ví como por sus mejillas caían gruesas lágrimas, a pesar que en su boca estaba la mayor sonrisa que había visto nunca.
¿Amor,estas bien?-dije cogiendo su barbilla para que me mirase.
Si... -dijo sonriendo-es que  por fin estoy en mi hogar...
Abrió la puerta y una enorme bola de pelo saltó hacia nosotros.
¡Reina! -gritó alguien desde la casa -quieta...
La perra no la hacia el menor caso.
¡Reina, stop! -dijo Sara y la perra, se sentó ladeando la cabeza.-¿donde está mi nena peluda? ¿Quien es mi peludita?
La perra al oírla se volvió loca, meneando la cola y lamiendo sus manos.
Entonces se escuchó un furioso relincho.
Diablo... -dijo Sara entrando en las caballerizas.
Diablo estaba atado a un poste y encerrado lejos de los demás.
En ese momento Lidia y Héctor vieron a Sara y corrieron hacia ella, ver a mi hermana ,ya no sólo andar, si no correr me dejó de una pieza. Los tres se abrazaron.
Llegue hasta ellos justo cuando Sara preguntaba
¿Porque Diablo esta hay dentro?
Ambos parecían incómodos.
Es que... Diablo a estado algo... irritable desde que Altanera tuvo el potrillo, no deja que nadie se acerque a ellos y... en fin el potro necesita socializar con la manada o no le aceptaran como parte de ella... -dijo Lidia.
¿Potrillo? -dijo Sara sonriendo-¿mi cabezota es padre? ¡Quiero verlo!
Sara abrió el portón donde estaba Diablo.
¡Sara es peligroso! ¡Hace mucho que no te ve! -dijo Héctor intentando sujetarla.
Hola, grandullon -dijo Sara entrando y soltando la cuerda de Diablo y sacando algo de su bolso.
¿Crees que me he olvidado de tí? -dijo dándole algo.
¡Una zanahoria! Esta mujer pensaba en todo...
Diablo frotó su cabeza contra la frente de Sara.
Yo también me alegro de verte -dijo -ven vamos a ver a tu hijo.
Montó sobre él sin montura ni nada y ante nuestro asombro salió galopando hacia la manada.
Cogimos un par de caballos y la seguimos, pero ninguno era tan rápido como Diablo.
Para cuando quisimos llegar Sara ya estaba junto al potrillo acariciando su crin junto a Diablo que pastaba a su lado y Altanera que estaba tumbada a la sombra de un árbol.
El potro fué junto a su padre y Sara se tumbó con Altanera.

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Yo la observaba recordando aquella mocosa irritante que me sacaba de quicio sin poder creer en la mujer tan fascinante en la que se había convertido

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Yo la observaba recordando aquella mocosa irritante que me sacaba de quicio sin poder creer en la mujer tan fascinante en la que se había convertido.
Es increíble... -dijo Héctor-nadie a podido acercarse a la manada, ni a Altanera y mucho menos al potrillo...
Es como si...
La reconocieran-completé sonriendo.
Ven pequeño -dijo Sara y ¡sorprendentemente el potrillo obedeció! Definitivamente mi esposa nunca dejaría de sorprenderme...
Tú-le dijo a Diablo-eres un cabeza dura ¿sabes? Sombra necesita vacunas y cuidados asi que más te vale no meterte ¡¿Oiste?!
El caballo la miró y... ¡Fué a tumbarse con Altanera!
Así me gusta -dijo con las manos en las caderas-juiciosito ¿¡oyó!?
Mientras traía al potrillo hacia nosotros, que la esperábamos con la boca abierta, Diablo observaba cada uno de nuestros movimientos.
Señores -dijo Sara -sonriendo como nunca -les presento a el pequeño Sombra.
¿Sombra? -dijimos los tres a la vez.
Si -así se va a llamar este pequeñin.Sin que nos diéramos cuenta Diablo había llegado hasta nosotros y apoyando su enorme cabeza en el hombro de Sara relinchó.
¿Y ahora que te pica Diablo?-dijo Sara dando un bote.
Pero el animal no la miraba a ella... si no a mí.
Oh... Vamos grandullón... -dijo Sara dando una palmadita en el cuello de Diablo. -¿por que no haceis las paces eeh?
Tu ya eres padre de familia y él pronto lo será ¿que ejemplo le vas a dar a tu hijo eeh?
¿Pronto?-dijo Lidia abriendo mucho los ojos.
Si, pronto... Como en unos seis meses... -dijo sonriendo mientras Lidia soltaba un grito y la abrazaba.
Diablo no se movió del sitio.
¿Puedo? -dijo Lidia.
Sara se apartó y Lidia se acercó a Diablo mientras él daba pasos hacia atrás.
Diablo... -dijo Sara alzando una ceja-no muerde eeh...
Entonces para mi tremenda sorpresa Diablo se acercó a Lidia permitiendo que lo acarariciase.
¡Dios mío! -dijo Héctor alucinado-¿pero tu que les haces a los caballos?  Esto no es normal...

Mi Bandolera (segunda parte de Mi Malvado Vaquero) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora