mi marido

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*Sara*
Salí del coche y antes de que pudiera escapar me encontré esposada a aquel policía molesto.
Entramos a un lujoso, aunque frío edificio, parecía más un tanatorio o un hospital que una casa, todo era demasiado... Aséptico...
Entramos en el ascensor de madera color vino y justo cuando se cerraba el ascensor me empujó contra la pared, besándome, mis intentos de resistencia fueron en vano, pues puso mis manos sobre mi cabeza mientras seguia besándome, me volvían loca sus besos...
Empecé a devolverle el beso, pero el ascensor se abrió y se separó de mí, dejándome jadeando y con el corazón acelerado.

Tiró de mí, hacia una puerta de madera que se abrió silenciosamente

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Tiró de mí, hacia una puerta de madera que se abrió silenciosamente.
La casa no estaba nada mal, pero seguía siendo demasiado aséptica, al igual que el edificio...
Ven -dijo pegandome a él, se me aceleró la respiración al tenerlo tan cerca, entonces soltó las esposas pero la magia no se rompió.
Agarré su muñeca y él miró mi mano inexpresivo, se le veía tan triste y apagado...
El olor de su colonia llegó a mi nariz y un grupo de imágenes se reprodujeron en mi mente como un video.
Él callendo sobre mí...
Él curando una horrible herida en mi muslo...
Él y yo sobre un caballo...
Él haciendome el amor...
Entonces uno de ellos me golpeó con fuerza...
«Yo os declaro marido y mujer, lo que Dios a unido que no lo separe el hombre, puede besar a la novia.... »
¡No podía creerlo, Max me había mentido!
Franco era mi.... ¡mi marido!
Levanté la mano hacia su cara y él me miró extrañado. Me cogió la mano y sentí electricidad por todo mi cuerpo...
Enredé mi mano en su pelo y lo atraje hacia mí besándole suavemente,mientras él me devolvía el beso con sorpresa.
Caí sobre el sofá,con Franco sobre mí, nuestros cuerpos se rozaron íntimamente y de mi boca salió un gemido.

Entonces se detuvo y se levantó

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Entonces se detuvo y se levantó.
No... No puedo... -dijo con voz torturada.
Me levanté y me abracé a su espalda, por alguna razón  sabía que esto estaba bien,  además él no me repugnaba como Max... Todo lo contrario, me volvía loca con un simple roce,con una caricia o simplemente con un beso...
¿Porque? -dije en su oído, causándole un escalofrío.
Sara... -dijo advirtiéndome.
Le dí la vuelta y me puse de puntillas, alzando
hacia él los labios entreabiertos y, sujetándole la cara entre mis manos
Por favor... -dije y él inclinó la cabeza rozé suavemente su boca, le pasé las
manospor el cuello y lo atraje hacia
mí...
Por favor...-susurré contra sus labios.
Trató de hacerse fuerte para resistir, pero mí lengua se deslizó por suboca, hurgó, tímida, pasando
entre los dientes, por la piel sensible
de la parte interior de los labios.
Exhalando un sonido gutural, me apretó
contra él, inclinó la cabeza y unió nuestros cuerpos, con un jadeo.

Nuestras lenguas se toparon en un sedoso encuentro, y nueatros cuerpos se
apretaron entre si. Nuestros corazones parecian chocar, pecho a pecho, y la excitación seconvirtió en una tormenta.
Su boca sabía a café y me tentaba más de lo que hubiese podido
imaginar. Ninguno de los besos que había experimentado me sacudieron como este. Pensé que, si no podía ser
mio para siempre,moriría.
Que extraño pensamiento,dado el hecho de que ya era mio...mi marido...esa realidad me sacudió en el bajo vientre,
pero, de repente, él se apartó y me arrancó los brazos de su cuello.
Estas confusa Sara... No recuerdas nada y yo no voy a... hacer nada, hasta que me recuerdes y... -dijo tan rápido que se le trababa la lengua, mientras yo me acercaba a él y ponía las manos en su cuello sorprendiendole

Bajé mis manos por su pecho hacia su brazo y tracé con mis dedos una cicatriz cerca de su muñeca, un recuerdo cruzó mi mente, un perro saltando hacia él y mordiendo su brazo

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Bajé mis manos por su pecho hacia su brazo y tracé con mis dedos una cicatriz cerca de su muñeca, un recuerdo cruzó mi mente, un perro saltando hacia él y mordiendo su brazo... Perro... No... Perra...
Reina-susurré y escuché su jadeo de sorpresa, por lo que levanté la vista hacia él.
Llevó la mano a mi cara y pasó un dedo sobre esa cicatriz cerca de sien.
Mueble del pasillo-dijo con una sonrisa, pasó su mano sobre mi muslo derecho por encima de mi pantalón.
Oso -dijo dejándome de piedra, siempre había pensado en como me había hecho esa cicatriz tan fea pero nunca pensé que un oso fuera el responsable...
Masajeé mis sienes ya que había empezado a dolerme la cabeza.
Ya está bien por hoy -dijo abriendo unos cajones y sacando una manta, la cual puso en el sillón.
¿No vas a dormir conmigo?-dije extrañada.
No Sarita,te amo demasiado para aprovecharme así de tí gringuita -dijo y me sentí bastante desilusionada.
¿Gringuita?
Entonces el dolor se intensificó.
Sarita... Sarita... Mocosa... Niña consentida... Gringuita...Mi Patroncita bella...
Aggg! -grité agarrandome la cabeza.
¡Sara!¿que pasa? -dijo rodeandome con sus enormes brazos ¿cuando habían crecido tanto?
Sueltame, me asfixias Charrito... -dije mirando sus ojos con una sonrisa.

Mi Bandolera (segunda parte de Mi Malvado Vaquero) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora